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viernes, 26 de diciembre de 2014

Lección 25 (Fama Fraternitatis y VIII)


Paz, Tolerancia y Verdad

Hemos llegado al final de nuestra individual interpretación del manifiesto de la Fama Fraternitatis. Me consta que se me tildará de historicista y demasiado racionalista; pero para mí eso es un auténtico honor, un cumplido más bien. Se me dirá que los libros rosacruces son alegorías y que tienen una interpretación cabalista muy profunda. Evidentemente yo no lo he visto así, me han parecido extremadamente claritos y lo único que hay que cambiár, como habrá notado el sufrido estudiante, es que algunas palabras que antaño querían decir una cosa, ahora lo dicen con otras palabras; pero no hay nada misterioso y extraordinario que todos y cada uno de nosotros no sepamos ya o, a poco que arruguemos el entrecejo no podamos descubrir. Os dejo con la última parte de la Fama y espero que sea de vuestro agrado. Quedo a vuestra disposición para intentar colmar las dudas que podáis tener.


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"En negrita el Texto de la Fama traducción de los editores Muñoz Moya y Montraveta, en rojo las indicaciones de Aralba. Hemos cortado los grandes párrafos para introducir los comentarios".

Hace muchos años que leímos, por primera vez, los manifiestos de la Hermandad Rosacruz y todas las veces que los hemos revisitado, nos hemos preguntado ¿Qué carajo tienen que ver estos escritos con las ciencias ocultas, el esoterismo, la magia o la alquimia? de las que hacen gala la mayoría de las organizaciones rosacrucianas. Si el Alumno, nuestro Querido Lector, nos ha acompañado pacientemente hasta aquí convendrá con nosotros en que esa pregunta que me hice y nos seguimos haciendo es extremadamente coherente.
Algunos apologetas e intérpretes marean las frases y escritos para que parezcan que dicen lo que ellos nos quieren decir y que, visto lo visto, nada o muy poco tiene que ver con lo que los autores de los manifiestos rosacruces nos intentaron comunicar. Basta al lector sensato el leer este último párrafo de la Fama para darse cuenta que quienes se encontraban detrás de este tinglado eran auténticos cristianos; pero además reformados y que poco o nada tienen que ver con la mayoría de las actuales organizaciones denominadas como Rosacruces.
Quien desconozca, no es mi caso, el Movimiento Protestante, Evangélico-Valdense, es posible que pueda caer en las artimañas de los vendedores del atrio del Templo. Cuando por primera vez me acerqué al rosacrucismo, lo hice con un simple afán de curiosidad; pero tengo que reconocer que al final terminé siendo atrapado por su magia y belleza, haciéndome uno de sus más fervorosos valedores; pero valedor de la Verdad que se encuentra detrás de la verdadera Hermandad Rosacruz, aquella que está reflejada en sus escritos fundacionales, no la de aquella otra que está revestida de simple fantasía irracional y se encuentra disgregada en una multitud de encomiendas.

Después, según nuestra costumbre, nos dispersamos de nuevo abandonando nuestros tesoros a sus herederos naturales y esperando la respuesta, el juicio y el veredicto de sabios e ignorantes sobre nuestras revelaciones.
Porque todo lo que es de la Tierra a la Tierra tiene que regresar. Se nos muestra que todos esos objetos valiosos que se nos ha mencionado, encontrados en la Tumba del Maestro, no dejan de ser símbolos y que su contenido filosófico es lo que realmente sirve, dejando a los muertos y a los hijos de los muertos toda su materialidad; no obstante se muestra a quien quiera verlo una serie de revelaciones levemente veladas para evitar que lo alcanzado durante la última etapa del renacimiento y del Siglo XVII, el siglo en que fue escrita la Fama, retrocediera para volver al oscurantismo medieval; pero además dando una serie de pautas para que tanto la ciencia como la religión puedan distanciarse de la superstición y de todo aquello irrelevante que no posea una base lógica ni un mínimo de estudio dedicado con el fin de aclarar la verdad de lo que esconden las cosas.

Aunque seguramente conozcamos la amplitud de la reforma general divina y humana que, no solo satisfará nuestros deseos sino también la esperanza de otros hombres. No es malo, en efecto, que el sol antes de salir, proyecte en el cielo una luz clara y oscura: No es malo que algunos se den a conocer y se reúnan para promover nuestra fraternidad con su número y con el prestigio del canon filosófico que deseaba y que dictó Pr. C., o incluso para disfrutar humildemente y con amor nuestros inalienables tesoros, dulcificando así las miserias de este mundo y utilizando las maravillas divinas sin tanta ceguera.
En aquella época, recientemente, se había producido una Reforma del cristianismo y que se encontraba bien asentada. Los manifiestos rosacruces también instaban a una reforma paralela de la Ciencia y que daría lugar, tiempo después en el siglo XVIII, en el Reino Unido, a la creación de la Royal Society y, con ello, al imparable avance de la Ciencia hasta llegar a ser lo que es en nuestros días. 
Si solo se hubiese producido una Reforma religiosa probablemente nuestro Mundo diferiría bien poco de aquel del Renacimiento. En éste párrafo se atisba la intención de los creadores de la Fama. 
En realidad es probable que la Hermandad, como tal, no existiera más que en la mente y pluma de unos pocos amigos que pretendían una confederación evangélica que aglutinase a la totalidad de las iglesias reformadas; pero queda claro que se había lanzado a los anales de la futura Historia un globo sonda. Había que luchar contra el fanatismo religioso y permitir el avance de la Ciencia para hacer más soportable la vida de los ciudadanos de Europa.

Sin embargo, para que cada cristiano pueda apreciar nuestra piedad y nuestra integridad, confesamos públicamente la certeza en Jesucristo en los términos claros y netos con los que ha sido proclamada en Alemania en estos últimos tiempos, y con los que la mantienen y la defienden todavía hoy algunas provincias célebres, contra los fanáticos, los heréticos y los falsos profetas.
Lo que acabamos de leer es una auténtica declaración de principios. Los rosacruces, al menos quienes realizaron tales proclamas, eran auténticos cristianos reformados alemanes y, por lo tanto, queremos creer que luteranos y de otras denominaciones tal y como se crearan en las provincias alemanas. 
Se apela en contra de los fanáticos, de los herejes y de los falsos profetas. 
Cualquiera que conozca el funcionamiento de las iglesias evangélicas actuales podría interpretarlo como un comunicado milenarista de cualquiera de sus muchas denominaciones.

Celebramos igualmente los dos sacramentos instituidos por la primera iglesia reformada, con las mismas fórmulas y las mismas ceremonias.
Si a alguien, todavía, le cupiese alguna duda, aquí tiene la tajante respuesta. Los dos únicos sacramentos de la Iglesia Católica, con matices, que la Reforma Protestante aceptó, aunque aquí no se mencionan, son el Bautismo por inmersión de las personas adultas con criterio, y la Comunión dominical como recuerdo del sacrificio, en la Cruz, de nuestro Señor Jesucristo. Tanto el matrimonio como otras ceremonias que aún mantienen las reformas reformadas no son tomadas como sacramentos.

En asuntos de gobierno reconocemos como nuestro regente y como regente de los cristianos a la IV Monarquía.
Al desvincularse las iglesias reformadas, del papado de Roma, quedaban bajo la regencia o gobierno de los principados alemanes y, sobre todo, de los monarcas que gobernaban sobre aquellos. 
De algún modo se acepta el cobijo y protección de dichas monarquías, siendo la más importante la Inglesa y otras europeas incluyendo aquella que no terminó de cuajar como fuera el Reinado de Bohemia que había recaído sobre Felipe del Palatinado y que para la posteridad fuese conocido como El Rey de un Invierno. 
Se pretende como Cuarta Monarquía al cambio de Monarquía autoritaria, dependiente del Soberano Cardenal Romano, a la Monarquía Absoluta que recibía su autoridad directamente de Dios, como sucedía en Francia o en las islas británicas, cuyo Soberano era el Jefe de la Iglesia Anglicana, por el simple hecho de ser el Rey de Inglaterra.

Pese a nuestro conocimiento de los cambios que se preparan y al deseo profundo que nos anima de comunicarlos a los que están instruidos por Dios. Este es nuestro manuscrito, el que poseemos. Ningún hombre nos pondrá fuera de la ley ni nos librará a los indignos sin la ayuda del Dios único. Sostendremos en secreto la buena causa según lo que Dios nos permita o nos prohíba, pues nuestro Dios no es ciego como la fortuna de los paganos: es el tesoro de la Iglesia, el honor del templo.
Si a estas alturas de la película todavía hay alguien que cree que la Rosacruz no es una organización religiosa aquí tiene la prueba patente de que sí lo es. La Rosacruz no se puede desvincular de la Religión porque la Rosacruz es Religión Cristiana Reformada en todas y cada una de sus letras. 
¿Usted pertenece a una Rosacruz Laica? Bien, yo no soy quien para decirle que su Rosacruz no sea verdadera dado que está registrada en algún ministerio del interior con dicho nombre; pero, querido amigo, nada tiene que ver con aquella Hermandad Rosacruz de la que hablaban los manifiestos, ni tiene el derecho a realizar una interpretación laica de los manifiestos cuando son manifiestamente, valga la redundancia, religiosos. 
¿Usted pertenece a una Rosacruz Católica? Estamos en la misma situación. Durante el transcurso histórico, sobre todo en el periodo monárquico de la Dinastía de los Estuardo en Gran Bretaña, en su proceso de pasar del anglicanismo de Isabel I al catolicismo de Jacobo Carlos I, como natural herencia de su madre María Estuardo. 
Desde que los manifiestos se publicaran, las organizaciones rosicrucianas han ido evolucionando y transformándose de formas inverosímiles porque estamos en un Mundo donde la transformación no solo es posible sino necesaria; pero le digo lo mismo: Lo siento en el Alma; pero su Rosacruz, con tintes jesuitas, por muy masónica y Jacobita que sea, poco o nada tiene que ver con la original Protestante que se muestra en los manifiestos del siglo XVII.

Nuestra filosofía no es nueva; coincide con la que heredó Adán después de la caída y con la que practicaron Moisés y Salomón. No debe poner en duda ni refutar teorías diferentes. Porque la Verdad es única, sucinta, siempre idéntica a sí misma: porque en consonancia con Jesús en todas sus partes y en todos sus miembros, es la imagen del Padre al igual que Jesús es su retrato: es falso afirmar que lo que es verdad en filosofía es falso en teología. Lo que establecieron Platón, Aristóteles o Pitágoras; lo que confirmaron Henoch, Abraham, Moisés y Salomón: Allí donde la Biblia coincide con el gran libro de las maravillas, corresponde y describe una esfera o un globo en el que todas las partes están a la misma distancia del centro, ciencia de la que trataremos con más detalle y con más amplitud en la Colección cristiana.
El Cristianismo primitivo estaba cargado del gnosticismo platónico y pitagórico. El Movimiento Rosacruz, de algún modo, reclama para la Reforma Protestante y Científica ese retomar filosófico que antaño se perdiera en Europa y que había llegado hasta ellos de la mano de algunas organizaciones heréticas, como lo era el Cristianismo Valdense; pero lo cierto es que ese gnosticismos, con el transcurrir del tiempo, dando prioridad a un ecumenismo entre las iglesias protestantes y a un sincretismo excluyente se terminaría diluyendo y perdiendo hasta llegar a nosotros invisible o inexistente. 
El Cristianismo Rosacruz acepta el antiguo testamento al igual que la Iglesia católica; pero además los escritos de aquellos filósofos que influyeron tanto en los primeros siglos del Cristianismo para hacer de, esta nuestra Religión, lo que es y no otra cosa. El Libro de las Maravillas no es otro que el Libro M, del Mundo o Libro de la Ciencia. Aquello que, aun no estando escrito, se encuentra a nuestro alcance para ser observado, estudiado e interpretado.
Para encontrar esa colección cristiana que se nos menciona solo tendrïamos que dirigirnos a aquellos escritos contemporáneos de la Fama, surgidos de la pluma de los pastores protestantes alemanes de Tubingia, como es el caso de Cristianópolis del propio Johann Valentín Andreae y al que se sabe autor confeso del tercero de los manifiestos: Las Bodas Químicas de Christian Rosentcreutz.

El gran éxito actual del arte impío y maldito de los hacedores de oro incita a una multitud de bribones escapados de la horca a cometer grandes canalladas abusando de la buena fe y de la ingenuidad de numerosas personas. Algunas de ellas están honestamente convencidas que la transmutación metálica es la cima de la filosofía y su resultado, y que hay que consagrarse enteramente a ello porque la fabricación de grandes masas de lingotes de oro agrada a Dios especialmente (esperan conquistar a un Dios cuya omnisciencia penetra todos los corazones, mediante oraciones irreflexivas y con caras sufrientes y derrotadas). Lo que proclamamos al respecto es lo siguiente: estas concepciones son erróneas. Los verdaderos filósofos opinan que la fabricación de oro no es sino un trabajo preliminar de escasa importancia, uno más entre los miles que tienen que realizar, la mayor parte de ellos de bastante más envergadura. Repetimos el dicho de nuestro padre bien amado C.R.C.: ¡Uf! ¡Oro! ¡Nada más que oro! Aquel ante cuyos ojos se abre la naturaleza entera no se alegra por poder hacer oro para, según palabras de Cristo, cebar a los diablos. Se alegra por ver como el cielo se desvela, como suben y bajan los ángeles del Señor y de que su nombre esté inscrito en el Libro de la Vida. Igualmente atestiguamos que, en el terreno químico, se han publicado libros e imágenes que mancillan la gloria de Dios. En su tiempo los daremos a conocer y proporcionaremos un catálogo de ellos a los corazones puros.
¿Te encuentras en una Orden Rosacruz donde se insta a realizar la transmutación del plomo en oro? Tú mismo, querido amigo. No hay equívoco posible. La Orden Rosacruz contemplaba la Alquimia como una disciplina científica más; pero no como un medio de conseguir la salvación espiritual. Recuerden que la Hermandad Rosacruz proclama tanto la Religión como la Ciencia y aquí estamos hablando de Ciencia y lo que se nos dice es que no es digno mezclar ciencia con religión. 
Si hablamos de transmutación de los metales hablamos de química, un arte científico; pero si hablamos de transmutación del Alma y elevación el Espíritu estaríamos hablando de Religión. Por eso, cada cosa en su sitio. Jesús hablaba de humildad y pobreza ¿Tiene eso algo que ver con la producción de oro, cuando ya dijo que era más difícil que un rico entrara en el reino de los cielos que un camello por el ojo de una aguja? 
En la actualidad muchos libros alquímicos de aquella época son tomados como literatura rosacruciana y más que probablemente se traten de esos libros de los que en su día debieron de ser catalogados como contrarios al cristianismo rosacruz porque la vida eterna no es de este mundo. Repito ¿Han sido capaces de encontrar algún atisbo de ocultismo en la Fama Fraternitatis? Ciertamente se habla de cábala y ya vimos, en una lección anterior, como no podía tratarse de alguna cábala Judía mágica y esotérica sino de una Tradición Oral gnóstica que utilizaba el Talmud de los Sephiroth para mostrar la enseñanza del cristianismo gnóstico más velado.

Suplicamos a los hombres de ciencia que redoblen su prudencia leyendo estas obras: el enemigo no cesa de sembrar su cizaña hasta que encuentre al maestro que le expulse. Así pues, según el parecer del Pr. C.R.C., dirigimos la siguiente súplica a los discípulos y también a todos los hombres de ciencia europeos que lean nuestra Fama traducida a seis lenguas y la Confessio latina: que sometan su arte a un examen extremadamente preciso y riguroso y que estudien cuidadosamente los tiempos modernos antes de comunicarnos en obras impresas el resultado de sus meditaciones individuales o comunes; que mediten con espíritu reflexivo el ruego que les dirigimos.
Si hemos estado atentos, habremos comprobado como esto que se nos dice, ha venido siendo la cantinela continua de la Fama: No se precipiten antes de hacer públicas sus opiniones, observen, estudien experimenten y dialoguen con sus colegas antes de dar a conocer algún resultado erróneo y que en el futuro será refutado. Nos está describiendo el principio fundamental de la Ciencia actual y que anteriormente a aquella época estaba gobernada por la intransigencia envanecida de los supuestos sabios y de la superstición de la religión establecida.

Aunque actualmente no hayamos indicado ni nuestro nombre ni dónde se encuentra situado nuestro consistorio, es seguro que nos llegarán las opiniones de todos, sea cual fuere la lengua en que estén redactadas. Y que todos los que indiquen su nombre, conversarán sin falta con cada uno de nosotros de viva voz o, si tienen dudas, por escrito. Por el contrario, también declaramos lo que sigue: quien mantenga respecto a nosotros una actitud cordial y seria, se beneficiará de ello en cuerpo y alma; en cambio quien tenga un corazón falso y rapaz se sumirá en una miseria extremadamente profunda y no nos causará ningún mal. Es preciso que nuestra morada, aunque cien mil hombres la puedan contemplar de cerca, siga siendo eternamente virgen, intacta y celosamente oculta a los ojos del mundo impío.
Se viene hablando, desde el Siglo XVIII, que si fulanito o setanito o menganito eran o fueron rosacruces; pero lo cierto es que no hay confirmación posible de dicho asunto y solo queda a la imaginación especulativa de todos nosotros; pero si entendemos el rosacrucismo más que como una organización física, un movimiento intelectual y espiritual todo cobra un mayor sentido, dado que vemos como unas bellas palabras visten a algo que ha venido persiguiendo al Ser Humano desde que tiene uso de razón como su propia sombra. La curiosidad, el estudio y todo aquello que lo convierte en un ser consciente que se hace preguntas existenciales. 
La Rosacruz es la eterna pregunta que lleva implícita su respuesta, dado que se trata de la propia naturaleza, del mundo y del hombre. La Naturaleza nos provoca preguntas; pero es también ella la que nos proporciona las respuestas y aunque Religión y Ciencia no deben de ir cada una por su lado, sino complementarse, si es cierto que no deben de interferir entre sí y, por supuesto, ser tan abiertas a los cambios como para permitir la necesaria evolución o transformación a medida que se nos vayan mostrando nuevos paradigmas. 
Nuestra humilde conclusión es que la Rosacruz antigua era eminentemente cristiana, hablamos del Cristianismo primitivo original, no del Catolicismo, de la Iglesia Ortodoxa o del Protestantismo actual que, en su proceso de fusión confesional, terminó olvidando o abandonando la Gnosis de los arcanos valdenses; pero también es eminentemente científica cuando promulga el precepto de una visón amplia y de comunicación multidisciplinar entre los científicos, de la época, con el fin de proporcionar un mayor empujón a su propio avance. 
La Rosacruz influiría, del mismo modo, en su faceta ecuménica en la transformación de la masonería operativa de los albañiles arquitectos en la especulativa que ha llegado hasta nuestros días; pero lo cierto, tras la múltiple lectura de éste y los otros manifiestos, llegamos a la conclusión de que todos los estudiantes rosacrucianos deberían leer y estudiar estos manifiestos para comprobar si su escuela o institución son verdaderamente rosacruces o de esto, solo tienen el nombre. 
El apellido Rosacruz puede perfectamente estar registrado en los legajos oficiales; pero ello no les convierte en verdaderos rosacruces. Espero que lo tengan verdaderamente claro.

A la sombra de tus alas, Jehová. 
  
Les recuerdo que Jehová es el Demiurgo creador del Mundo, reflejo del Eón Sophía, y que se encuentra, en sustancia espiritual, dentro de todos y cada uno de nosotros.

FIN

En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.

Aralba