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jueves, 6 de noviembre de 2014

Lección 2, Grado Segundo, Primera Orden

Paz Tolerancia y Verdad

Vamos a dar un salto atrás en el tiempo y nos vamos a ceñir exclusivamente a los conocimientos históricos. 

Aquí no habrá cabida para ningún tipo de mito o leyenda inventada. No vamos a hablar de la Naometría, de Simón Studión ni de los Fideli D´Amore y Dante Aliguieri, a los que podríamos denominar, junto con otros muchos, como los antecesores o inspiradores.

Algunas escuelas rosacruces toman el Siglo XVI como el origen de la Orden de los Rosacruces; dado que es el siglo en el que supuestamente habría nacido Christian Rosentkreuts; pero dado que es un Personaje de Ficción, protagonista de una Novela Iniciática: Las Bodas Alquímicas de Christian Rosentkreutz (1616); pero ni siquiera, a esa temprana edad de su Autor: Valentín Andreae (1586-1654); podríamos decir que nace el Fenómeno Rosacruz. Más que Orden, Fraternidad u otro tipo de Organización deberíamos hablar de Movimiento, el Movimiento Rosacruz.

El Movimiento Rosacruz nace en el siglo XVII, con la publicación en 1614 Kassel Alemania, de su manifiesto más conocido: La "Fama Fraternitatis Rosae Crucis" que fue publicada originalmente exclusivamente en alemán. Un año después, en 1615, fue publicado el siguiente opúsculo de la supuesta Orden Rosacruz, la "Confessio Fraternitatis" que salió tanto en latín como en alemán. Aunque las Bodas Químicas estaba escrita con mucha anterioridad, en la temprana juventud de su Autor, no sería hasta 1616, un año después de la Confessio que saldría a la luz.

Cualquier avispado lector podrá pensar que habiendo salido con anterioridad, de forma consecutiva, los opúsculos previos que podría tratarse de un novedoso método de marketing para lanzar la novela mítica de la Bodas Químicas; pero lo cierto es que, cualquiera que haya leído las tres obras podrá darse cuenta que el estilo literario de los dos opúsculos previos es muy diferente del utilizado en la hechura de la Obra de Ficción. 

Los más escrupulosos historiadores de los manifiestos rosacruces dan por hecho que aunque sigan siendo anónimos, puede atribuirse con toda seguridad que salió del denominado Círculo de Tubingia y al que pertenecieron además de Valentín Andreae, Christopher Besold y Tobías Hess. Se denomina Círculo a lo que vendría con mucha posterioridad a denominarse como Generación Literaria y estaba formado por gentes de la misma generación y que estarían implicados en la edición de libros de algún modo, como editores, escritores, impresores, etc…

En realidad, el Movimiento Rosacruz, El Círculo de Tubingia, nace en torno  a una familia real protestante Federico del Palatinado e Isabel Estuardo, la hija del Rey Jacobo VI y que estaba enfrentada al Imperio Católico de los Habsburgo; este último fiel brazo armado de la contra reforma de Roma. La Historiadora Frances A. Yates (1899-1981), denomina a todo este periodo convulso; pero de una inmensa creatividad como el Iluminismo Rosacruz y lo considera como una especie nexo de unión entre un tardío Renacimiento de los siglos XV y XVI y un preámbulo de la Ilustración del Siglo XVIII. Los Manifiestos ofrecían tributo al que consideraban, si no su fundador, al menos su patrón: Paracelso (1493-1541)

Fue un Periodo, el Siglo XVII, donde sin abandonar las artes herméticas y la magia de los siglos anteriores ya se va vislumbrando la naciente ciencia y su consecuente tecnología que se podía mostrar al mundo de la época en forma de los más sofisticados autómatas hidráulicos y sus maravillosas fuentes sonoras.

En realidad no existe constancia histórica alguna de la existencia de alguna institución denominada como Rosacruz hasta el Siglo XVIII, donde toma dicho nombre una "Obediencia" Masónica dedicada al Hermetismo, la conocida como Rosacruz de Oro y en cuyo seno se editaría el famoso libro de imágenes, "Los Símbolos Secretos de los Rosacruces de los siglos XVI y XVII"; pero sí es cierto que durante todo el Siglo XVII, a partir de la publicación de los manifiestos se produjo como un generalizado murmullo que permeabilizó a todos los estamentos de la sociedad. 

Más que miembros de una supuesta Fraternidad cuya existencia, hoy día, es imposible de demostrar, hubo grandes hombres interesados en esos invisibles y etéreos rosacruces. Uno de ellos fue el médico alemán Michael Maier (1568-1622). Por otro lado el también médico e Inglés Robert Fludd (1574-1637) quien tras su visita al Continente llevaría las ideas rosacruces hasta la islas británicas.

Sería en las propias islas, donde Elías Ashmole (1617-1692) quien tenía en su poder, manuscrito de puño y letra, la Fama Fraternitatis de los Rosa Cruces, uno de los primeros masones especulativos y asimismo uno de los impulsores del Colegio Científico de la Royal Society.

Podemos ver como, por un lado, las ansias científicas de los manifiestos rosacruces tomarían cuerpo en las islas británicas de la mano de la Royal Society a la que pertenecieran tanto Francis Bacon (1561-1626) como Newton (1643-1727) y por el otro, influye en la formación de una institución ecuménica de ayuda mutua, ya fuera de los ámbitos de la mera construcción arquitectónica, como fuera la Franc-masonería especulativa de masones aceptados.

Los historiadores más serios están de acuerdo que es solo entonces cuando las ideas de un movimiento que, supuestamente, jamás tuvo un cuerpo físico identificable se materializó en la formación de la Royal Society a remedo del famoso Colegio Invisible de los rosacruces y en la Franc-masonería como Orden Secreta dedicada al progreso de la humanidad y al entendimiento ecuménico entre las diferentes corrientes religiosas.

Dado que en la época de la Ilustración y con el nacimiento de la Ciencia, los orígenes mágicos, herméticos y astrológicos quedaron relegados al olvido, dado que la Royal Society solo aceptaría el método científico; por otro lado, de la mano de algunos de los nuevos masones especulativos, no operativos, surgirían los movimientos rosacruces del Siglo XVIII y XIX y de los cuales ya hemos hablado aunque de forma somera pero suficiente.

Para finalizar daremos nuestra conclusión basada en el conocimiento histórico del Movimiento Rosacruz:

La Rosacruz no es otra cosa que una manifestación espiritual, de carácter electromagnético, La Gnosis, que está ahí con el fin de impulsar cambios drásticos y mutaciones tanto en la Sociedad como en los individuos, tanto en los planos mental y espiritual como en el físico. El nombre Rosacruz es tan goloso que tarde o temprano terminan surgiendo instituciones inspiradas en el Movimiento Rosacruz y toman prestado su nombre.

Como toda Institución material sujeta al ritmo cíclico de nacimiento vida y muerte, las fraternidades rosacruces son perecederas; pero así como unas desaparecen otras van tomando su lugar ofreciendo, si no las mismas enseñanzas, al menos sí su contenido simbólico y espiritual.

Cualquier Historia de los rosacruces que no concuerde con el esbozo aquí mostrado, tenga en cuenta el lector que es puro mito. Es cierto que se podrá hablar de antecedentes e influencia de organizaciones gnósticas muy anteriores y que podríamos remontar a las civilizaciones griega, egipcia e incluso sumeria; pero seríamos inexactos si utilizamos el término Rosa-cruz para denominarlas.

La Rosacruz no fue otra cosa que el Movimiento Iluminista que precedió a la Ilustración como heredero del fructífero Renacimiento. Hija de su época, durante el nacimiento de la Imprenta y de la Reforma Protestante y convulsionada por las terribles guerras de religión que tanto odio y separación produjera entre los propios cristianos.

Un Movimiento que quizá quiso, sin conseguirlo, hermanar en una federación a las disgregadas iglesias protestantes con el fin de plantar cara ante la poderosa y omnímoda Iglesia católica. Quizá no consiguiera formar esa Federación Cristiano-Protestante pero consiguió que Iglesias heréticas muy antiguas, como la Valdense pudiera salir a la luz y respirar el aire de una nueva época.

Se retomarían los idearios templarios de los Fideli D´Amore y la Burguesía, cada vez más poderosa, iría sustituyendo a la decadente nobleza de más rancio abolengo. Los descendientes de los cruelmente asesinados albigenses saldrían a la luz y mostrarían libremente su pretendida herejía, su verdadero cristianismo primitivo.

Una herejía que había sido ocultada en la extraña simbología del hermetismo y la astrología, de la alquimia y de la cábala judía, de los símbolos de los maestros canteros dejados como mensajes eternos en las catedrales góticas y en los incomprensibles dibujos de los naipes de los gitanos.

Hoy en día, en el seno de muchas de las organizaciones mencionadas en la lección anterior, se siguen estudiando dichos jeroglíficos que un día fueron ocultados en ellos enseñanzas arcanas y prohibidas con el fin de preservar la vida de sus poseedores y herederos. Quizá pudiera parecer que ya no son necesarios; pero la vida es cíclica y en cualquier instante nos puede regresar otro periodo prolongado de oscuridad y sea necesario preservar el conocimiento para las generaciones futuras.

La Gnosis, el Conocimiento es la herejía, el producto del árbol de la ciencia del Bien y del Mal; el cual, tras ingerirlo, nos hace conocer que somos como los dioses. No solo eso, que en realidad somos dioses, el propio Creador de nuestro Mundo.

Grande Herejía se encuentra inmersa en los estudios rosacruces. Herejía que es Luz creadora y que nos muestra la verdad en su total desnudez; pero también destructora de la Ignorancia y por lo tanto del fanatismo y de la superstición.

Si te cuentan otra historia de la Rosacruz no la discutas, dala por buena porque si no aquí, en esta Dimensión, seguro que será cierta en cualquiera de las infinitas dimensiones que conforman el Multiverso.

En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.

Aralba