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miércoles, 22 de febrero de 2023

Metafísica práctica 2

 Metafísica práctica 2




FRATERNITAS ROSICRUCIANA ANTIQUA 

AULA LUCIS CENTRAL 


Mensaje del Soberano Comendador de la F.R.A. como Curso de Metafísica Práctica, para los Hermanos dependientes del SUMMUM SUPREMUM SANCTUARIUM 


DISCIPLINA - A 1ª LECCION


INTRODUCCION 



"Yo soy.... Una es la Mente, Una es la Ley, 

Uno el Principio. Una la Substancia en el 

Universo y YO SOY UNO con todo lo que es". 


"Yo soy Uno con mi Padre; mi Padre y Yo somos 

Uno. YO SOY QUIEN SOY" . 


"Así dirás a los hijos de Israel: 

YO SOY me envía a vosotros" 

(Exodo 3: 14). 


Yo Soy es el primer principio de Ser y de Sabiduría. La Metafísica es el estudio del primer principio del Ser y del Saber, de la esencia natural y de sus relaciones fundamentales de todo lo que es real. 


Espero que todos los estudiantes en este curso lean y estudien repetidas veces cada lección, no porque sea difícil comprenderlas, sino porque la repetición es necesaria en este caso, y más aún cuando se trata de prácticas que en otras lecciones subsiguientes encontrarán. 


Las cosas reales y la verdad misma se pueden entender por el estudio, no obstante JAMAS se pueden SENTIR sin la práctica. Por ejemplo: Conocer el Bien, lo que es Bueno, por medio de libros que traten de esa virtud es relativamente fácil, no obstante para sentir en el corazón y en lo más profundo del alma lo que es el Bien, es necesario hacerlo. 


Así, tratándose de las lecciones de Metafísica hay que sentir las virtudes por su práctica, de la misma forma que hay que hacerlos ejercicios o prácticas que acompañan a las lecciones, porque el no hacer equivaldría como si quisiéramos aprender a tocar el violín estudiando solamente la teoría y jamás practicando con el propio violín. 


En este curso trataremos solamente de Metafísica ignorando intencionadamente los Seres y órdenes jerárquicas, elementales y superiores al orden humano, para ser más claros y simples. Cuando toquemos puntos de otros conocimientos ocultos de otras escuelas, bíblicas o de alguna religión, lo haremos como una referencia para simplificar lo que queremos exponer, sin embargo, en algunos casos, también lo haremos con la idea de corregir un concepto erróneo. 


Suplicamos al estudiante despojarse de todo prejuicio o crítica contra las lecciones. 


Si ya estudió algo parecido y no logró el éxito deseado que no se desanimé, pues sólo la constancia, la paciencia y la osadía son factores con los que se debe contar en el desenvolvimiento interno para alcanzar el éxito, ya sea material, mental o espiritual. 


El camino es áspero, tedioso y no tiene atajos. La aceleración o el atajo sólo conducen a la desilusión. No obstante ser lento, áspero y tedioso, no es difícil y todo aquel que persevera, logra encontrar la clave que abre la puerta interna donde yacen tesoros inmensos, sabiduría infinita, alegría desbordante, salud radiante y un placer infantil e inocente que infunde el vivir como jamás habíamos sentido desde que pasamos de la pubertad. 


Ahora, como buen Maestro a buen discípulo, como buen amigo a buen amigo, hablaremos con más intimidad, con más confianza, para ser explícitos y claros. 


Te voy a mostrar un nuevo mundo que está dentro de ti mismo. Tan cerca de ti y, sin embargo, tan perdido. Tan perdido para ti, como la palabra perdida, esa palabra mágica de gran poder que el Cristo decía, que aunque está perdida, la repetimos cien veces por día. 


Esa palabra es "YO SOY". Con esa palabra se abre un mundo nuevo, un Reino nuevo, sí, el Reino de los cielos que está en ti mismo. 


Antes todavía, y como primero es lo primero, hagamos un pequeño estudio de algo muy importante de lo que hay en nuestro ser y en nuestro cuerpo. 


Tenemos un cerebro con un sistema de nervios que se llaman motores. Estos operan con nuestra consciencia objetiva. Tenemos otro sistema de nervios llamado gran simpático y varios plexos, ganglios o centros magnéticos. El mayor de estos plexos se llama plexo solar y está situado detrás del estómago. Este sistema del gran simpático y este plexo solar operan con nuestra consciencia subjetiva. 


Tenemos, entonces, dos consciencias o mentes: una objetiva, en la cual somos conscientes de nuestros actos; otra, subjetiva o subconsciente, de cuyos actos no somos conscientes, esto es, no nos damos cuenta. 


En el Universo no hay sino Una Mente, Una Ley, Un Principio, Una Esencia o Substancia Cósmica, también llamada Divina, mas las diferenciaciones de Esta Substancia Una son múltiples. Esta variación o multiplicidad de esa Sola y Unica Substancia se debe al organismo a través del cuál se manifiesta. Por ejemplo: La Mente Universal o Divina, como se la quiera llamar, al reflejarse en el cerebro y sistema motor, se convierte en Mente Consciente u Objetiva. Esa misma Mente Universal reflejándose sobre el plexo solar y el gran simpático se convierte en Mente Subconsciente, o sea, Consciencia Subjetiva. 


Otro ejemplo: Una vibración cualquiera la percibe nuestro nervio auditivo, se registra en nuestro cerebro y percibimos un sonido. Mas, esa misma vibración continúa por los nervios cerebrales hasta pasar al Nervio Vago, el cual la conduce al plexo solar y percibimos entonces una sensación. De ahí la música que alegra y la que entristece; el grito o lamento que asemeja el terror. De igual manera registran los demás sentidos, la vista, el olfato, etc. 


Esto nos conduce a las conclusiones de que todo sentir o impulso pertenece al reino de la mente Subconsciente y actúa sobre el plexo solar y el gran simpático. 


Nótese, ahora esto: Cuando la Mente Divina o Universal queda en contacto directo con el plexo solar y el gran simpático, se convierte o se diferencia en MENTE SUPERCONSCIENTE. Esta es siempre la más alta manifestación de la Mente Universal y es siempre perfecta e inefable. En esa Superconsciencia hay sabiduría Infinita y ahora, piensa y asómbrate. Todo eso está en ti, dentro de tu propio ser. 


Piensa en esta gran verdad y medita en esta verdad Metafísica: "No hay sino Una Mente, Una Ley, Un Principio, Una Substancia, en el Universo y YO SOY UNO con todo lo que hay". 


Piensa en esta gran verdad cuando te levantes, cuando te acuestes, cuando contemples a los hombres, buenos, malos, ricos y pobres; piensa en esta gran verdad cuando contemples la creación en sus múltiples aspectos, desde la sabandija hasta el león, desde la pequeña flor hasta el frondoso bosque, la planicie, la montaña, la nube y el firmamento estrellado, lleno de soles y de mundos, todo girando al compás del Ritmo, del Amor, de la Ley Una, porque es la inteligencia misma del Principio Uno y TODO ES, es la propia Substancia Una. 


Y tú, que contemplas, estás dentro de todo este concierto, formas parte integrante e importante de esa gran armonía. 


Compréndelos, acéptalos. Siéntete Uno con el Todo. 


Piénsalos, medítalos, hasta imprimir ese "sentir" en tu subconsciente y entonces sabrás lo que es decir "YO SOY UNO con todo lo que hay", o como dice el Nazareno: "Mi Padre y Yo somos Uno". (S. Juan 10:30). 


Muy importante 


Recomendamos a los estudiantes que se vayan alejando de todo vestigio de odio, ira, murmuraciones, sentimentalismos, avaricia, pretensión y todas esas cosas que degeneran. 


Recuerda que este curso es práctico y es mejor SER que SABER, porque lo primero, si se ES dentro de la Armonía Universal, da por acceso lo último. 


En la lección siguiente vamos a practicar el ejercicio del "Silencio". No olvides: "Lo que sienta tu corazón es lo que se torna efectivo en el Universo y no lo que hablan tus labios". Procura, pues, sentir solamente cosas buenas. 



DISCIPLINA - A 2º LECCION 


EL SILENCIO 


El silencio es una condición necesaria al trabajo metafísico, para evitar cualquier peligro se torna necesario conocer sus reglas, de modo que se obtenga solamente aquello que es benéfico. Las reglas son tan simples que será imposible errar. 


El objetivo al entrar en silencio es el de ponerse en contacto con fuerzas invisibles, sintonizándonos con las mismas. Lo que se puede hacer en el silencio depende del carácter y de la naturaleza de las fuerzas invisibles con que nos comuniquemos. Durante el silencio podemos ponernos en contacto con fuerzas constructivas, creadoras y con fuerzas destructivas. Es por eso necesario conocer y saber el método de trabajo que debemos observar durante el silencio. Evitaremos así, daño a nuestros semejantes y a nosotros mismos, pues mucho daño se hace diariamente en forma inconsciente, porque se ignoran las reglas y la naturaleza del Silencio, de la Meditación y de la Oración. 



Preparación 


La preparación es indispensable para llevar a feliz término y con precisión cualquier obra que emprendamos. Si construimos un edificio planeamos todos sus detalles, reunirnos los diversos materiales para que estén a mano y después contratamos y distribuimos las diversas tareas entre los operarios. Una vez realizados esos arreglos, con estudio y cuidado, estamos seguros de que la obra quedará completa y perfecta a su debido tiempo, pues todo había sido previsto y proveído de antemano y el éxito se deberá a la preparación. Si para una obra externa, material, nos preparamos con tantos detalles, con mucha mayor razón nos deberemos preparar para una obra interna, espiritual, como es la de entrar y de trabajar en el silencio, porque el silencio es el laboratorio del alma, donde todos trabajan diariamente a ciegas y donde de ahora en adelante trabajaremos conscientemente y, por consiguiente, en forma creadora. 


PRIMERA REGLA.- ¿Para qué entramos en silencio? Nuestra primera preparación será determinar y fijar en nuestra mente el objetivo al entrar en silencio, como para pedir sabiduría, salud, etc., etc. 


SEGUNDA REGLA.-Afirmar en nuestra mente y determinar que no penetre ni se hagan efectivas otras influencias o pensamientos diversos de aquellos que corresponden al objetivo o propósito que nos llevó a entrar en silencio, según la primera regla. 


TERCERA REGLA.- Esta tercera regla de preparación se refiere a las condiciones del cuerpo físico y la ampliaremos oportunamente, pues detallaremos más cada una de estas reglas, comenzando con la primera. 


PRIMERA REGLA.- Entrar en Silencio no es cosa nueva. Ha sido practicado desde que el hombre existió. No es un descubrimiento reciente ni para uso exclusivo de esta o aquella persona como pretende la religión o Iglesia de la Ciencia Cristiana, textos de psicología y otras religiones. Lo que acontece es que este estado no siempre fue denominado "Silencio" y su práctica no siempre fue comprendida y mucho menos aplicada científicamente. 


Los Maestros y Sabios de Oriente pasan largas horas en Meditación y comunicación con el Espíritu Universal con el objeto de desenvolverse internamente. En todas las religiones la Oración es factor importante. Oración, Meditación y Silencio dependen de la evolución individual y de la comprensión por parte del individuo del Principio Universal (Dios) y conforme el deseo y la voluntad del individuo de entrar en armonía con aquel principio. 


Muchos son los que creen en un Poder, en un Ser, al que llaman Dios, y en que si El quisiera podría darles lo que desearan. Para eso hacen uso de la Oración con el propósito de suplicar a ese Ser, para ver si así lo inducen a cumplir sus deseos. Muchos creen que si Dios no quiere cumplir sus deseos es porque El así lo dispone, y, por lo tanto, sus Oraciones habrán de ser, antes que nada, aprovechadas por El. Por esa razón y con esa idea fija en sus mentes fabricarán cuidadosamente oraciones y rezos de acuerdo con su concepción de Dios, de manera que le satisfagan mejor. 


Inventarán para eso métodos distintos. Unos emplean ciertas palabras, otros usan un rosario, otros un tapete sagrado, otros graban imágenes en un poste, etc., no obstante, para todos igualmente, esas prácticas representan un papel importante en sus actos de devoción. 


Todos esos métodos dan a entender que debe haber un Poder o ser Supremo fuera del hombre, exterior o retirado del hombre y del Universo, que tiene que ser agradado por la súplica, o cuando menos convencido, y, como es natural, que puede dar o negar lo que se le pide. 


No obstante, al concentrar la luz de la razón pura y la verdad sobre esas premisas, verificamos que todo eso es falso. Mas no obstante ser la Oración aplicada en esa forma y sentido anticientíficos, no se puede negar que se han obtenido resultados favorables para el bienestar de la humanidad. 


Se concluye pues que si mucho se consigue sobre una base tan falsa y sobre conceptos tan infantiles, mucho más podremos obtener con conocimientos de causa, que procuraremos enseguida: 


Nosotros nos movemos, vivimos y tenemos nuestro ser en la Mente Universal y La Mente Universal se mueve dentro de nosotros, como dice San Agustín. No obstante, no es la mente Universal considerada como una persona, aunque, por analogía, tenga su correspondencia como Macrocosmos y Microcosmos, pero como ley de vida, como Principio. De manera que, en lugar de buscar un poder externo para que cumpla nuestros deseos, debemos buscarlo dentro de nosotros, en nuestro propio interior. Por eso, el Cristo decía: "Yo estoy en ti, tú en Mí; Yo en el Padre, y el Padre en Mí". También: "El reino de los cielos está dentro de ti". "Y no dirás he aquí o he allí, porque es entre vosotros que está el reino de Dios". Por lo tanto si queremos visitar el reino de los cielos o comunicarnos con el Padre, debemos ver y concentrarnos dentro de nosotros mismos, en nuestro interior, en nuestra alma. 


Jesús también nos dice: "Cuando orares, no seas como los hipócritas, porque ellos gustan de orar en la sinagoga y en las esquinas de las calles para ser vistos y oídos por los hombres". No obstante, no solamente nos enseña que no debemos orar así, sino que también nos da el método que es completamente opuesto y dice: "Mas, tú, cuando orares, entra en tu cámara y cerrando tu puerta, ora a tu Padre en secreto y tu Padre, que ve en secreto, te recompensará en público". Y "Al orar no hagas vanas repeticiones como los gentiles". (S. Mateo 6:5) 


Eso significa que, para orar, deberás retirarte a un lugar donde no seas perturbado; calmar tu interior y cerrar la puerta de tu mente para no permitir que tus pensamientos se dispersen por el universo, sólo calmando tu mente y reposando tu cuerpo podrás concentrarte dentro de tu ser, dentro de tu alma. Metafísicamente hablando, quiere decir que entres en Silencio (Oración, Meditación) y que cierres las puertas al mundo externo. 


Una vez entrado en Silencio, ¿qué buscas?, ¿qué deseas?. ¿Deseas sabiduría?. "Si alguien desea Sabiduría, que la pida a Dios (Mente Universal)". 


¿Y dónde está Dios, esa Mente Universal? En nuestro interior, en tu interior. Así todo lo que tienes que hacer es tomar la actitud mental apropiada, la que aspira tus deseos de sabiduría, y simplemente esperar y escuchar, y sentirás que poco a poco, cada día que lo hagas, sentirás internamente el despertar de la Sabiduría. Sin embargo, sabiduría no es intelectualidad. Ser sabio no es solamente saber mucho, sino ser una criatura de corazón. Si buscas salud o prosperidad también la encontrarás, porque de ellas te rodearás. Es natural que debas creer y tener fe, quiero decir, no dudar de los resultados del Silencio, porque debes tener confianza en ti mismo. 


Dios es el Supremo Bien, el Bien es Dios. Dios es todo lo que existe. Dios es toda Vida. La vida que tú dices que posees es Vida Divina. Entonces el Divino Bien, la Divina Vida, el Divino Amor, la Divina Ley, la Divina Belleza, la Divina Substancia, son todas las manifestaciones de una misma y única Esencia-Dios. 


Si es salud lo que pides, tú tendrás lo que pides y lo mismo será si pides paz, prosperidad, éxito, lo que quisieres lo encontrarás en tu interior, porque todo eso está en ti potencialmente. Por eso, si entras en tu ser, en tu cámara y pides en ese sagrado y secreto recinto que está en el centro de ti, si lo haces impulsado por un deseo fervoroso y sincero, tal deseo infaliblemente se materializará en tu vida a su debido tiempo. La respuesta la tendrás inmediatamente, sin embargo la manifestación es a veces lenta. 


Si deseas una casa bonita y entras en el silencio en ese deseo, es claro que no tendrás la casa cuando termines la práctica, no obstante, si acariciaste ese deseo con el calor de la fe, si lo "sentiste" en tu conciencia, en tu alma, entonces habrás puesto en movimiento la causa, el arquetipo en el mundo invisible, y las circunstancias se presentarán y serán de tal modo favorables que tus deseos se realizarán. 


Debes notar lo siguiente: Cuando te hubieras inspirado debidamente con tu deseo, vislumbrarás la fuente Infinita Universal e inmediatamente tomará fuerza en ti un "sentir" o presentimiento que te avisará sin equivocarse cuándo se realizarán tus deseos. Todo es cuestión de conciencia, de sentir, entrar en silencio para mudar tu conciencia, para afinar tu alma y para ajustarla a las leyes universales, y eso te coloca en armonía con tu Padre, con Dios. 'Y todo lo que pidieres en Oración, creyendo, lo recibirás". Y lo recibes porque es tuyo, porque habrás verificado que es tuyo. 


Habrás despertado la conciencia de que es tuyo aquello que deseas porque lo "sentiste" en tu alma. 


SEGUNDA REGLA. - El segundo paso al entrar en Silencio es no permitir que vengan a la mente otros pensamientos que aquellos relacionados con el objeto determinado. Cuando otros pensamientos se presentasen, apártalos. Haz eso todas las veces, llevando tu mente al asunto que te preocupa, y con la práctica, en breve tendrás dominio sobre tu mente, siéndote después fácil fijarla únicamente sobre un único asunto. 


TERCERA REGLA.- La tercera regla se refiere a la preparación del cuerpo y se la practica del siguiente modo: siéntate cómodamente en un lugar donde no te interrumpan y relaja o afloja todos los músculos. Harás esto todos los días a la hora que tengas disponible, sea de día o de noche. Como el trabajo que se realiza en el Silencio sale de dentro, se hace necesario cerrar las puertas del cuerpo, y éstas son las manos y los pies. Estas puertas se cierran cruzando los pies y entrelazando las manos. Así tu cámara queda cerrada. Esta es la posición del cuerpo para esta práctica, para recibir de la Mente Universal, a través de nuestro interior. Para recibir del exterior, de los Maestros, la posición es otra, pero la segunda posición deberá tener la supervisión de un alto Iniciado, debido a los sin número de influencias que pueden comunicarse. 


Cerramos la puerta al entrar en Silencio, porque es asunto secreto sintonizarnos y ponernos en comunicación con la Mente Divina (Sabiduría Infinita). Una vez sentados cómodamente, cruzamos los pies y entrelazamos o agarramos una mano con la otra, después relajamos todo el cuerpo, manteniendo la cabeza en equilibrio, esto es, no inclinándola a ningún lado. Para efectuar la relajación sígase con la práctica adelante expuesta. 


El estudiante notará la repetición de esta práctica en lecciones posteriores y eso le demostrará la importancia de este ejercicio. 


La hora para hacerla es cuando se tenga tiempo, y más aún que todo, cuando se sienta deseo de hacerla. Se debe emplear en la misma el mayor tiempo posible. No olvides que antes de entrar en Silencio deberás fijar lo que vas a pedir en oración al final del ejercicio. Fíjalo en tu mente y no lo mudes. Procura pedir u orar por una sola causa cada vez que entres en Silencio. Ahora, inicia la práctica. 



Práctica del silencio 


Una vez en la posición indicada ordena a las diversas puertas de tu cuerpo así: cierra los ojos y visualízalos, esto es, ve tus propios ojos mentalmente y cuando los estés viendo, ordénales, repitiendo varias veces mentalmente y sin divagar: Relájense mis ojos; después se pasa a la frente y repitiéndose la misma operación, se ordena mentalmente; relájese mi frente. Se prosigue lentamente de igual manera: lo alto de la cabeza, relájese mi cabeza, relájese mi cuello, mis hombros, los brazos, los dedos, los omóplatos, la parte entre los omóplatos, mi pecho, los pulmones, el estómago, el abdomen, la espina dorsal, la pelvis, los muslos, rodillas, piernas, tobillos, los pies relájense. Ahora fija tu mente en tu garganta y ordénale que se relaje. 


Respira con naturalidad y cuando el pecho expulse el aire repite mentalmente: yo estoy tranquilo. Repite esto varias veces. Luego en la misma forma, repite: yo siento regocijo. Después coloca la garganta como cuando sonríes y repite suavemente: yo siento alegría. Repítelo hasta que verdaderamente sientas que ella invade todo tu cuerpo y tu ser tenga una sensación de tranquilidad, contento y alegría. En cuanto estuvieres en ese estado repite mentalmente esta VERDAD: "SOLO HAY UNA MENTE, UNA LEY, UN PRINCIPIO, UNA SUBSTANCIA EN EL UNIVERSO, Y YO SOY UNO CON TODO LO QUE EXISTE". 


Después de repetir eso mentalmente varias veces, puedes pedir en oración lo que deseas. Eso también se hace mentalmente y con pocas palabras mentales, procurando desear vehementemente lo que pides hasta sentirlo en tu alma. En esta práctica reside un poder y yo no me cansaré de decirte que la hagas todos los días cuantas veces quieras, hasta que la puedas hacer con toda facilidad. Igualmente no me cansaré de decirte que pienses mucho en la Verdad Metafísica: "SOLO HAY UNA MENTE, UNA LEY, UN PRINCIPIO, UNA SUBSTANCIA EN EL UNIVERSO, Y YO SOY UNO CON TODO LO QUE EXISTE". 



DISCIPLINA - B 3ª LECCION ORACION 


El objeto de esta lección es aclarar la finalidad de la Oración. La Oración ha sido y es, generalmente, mal comprendida y sobre todo mal practicada. A consecuencia del uso que se hace de la Oración, en público o en privado, y de la errónea interpretación de su finalidad, muchos la consideran una práctica infantil e inadecuada a hombres y mujeres inteligentes. 


Como hemos dicho, la Oración y el Silencio son una misma cosa y ambos deben penetrar en nuestra consciencia o en nuestro íntimo y así establecer perfecta comunicación con la Mente Universal o Inteligencia Divina. 


Debemos escoger una hora del día para la realización de esta práctica si queremos desenvolver los sublimes poderes de nuestra mente y de nuestra alma. Esto no significa que no podamos orar o entrar en Silencio a cualquier hora o en cualquier lugar, incluso entre las mismas multitudes. Lo indispensable es saber aislarse, eximirnos de todas las influencias externas y entrar en comunicación con la Divinidad Interna. Algunas veces nos ponemos inconscientemente en actitud adecuada a la Oración, cuando estamos en peligro o en una situación difícil. Entonces, al sentirnos solos somos substraídos por nosotros mismos, aunque estemos rodeados de muchas personas. 


Santiago dice: "Oremos por los otros para que sean curados". Muchos conocen el valor de la oración realizada en provecho propio, mas pocos conocen los beneficios adquiridos, cuando piden para los otros. Sientes muchas veces el deseo de orar por un semejante y no dudarás de que lo auxiliarás de este modo, mas tal vez ignores, que orando por los otros serás tu mismo beneficiado al mismo tiempo. Pablo, el apóstol de la Verdad Metafísica, dice: "Ninguno de vosotros vive para sí mismo, ni tampoco muere para sí mismo". Esto nos demuestra "que no hay más que una mente, una ley, un principio, una substancia en el Universo y Yo soy Uno con todo lo que existe". Por esto, cuando oras por los otros, estás orando por ti mismo. Todo lo que en tu rezo pueda beneficiar a otros, vuelve en tu beneficio, y lo que pueda perjudicar, vuelve en tu perjuicio. 


Si, al penetrar en el santuario secreto que existe en tu íntimo y en comunión con la inteligencia Universal, mantienes deseos amables y bondadosos para con alguien, atraerás influencias y pensamientos idénticos a los que estás emitiendo. Recibirás de acuerdo con lo que pides para el otro, y el otro, el beneficiario, recibirá en la proporción y cantidades merecidas de conformidad con el mensaje o el pensamiento que irradiaste. 


Cuando hacemos un rezo por otro, no debemos asumir sus responsabilidades, ni someterle a nuestros caprichos o predominio. Al hacer una oración por quienquiera que sea, debemos tener el máximo cuidado de no pretender dominarlo, y, mucho menos, imponerle nuestra voluntad. Tampoco podemos pedir o desear que deba someterse a nuestra idea religiosa o a nuestra manera de pensar sobre cualquier asunto. No obstante que se proceda con toda sinceridad, si la persona es sensitiva o negativa, la perjudicamos en vez de beneficiarla. No tenemos el derecho de violar la ley del libre arbitrio, la Libertad Universal, que ni Dios restringe. 


Al orar por otro sólo debemos pensar y desear que sea beneficiado y guiado de manera que disfrute los mejores provechos, de acuerdo con su estado o grado de desenvolvimiento, y que le sea concedido bienestar, tranquilidad y paz. Debemos permitirle la máxima libertad en la elección de las dádivas divinas. 


En tu propia alma sentirás el beneficio que solicitas para los demás. Ruega para que se realice el bien ajeno. Pide salud para un enfermo, prosperidad para los que se esfuerzan en adquirirla. Todo lo que se pide sinceramente para otros, o lo que se desea de corazón, que suceda a nuestros semejantes, cuando menos esperamos, nos sucede mejor que si hubiésemos pedido para nosotros mismos. 


Si deseas éxito, dáselo en tus oraciones a los otros. Si deseas paz, prosperidad, salud o sabiduría, pide para los otros. Así el beneficio será doble, porque beneficiarás a los otros y a ti mismo. 


La oración debe ser un deseo que se sienta en el alma. Toda oración o deseo será satisfecho o realizado toda vez que no se verifique un cortocircuito. La duda y la falta de fe en general es la causa de ese cortocircuito. Mas la duda y falta de fe no deja de ser un pequeño temor. Para evitarnos esa duda, o sea, para adquirir una fe inquebrantable debemos pedir de preferencia aquello que nos parezca más viable o tengamos más certeza de que va a suceder. Así aprenderemos a tener confianza en nosotros mismos y al mismo tiempo a fijarnos en nuestro subconsciente y después quedaremos convencidos de que nuestros ruegos y nuestros rezos serán atendidos. 


Debemos comenzar pidiendo todo lo que se nos figura más fácil o tengamos la certeza de que suceda. Sabemos, por ejemplo, que un comerciante, un hombre de negocios es feliz en su comercio, debemos pedir que le sea permitida mucha felicidad y prosperidad. Sabemos que un doliente está en franca y visible convalecencia, pensemos para que se restablezca completamente. Así tendremos más probabilidades de alcanzar lo que deseamos y, de este modo, iremos solidificando nuestra fe en los resultados de nuestras oraciones. Así se mata la duda y se vivifica la fe. Debemos regocijarnos con la prosperidad ajena. Esta sensación de placer por la prosperidad de los otros crea iguales circunstancias dentro de nuestra propia vida. Suplica lo que tengas certeza de obtener, para que consolides tu fe e instruyas a tu mente subconsciente. 


Pidiendo lo que sabemos o estamos casi seguros de que va a suceder nos habituaremos gradualmente a pedir lo que no sabemos si se realizará, no obstante, nuestro subconsciente sabrá que se ha de realizar. Así, más tarde, pediremos para los otros lo que nos parece imposible y nuestras súplicas serán oídas. 


Despierta en tu corazón el deseo del bien para los otros. Procede siempre de esta manera, hasta en la calle para con los desconocidos transeúntes. Reza, de todo corazón, por la prosperidad y bienestar de ellos, para que todo les vaya bien. Ora, así, conscientemente, científicamente, en todo momento, hasta que te conviertas en un foco radiante de oración y bendición tan intensos que todos los que se aproximen a ti sientan la vibración de tu benéfica influencia, porque transformaste a tu propia alma en una llama hermosa y expresiva de lo Divino en ti. No obstante, ten cuidado, no asumas las responsabilidades ajenas. Que tu sentir no se perturbe con la desgracia y el sufrimiento ajenos. Mantén tu serenidad y no te aflijas, porque enflaqueces y puedes, inconscientemente participar de sus desgracias. Piensa que las experiencias por las que ellos pasan, por más duras que sean no se pueden eximir. Es KARMA, creaciones propias, producidas por los malos pensamientos. Pensemos siempre bien. 


Dicen que orar es sentir. Sólo lo que se siente constituye la oración y nunca lo que se dice o piensa ligeramente. Entonces es fácil, por medio de una oración, causarle perjuicio a quien se quiera hacer un beneficio. Basta que guardemos un pequeño rencor o resentimiento, o una simple animadversión hacia una persona, y oremos por ella, para perjudicarla y perjudicarnos, porque el sentimiento que experimentamos en el momento de orar es lo que constituye la oración y no las palabras dirigidas por la mente consciente. En este caso es mejor dejar de pedir por esas personas, o hacerlo solamente después de una sincera reconciliación y cuando sean el corazón y el alma los que sientan la espontánea necesidad de pedir por ellas, y no nuestros labios hipócritas. 


Como la oración es lo que se siente, debemos vigilar no sólo nuestros pensamientos, sino también nuestros sentimientos. Cuando experimentemos adversión por una persona, es mejor no orar por ella, porque la perjudicamos. Orar es sentir y no lo que los labios dicen; por este motivo es que las oraciones y los rezos de las iglesias y de las reuniones públicas no pasan de ser vanas pretensiones. 


Las oraciones dictadas por la fe son siempre oídas, porque fe es SENTIR Y SENTIR es crear. 


La oración tiene su asiento en la consciencia, en el alma y el alma es sensitiva. La oración es una sensación o SENTIR, y de este modo puede ser benéfica, maléfica o inocua. Puedes orar, muchas veces, por una criatura que tu mente consciente repudiase, esto es, encontrarte en actitud de silencio sintiendo y deseando, inconscientemente, lo que no desearías en plena consciencia, y esto atraería su equivalente. Cuando sientas, reconsideres, medites sobre cualquier cosa, sea por temor o deseo, estás orando y si persistes en ese pensamiento, esa oración será escuchada, quiero decir atendida, buena o mala, para el bien o para el mal. Nuestra vida no es más que la suma total de esas oraciones, de esos pensamientos materializados. 


Puedes estar fomentando o sentir, esto es, visualizando una cosa que, muchas veces, no deseas que se realice, pero si persistes y no cambias de sentir, tu deseo se realizará o manifestará en tu vida irremisiblemente. En nuestra vida se manifiesta todo aquello que es deseable e indeseable, desde que se fija en nuestro pensamiento, pues ese pensamiento así fijo o repetido constantemente imprime en nuestro subconsciente él deseo o el sentir de modo que, algún día, se pueda manifestar. La ley es inexorable, y no nos absuelve por haber sido inoportunos o inconscientes en nuestro modo de pensar y de orar. 


Nuestro bien o nuestro mal emanan de la misma fuente. La substancia es la misma, no obstante, nosotros como artistas que somos le damos la forma. Si la amoldamos contra la ley, la culpa es nuestra. 


Es verdad, también, que muchas veces deseamos una cosa que jamás se realizará. Esto acontece porque el deseo tuvo su origen y expresión en la mente consciente o cerebro, y en cuanto permanece en ese plano de acción no pasará de ser un simple deseo que nunca se materializará. 


No obstante, un verdadero deseo, cuando es protegido por lo sagrado se convierte en sensación, esto es, en deseo que se siente en el alma. En un comienzo todo deseo es simple, pero mantenido o conservado por algún tiempo en la mente consciente acaba por penetrar en la mente subconsciente y allí se transforma en sentir o verdadero deseo. 


Nuestro modo de pensar es el que imprime en nuestro subconsciente nuestros deseos y nuestras sensaciones. Es fácil de percibir los conflictos que agitan nuestros deseos: la sensación de miedo y de duda son las más difíciles de combatir, aunque sepamos que todo eso no es más que una condición mental. 


Si abrigaste un deseo hasta el punto de grabarlo en el subconsciente, esto no quiere decir que esté garantizada su manifestación. No, porque de paso con ese deseo penetró, tal vez, la duda o el miedo, causa del cortocircuito que mata la expresión de los deseos. El miedo y la duda son los mayores enemigos del deseo. 


Las cosas cuyas realidades aspiramos DEBEN SER CONCEBIDAS EN ESPIRITU. Las concepciones espirituales son muy delicadas, se perturban y destruyen fácilmente. Cultiva tus mejores deseos. Cuando tengas uno procura mantenerlo intacto en tu mente por el mayor tiempo posible, pero enseguida que comiencen a entrometerse otros pensamientos diferentes al sentir que mantienes, déjalo en paz. Apártalo totalmente de tu mente. Hazlo volver a los 5 ó 10 minutos o una hora después; no obstante, en el momento, es preferible abandonarlo y pensar en otra cosa. 


No importa que te satisfagas por mucho tiempo con el perfume de tus deseos, porque a mayor incentiva más fácilmente se realizarán. Mas no olvides que tan deprisa penetre en tu mente una idea negativa, morirá porque el deseo enflaquece y, si se persiste en el pensamiento negativo, no se realizará. 


Para que tu alma tenga consciencia de la Verdad dedica algunos instantes del día a la práctica del Silencio. Cuando entres en Silencio, siéntate confortablemente y donde nadie pueda molestar. Cruza tus pies, junta las manos cruzando los dedos y equilibra tu cabeza sobre los hombros. Después de haber hecho la afirmación de que "Yo soy uno con todo lo que existe", etc., puedes pedir lo que premeditaste, siempre que estés dentro de la moral más pura. Repite, mentalmente, tu súplica por algún tiempo procurando sentir en el alma el deseo de lo que pides. Finalizada la práctica, olvida lo pedido y procura olvidarlo. por completo, a fin de evitar que surja alguna duda. Sé firme en lo que pides y aguarda con alegría y optimismo la realización de tus deseos. Aparta inmediatamente de tu mente los pensamientos inferiores que, si acaso aparecen, van contra tu voluntad. 


Así se atraen a los Maestros. 


CONTINUA CON LA PRACTICA DEL SILENCIO. 



DISCIPLINA - B 4ª LECCION 


INTUICION 


La intuición, por sus efectos en el hombre, es una de las leyes Universales más importantes y tal vez la menos comprendida de todas. 


Es preciso tener cuidado con la falsa premonición, que no es más que una premonición psicológica. Esas impresiones o avisos internos que nos incitan a hacer o no una cosa, son correctas cuando provienen de la actividad de la intuición, mas no lo son cuando provienen de la falsa premonición. 


Tanto la intuición verdadera como la falsa se registran y se manifiestan como una sensación, esto es, se sienten los avisos que son o no ciertos y seguros, o falsos, conforme la fuente de que provengan. 


Las impresiones provienen de la mente subconsciente. La mente subconsciente es la suma de todos nuestros conocimientos. Los conocimientos que constituyen esa mente subconsciente provienen de la mente consciente y de la superconsciencia. 


Los conocimientos que se van archivando en la mente subconsciente y que pasan a través de la mente consciente, entran por cinco puertas, que son los cinco sentidos. En esos cinco sentidos hay ilusiones o apariencias que nos engañan la vista. Son las ilusiones ópticas. La mente consciente, por lo tanto, ve este engaño como cosa verídica y, así, lo deja pasar como verdad aparente para formar nuestro subconsciente. Lo mismo acontece con los demás sentidos; saboreamos, por ejemplo, una cucharada de café, que tiene para nosotros un gusto excelente, cuando, en verdad, no lo tiene. Es el aroma que nos engaña como gusto, una vez que el paladar registra solamente lo dulce, lo amargo, lo salado, lo acre; como el café no tiene ninguno de esos sabores, es tan insípido como el agua. Es natural, por lo tanto, que los conocimientos adquiridos por la mente consciente y sus cinco sentidos o puertas podrán ser o no –y unos son y otros no– verídicos y correctos. 


De ese modo, un aviso intuitivo que esté basado en esos conocimientos yacentes en el subconsciente puede ser infalible o no. Los conocimientos almacenados en el subconsciente por la Mente Superconsciente son la Verdad Absoluta y en ellos podemos confiar en cualquier momento. El carácter y grado en que la Sabiduría Infinita se refleje a través de la Mente Superconsciente depende del grado de desenvolvimiento del individuo. 


Nuestra alma o mente subconsciente precisa de regeneración o reeducación. En virtud de prejuicios raciales y religiosos, y de errores y conocimientos imperfectos que entran en el subconsciente a través de la mente consciente, nuestros avisos intuitivos pueden estar basados en esos errores. 


La regeneración del alma o subconsciente es tarea indispensable para todo aquel que desee progresar metafísicamente. Muy pocos de los que se dedican a los estudios de Metafísica y Ocultismo se aperciben inmediatamente de esa imperiosa necesidad. Pues es sólo a la medida que nos vamos depurando que nos iremos aproximando a la Fuente de Luz. 


Algunas religiones tienden a la regeneración del subconsciente, mas otras sólo lo embrutecen. Todas sirven, por tanto, para que el individuo descubra su naturaleza dual, de bien y de mal. Eso quiere decir que cuando se propone trabajar bien, hay siempre un opuesto, hay en él un mal que no le deja trabajar libremente, inclinándolo siempre para el mal. 


Esto se debe al desenvolvimiento de la mente sobre dos planos diferentes: lo consciente y lo subconsciente, y puesto que no está adecuada para llegar a tales conclusiones, desea siempre lo contrario y ese contrario es lo que generalmente conocemos como mal. De ahí la importancia de educar o regenerar nuestro subconsciente. 


Nótese esto: En el grado y en la proporción que el alma esté regenerada, en ese grado se sentirá la paz, el regocijo y la alegría, y en esa proporción la intuición le resolverá los problemas. En ese caso, la intuición es la propia Mente Superconsciente que la dirige, y ésta es del plano más elevado de la mente, o vibración espiritual. 


Una persona que prospera en un cierto negocio fue guiada por la intuición, al paso que otra, que la imita, fracasa, porque al imitar es guiada por una falsa intuición. Mas, si el imitador, sin reparar en la parle material, siente en su íntimo la urgencia de hacer la imitación, guiado por lo que hay en ella de servicio a la humanidad, es la verdadera intuición la que le habla y el éxito será suyo. 


Para distinguir la intuición de los falsos avisos examina las impresiones cuidadosamente. Verifica si no están basadas en apariencias y si el objetivo no es más que un lucro material o mercenario. Si el aviso viene de dentro, de lo íntimo, como un impulso para hacer la cosa apenas por la propia cosa o por su beneficio general, entonces la sugestión viene del interior, de la intuición. 


Poco a poco, conforme te fueres apercibiendo de la ley de la Intuición, irás adquiriendo, por el desenvolvimiento de la propia intuición, el conocimiento de sus impresiones falsas y verdaderas y las podrás distinguir fácilmente. 


La intuición es más profunda que la razón de la mente consciente. Esta mente no puede comprender las cosas del espíritu. Si seguimos las indicaciones de la intuición, haremos muchas cosas que la mente consciente no puede comprender. Hace muy pocos años, la mente consciente no admitía la posibilidad de volar o de transmitir los sonidos sin auxilio de hilos. Mas la intuición, que nunca descansa, encontró mentes afinadas con el pensamiento científico y ahora podemos viajar en aeroplano y oír la radio. 


Las informaciones que captamos por los cinco sentidos son imperfectas y, por lo tanto, sus impresiones pueden ser falsas. Es posible, pues, desenvolver hasta tal punto la intuición que todas nuestras impresiones intuitivas sean manifestaciones de la Mente Superconsciente. Nuestro estado de desenvolvimiento puede conocer inmediatamente la solución de cualquier problema. No obstante, esa perfección sólo se consigue cuando se desenvuelve lo que se denomina Consciencia Divina.


La base para adquirir esa Consciencia consiste en tener voluntad, y querer conocer la Verdad sea como fuera, y vivir de acuerdo con la Verdad. Es imposible adquirir el conocimiento de una nueva verdad si en nuestro fuero interno ya llevamos una opinión preconcebida de lo que puede ser ella. Por lo tanto, al estudiar Metafísica, examina con un criterio amplio las verdades aquí expuestas, sin que te importe hasta que punto pueden diferir de las verdades que conoces. 


No podemos dejar de repetir que no hay sino una Mente, una Ley, un Principio, una Substancia, y que el hombre es uno con todo lo que existe. Porque, sin atender a credos, filosofías o enseñanzas, sean de la índole que fueran, si llegamos a la percepción, al conocimiento, de esta gran verdad, podremos hacer demostraciones metafísicas por medio de la Intuición. Lo que es más importante para el desenvolvimiento de la intuición y de las demás manifestaciones metafísicas es que debemos hacernos conscientes de la gran ley fundamental de la unidad; conócela y hagámonos Uno con ella: "Sólo hay una Mente, una Ley, un Principio, una Substancia en el Universo, y Yo soy Uno con todo lo que existe". En las siguientes lecciones explicaremos este punto más detalladamente. La práctica anexa es de gran importancia. Insistimos en ella porque es una clave; solamente con ella se desenvuelve el conocimiento de las cosas metafísicas. 


Siéntate en un lugar donde nadie te interrumpa, cruza los pies, y pon una de las manos sobre las otra. Relaja tus músculos, equilibra la cabeza y prosigue con la práctica. 


Habrás notado que a partir de las últimas lecciones los párrafos son bien marcados. Esto se hace para que no pases a leer un nuevo párrafo antes de haber comprendido bien el contenido del anterior. Lee, mejor aún, estudia. El estudio se hace leyendo despacio, poco a poco, para ir asimilando el sentido. Cada pequeño párrafo enseña, encierra una verdad, una indicación importante, una lección completa. Si te fuera posible, debes hacer todos los días los ejercicios del silencio. Cada semana, cuando estés preparado para pedir en el silencio, puedes hacer tu pedido sobre aquello que estuvieras estudiando durante ese mes. Durante el mes corriente, por ejemplo, debes desear el desenvolvimiento de la intuición. 


"Cuando hicieres tus remesas o pagos por estas lecciones, hazlas con placer y de todo corazón. Cuando así procedas, pones en actividad, también para tu provecho, un Principio Universal, que es la ley de Dar y Recibir. Cuando permites que esta ley se manifieste a través de tu ser y de tus manos, abres tu propia puerta a la abundancia y a la prosperidad. Conocerás más detalles de esa ley oportunamente. La indico apenas, ahora, para que medites sobre ese gran Principio; la tierra que se cuida da más frutos, el árbol que se trata con más esmero, da más frutos. Observa que todo en la naturaleza es un eterno dar para recibir." (*)


REPITE LA PRACTICA DEL SILENCIO.


Del Libro (Las Enseñanzas de la Antigua Fraternidad Rosacruz)


Dr Arnoldo Krum Heller

Soberano Comendador de la F.R.A.


(*) Lo entrecomillado no incumbe al "Colegio Invisible de la Rosacruz"; el cual está ideado para funcionar libre y gratuitamente en Internet; en tanto que no es posible poner algún precio a las cosas del Espíritu; pero además, no hablamos de alguna Organización con estatutos y responsabilidades para con los Estados. Si ésta situación, en el futuro, cambiase y fuese necesario algún tipo de financiación se comunicaría previamente; pero, mientras tanto, nuestra intención sigue siendo que este Acceso a la Enseñanzas Rosacruces, siga permaneciendo libre y gratuito.

(Aralba R+C)