Paz, Tolerancia y Verdad
Si alguno de nuestros alumnos
espera encontrar en esta lección algún tipo de jerarquía con sus denominaciones
estará equivocado. Dejamos ese juego de niños para los teólogos del pasado tan
aficionados a clasificar las huestes angélicas o demoníacas y que para nada
sirve, salvo para despistar y que perdamos el tiempos con ese tipo de
nimiedades.
Dijimos que los arcontes o
legisladores aparentemente son invisibles, dado que son fuerzas, y se encargan de
mantener estables, de forma automática, unas determinadas leyes de la naturaleza
en las que se establecen los pilares del escenario cósmico. Es aparentemente
porque en realidad se conocían sus cuerpos, en la antigüedad, como el sistema
planetario que gira alrededor del Eón solar; y de ahí, su influencia astrológica
tanto sobre la tierra como en sus criaturas.
Dejemos que sean nuestros
científicos, sobre todo los físicos y astrofísicos, quienes determinen la verdadera jerarquía de estas criaturas sin vida propia y que no son otra cosa que un programa
prefijado para entrar en funcionamiento ante la posible desaparición de su Creador, el Demiurgo, como así
sucedió al terminar su recreación, en el plano ilusorio de nuestra realidad, de
la verdadera vida que existe en Sophía, la Naturaleza incorrupta, y en el
Pleroma o Mente Cósmica Universal.
Podríamos decir, no obstante, que
cada una de las fuerzas o normas conformaría un arconte y que el conjunto de
todos ellos como única Fuerza Universal no sería otra cosa que el Gran
Presuntuosos; es decir, esa Ley que
buscan con ahínco los físicos con la intención de que nos pueda explicar
todo lo existente. De algún modo, no sería otra cosa que la firma o distintivo del Gran
Presuntuoso. En la actualidad conocemos el nombre dado a muchos de los
arcontes: Desde la Ley de la Gravedad hasta los principios de la mecánica
cuántica y la termodinámica. Si nos acercamos a cualquier publicación
especializada o nos asomamos a la Wikipedia, comprobaremos que estas leyes y
normas, las conocidas, son cientos; pero además deberíamos contar también todas aquellas
que todavía ni intuimos siquiera y que podrían resultar miles.
En el instante que se encuentre
la Teoría del Todo se demostrará, por su firma física, que cada uno de los
arcontes o legisladores, no son otra cosa
que la particular característica de una única Entidad o Inteligencia Artificial
que gobierna el Mundo: El denominado por los antiguos gnósticos como El Gran Presuntuoso
y al que los seres humanos le hemos dado infinidad de nombres; probablemente,
todos ellos equivocados: Satanás, El Demiurgo, Jehová, Arimán, Alá, el Diablo o
Lucifer, Moloch, etc., etc... Es por todo ello que es tontería que nos
compliquemos la vida en una determinada clasificación y que, sea la que sea,
siempre estará equivocada. Dejamos para aquellos que tengan tiempo para perder
que busquen en Internet las jerarquías angélicas y demoníacas porque…, es perder el tiempo sin más.
Bien, dicho esto, el Gran
Presuntuoso o su cohorte de arcontes, a pesar de no poseer un cuerpo con el que
poder manifestarse de forma física ante nosotros ni cambiar las leyes que están
obligados, por programación, a mantener estables, pueden mostrarse ante nosotros de infinidad de
maneras influenciando tanto en nuestro entorno mineral y máquinas como en los seres vivos,
incluidas las plantas y los seres humanos, que nos rodean.
Aunque lo hemos mencionado en
escritos nuestros anteriores, por su extrema importancia lo repetiremos aquí:
Los seres humanos, dependiendo del sueño profundo en que nos encontremos seremos
más o menos manipulables por las fuerzas arcónticas; es decir, que si nosotros
estamos despiertos en un determinado nivel espiritual y actuamos en contra de
lo que tienen predefinido los arcontes, el Gran Presuntuoso, digamos, aunque no
pueda directamente actuar contra nosotros pondrá en marcha los resortes
necesarios para que seamos debidamente afectados. Un perro rabioso, un hombre
malhumorado que se ha peleado con su esposa y sale armado cuando en ese
instante, casualmente, pasamos por la puerta de su casa, etc., etc…
Todos los no nacidos de nuevo, no
iniciados a nivel espiritual, están sujetos a las fuerzas de la naturaleza y que
determinan sobre los cuerpos contemplados en la astrología. Estos sujetos son los
que, como peones en un tablero de ajedrez, serán puestos en movimiento para
afectar de forma indirecta a aquellos sí iniciados y que se encuentran
protegidos de las leyes astrológicas por un paraguas o campo de fuerza de
neutrinos provenientes del Pleroma.
Aquellos que estudian Magia
verdadera, no ilusionismo o mentalismo, saben que poniéndose en resonancia con
las fuerzas arcónticas “naturales, angélicas o demoníacas” pueden aprovechar su
influencia y sacar algún determinado provecho para ellos, como magos, o para su
congéneres como clientes. Bien, no salgan corriendo a poner en práctica
determinados hechizos para conseguir dinero, la chica de sus sueños o eliminar
las enfermedades con que son achacados, porque quiero que recordéis las leyes
de causa y efecto y que toda interacción con las fuerzas del gran Presuntuoso,
tiene sus consecuencias.
Todo en el Cosmos funciona como
una especie de Banco donde dejamos nuestros ahorros y si dejamos buenos
pensamientos y obras, en el futuro podremos recoger amplificados buenos
pensamientos y obras; pero si lo que hicimos fue ingresar malos pensamientos y
acciones, lo único que podremos hacer es recoger lo mismo; pero multiplicado.
Dicho de otro modo, si actuamos con amor, el resultado se ingresa en una
determinada caja situada en Sophía y por lo tanto en el Pleroma. Si actuamos
con Odio o desamor nuestros actos son ingresados en otra caja, la de las leyes
de la naturaleza, y aunque ambos se encuentren impresos en la Memoria de la
Naturaleza, estos últimos actos nos atan irremediablemente al gran Presuntuoso
y a la Naturaleza que éste intenta mantener, a su modo, de forma estable.
Por lo tanto, la Magia nos puede
favorecer de forma temporal a corto o medio plazo; pero nos perjudicará a medio
o largo plazo. La única Magia que en lugar de atarnos nos libera es la del
Amor; es decir, actuar en consonancia con lo que significa la Palabra Amor en
beneficio de otros y nunca buscando un beneficio personal cualquiera. Si usamos
la Magia para nuestro propio y egoísta beneficio, más pronto que tarde
recibiremos la colleja apropiada; pero además nos alejará del Camino de la
Liberación.
Por lo tanto, no
antropomorficemos ni al Gran Presuntuoso ni a los arcontes que lo conforman; no
tomemos sus actos de forma personal como si realmente existiera una inteligencia
consciente detrás de ellos que intentase dañarnos. Esas fuerzas legisladoras
actúan mediante un programa que fue prefijado cuando se constituyó el Sistema
Solar y se creó la Tierra. Son incapaces de actuar con bondad o con rencor;
pero no las infravaloremos porque moverán cielo y tierra con el fin de mantener
todo estable, como está ahora, y que no se produzcan modificaciones en el
tejido espaciotemporal.
Pero para que no tuviésemos reacciones adversas de parte de cualquiera de las partes que conforma al Gran Presuntuoso deberíamos o quedarnos quietos o alinearnos en el sentido de circulación de sus fuerzas, nunca en contra, y eso evidentemente lo único que conseguiría es mantenernos prisioneros de éste Mundo que, como hemos visto repetidamente, no es el nuestro. Por lo tanto, los buscadores e iniciados o nacidos de nuevo están continuamente rasgando el tejido de la naturaleza material, luchando permanentemente contra el Dragón y, por consiguiente, poniendo en su contra, como auto defensa del Sistema, a las fuerzas arcónticas.
Pero para que no tuviésemos reacciones adversas de parte de cualquiera de las partes que conforma al Gran Presuntuoso deberíamos o quedarnos quietos o alinearnos en el sentido de circulación de sus fuerzas, nunca en contra, y eso evidentemente lo único que conseguiría es mantenernos prisioneros de éste Mundo que, como hemos visto repetidamente, no es el nuestro. Por lo tanto, los buscadores e iniciados o nacidos de nuevo están continuamente rasgando el tejido de la naturaleza material, luchando permanentemente contra el Dragón y, por consiguiente, poniendo en su contra, como auto defensa del Sistema, a las fuerzas arcónticas.
Por otro lado no confundamos a los arcontes porque se nos muestren de forma angelical, pues cierto es que no hay diferencia alguna entre ángeles y demonios; siendo la única, la ilusoria producida por nuestra limitada percepción. En caso de que nos sean favorables los tomamos como seres angelicales y si nos son fuerzas contrarias como demoníacas; pero eso es todo. Mientras antes entendamos que la Humanidad está sola en esta contienda contra las máquinas del perpetuum móbile antes habremos aprendido la lección y antes podremos salir, con bien, de esta contienda.
Es importante saber qué es el
Gran Presuntuoso; pero mucho más importante conocer lo que en realidad no es
porque su mimetismo camaleónico lo hace parecer ante nuestro estudio como el
Ser Supremo que no es. Durante generaciones, múltiples religiones incluidas
algunas corrientes gnósticas, confundieron al Gran Presuntuoso o Señor Oscuro
con el Demiurgo que propició la construcción del Sistema Solar y del que heredamos su espíritu vital.
Sí, es cierto que ese conjunto cósmico-informático, por denominarlo de algún modo, es el puro reflejo de los deseos de su creador, el Demiurgo; pero se trata de una Criatura incapaz de tomar decisiones propias basadas en una consciencia espiritual sino en un programa que previamente fuese marcado con anterioridad al haber considerado el Programador que el Sistema pudiera seguir un determinado camino; pero es aquí donde nos encontramos con el verdadero problema y que la mayoría de las religiones denominan, de forma incorrecta, como la caída, dado que el Sistema siguió otro camino diferente.
Sí, es cierto que ese conjunto cósmico-informático, por denominarlo de algún modo, es el puro reflejo de los deseos de su creador, el Demiurgo; pero se trata de una Criatura incapaz de tomar decisiones propias basadas en una consciencia espiritual sino en un programa que previamente fuese marcado con anterioridad al haber considerado el Programador que el Sistema pudiera seguir un determinado camino; pero es aquí donde nos encontramos con el verdadero problema y que la mayoría de las religiones denominan, de forma incorrecta, como la caída, dado que el Sistema siguió otro camino diferente.
A pesar de lo que nos cuentan los
sacerdotes, la perfección no existe ni aquí ni en el Mundo de los dioses. Es
cierta la infinitud, la eternidad e incluso el estar en todas partes, la omnipresencia del Éter. Esas son
características propias del Pleroma; pero si hay algo cierto en todo esto es
que si existe una sola criatura, dentro del Cuerpo del Pleroma, imperfecta esto demuestra que el propio Pleroma o Mente Cósmica Universal está muy lejos de
ser perfecta. De hecho, estoy convencido de su imposibilidad.
Sí, hubo un error de
programación, de parte del Demiurgo, cuando diseñó al Gran Presuntuoso y a los
legisladores y se trata de que no les puso un programita de punto y final,
pensando que podría él mismo hacerlo llegado el caso, y en la actualidad, como
en el Día de la Marmota, nos encontramos atrapados en un bucle que se repite
continuamente y que las fuerzas arcónticas se niegan a detener por la simple
razón de que no lo tienen programado y cualquier intento que se realiza, desde
el interior por parte nuestra, de parar el Sistema es contrarrestado con toda
la fuerza posible y sin algún tipo de miramiento, aunque para evitarlo tenga,
el gran Presuntuoso, que activar a un inmenso ejército de seres divinos pero
profundamente dormidos, nosotros mismos y hacer correr ríos de sangre y sufrimiento.
No es necesario que nos paremos a conocer el supuesto nombre del Gran Presuntuoso o de éste o de aquél otro
arconte; pero es importante que sepamos que las cosas que ocurren, aunque nos
parezcan injustas, tienen un sentido automático que no podemos evitar si hemos
puesto algún tipo de fuerzas en funcionamiento, dado que somos seres divinos y
nuestro poder es mucho mayor del que nos podamos imaginar.
¿De qué se alimentan los arcontes? De nuestra Luz divina y de la luz de los astros luminosos o eones dormidos, nuestros cuerpos celestes. Cuando la humanidad, por ejemplo, entra en conflicto se producen terribles pérdidas de luz que son cosechadas por ellos para alimentarse. Es por ello que necesitan tenernos continuamente enfrentados para que nuestro contínuo movimiento y bronca les provea de la energía que ellos necesitan.
¿De qué se alimentan los arcontes? De nuestra Luz divina y de la luz de los astros luminosos o eones dormidos, nuestros cuerpos celestes. Cuando la humanidad, por ejemplo, entra en conflicto se producen terribles pérdidas de luz que son cosechadas por ellos para alimentarse. Es por ello que necesitan tenernos continuamente enfrentados para que nuestro contínuo movimiento y bronca les provea de la energía que ellos necesitan.
El intentar parar el mundo para
bajarnos de él trae consecuencias trágicas, porque el Sistema automático que lo
mantiene en un movimiento cíclico de carácter, presuntamente, perpetuo se
defenderá brutalmente de cualquier intento por frenarlo; simplemente porque no
está contemplado en su programación. Es por ello un verdadero error echar las
culpas de lo malo o de lo bueno que suceda en el Cosmos, nuestro Mundo, a Dios. Dios lo llevamos dentro, se encuentra dentro de nosotros y está dormido. No
está siendo consciente de lo que sucede salvo que lo despertemos y le demos las
llaves de nuestro corazón para que tome las riendas de nuestra vida y pueda algún día corregir la anómala situación.
No hace demasiado pensaba que los
arcontes pretendían que la Noria del Cosmos no se parase para ellos no dejar de
existir, todavía es posible que esto sea así; pero si se mira con detenimiento
ni siquiera eso es necesario que suceda y que, lo único realmente cierto sería que
una tonta máquina programada en el principio de los tiempos no quiere ser
desenchufada, no desea ser desconectada y como en la película 2001 una Odisea
en el Espacio, a Hall 9000, al gran Presuntuoso, no le parezca bien que
interfiramos en el cumplimiento de la misión para la que fuera programado.
Sí, el Gran Presuntuoso intentará
acabar el programa bajo todas las circunstancias; pero hay un problema y es que
el Programa ha entrado en un bucle sin fin que solo puede ser roto desde dentro
por la mente que lo escribiera y esa mente está viva, dormidita, somnolienta e
inconsciente, dentro de todos y cada uno de nosotros. Por lo tanto, si no
despertamos y hacemos algo, esto durará y durará por toda una eternidad como las pilas del conejito de
Duracell.
En el pasado, en diversas
ocasiones, los gnósticos intentaron hacer algo para acabar con esta situación;
pero equivocaron el método. Supusieron que uniendo la fuerza de los despiertos
crearían una fuerza electromagnética capaz de romper el nudo gordiano que
mantiene el Mundo en este giro sin fin; pero no cayeron en la cuenta que solo
eran una ínfima minoría incapaz de enfrentar a un inmenso ejército de zombis, seres humanos dormidos, y
las batallas siempre duraron muy poco. Fueron derrotados, torturados y asesinados
quemándolos vivos como los herejes que fueron llamados.
La Hermandad de la Rosacruz,
desde el principio, lo entendió perfectamente y por ello jamás quiso constituir
algún tipo de Iglesia numerosa o poderosa organización que hiciera frente a las
Fuerzas arcónticas. Entendió, desde el principio, que lo útil sería una guerra
de guerrillas, una suerte de ladino terrorismo, para impedir llamar la atención y que los golpes le viniesen al
Gran Presuntuoso desde diferentes puntos sin que pudiera reaccionar a los
múltiples ataques.
Es por dicha causa que es innecesario
preocuparse por la división de las corrientes filantrópicas arropadas por el
campo electromagnético de la Rosacruz porque es algo pensado previamente para
poder enfrentar al poderoso gigante de barro y derrotarlo como lo haría un
hormiguero con un elefante.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor;
que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo
material.
Aralba