miércoles, 28 de octubre de 2015

Lección 73, Grado Segundo, Orden Primera (La Calidad del Linaje Iniciático)

Paz, Tolerancia y Verdad

Existen muchas escuelas esotéricas que hacen alarde de poseer un determinado linaje iniciático plasmado en un tipo de documento conocido como Carta Patente. 

Entendemos que se trata de una tradición que se remonta a los inicios de la Institución Masónica; pero la pregunta que al buscador sincero le surge es, suponiendo que la o las patentes no sean burdas falsificaciones, La Fuerza Iniciática ¿está en esa Escuela o solo la sustenta un mero papel?

Es importante que exista un linaje verdadero que se remonte a un o unos iniciados comprobables; pero más importante es que ese linaje, en el transcurso del tiempo, no haya sido roto, modificado o sujeto a algún tipo de interferencias ajenas a los protocolos constituidos por el Maestro que lo originara.

El linaje puede o no ser consanguíneo; es decir haber sido transmitido por el Maestro a alguien ajeno a su familia profana o a algún descendiente como hijos, sobrinos o nietos. Debemos decir que la consanguineidad no es garantía de un mejor linaje iniciático; aunque sí representa algún tipo de caché añadido.

Teniendo un verdadero Documento o Carta Patente, rubricado por el Maestro Original o por alguno de sus posteriores discípulos, tenemos una pequeñísima garantía de autenticidad que, no obstante, deberá ser refrendada por los resultados iniciáticos “Por sus obras los conoceréis”, porque de nada sirve tener todos los documentos del mundo si el portador está vació de esa Fuerza Iniciática que mencionábamos.

Un Dicho dice que “El Maestro aparece cuando el Discípulo se encuentra preparado” y esto es así siempre porque en cada momento, todos y cada uno de nosotros, tendremos aquello que necesitemos para nuestro crecimiento espiritual. Quizá no sea el Maestro, o el tipo de instrucción que andábamos buscando; pero, no quepa duda alguna, que será la instrucción que en ese instante de nuestras vidas necesitemos.

Existen algunas escuelas, entre ellas la mayor parte de las obediencias y logias masónicas, que aun conservando un linaje iniciático bien documentado mediante cartas patente, la esencia iniciática verdadera se ha ido degradando con el paso del tiempo hasta llegar hasta nosotros absolutamente vacías de todo contenido espiritual. Se han convertido, de algún modo, en auténticos arcones de sabiduría, cuya información se encuentra en los ritos y símbolos que se desarrollan en sus talleres; pero una sabiduría que sus miembros no están capacitados para interpretar de forma correcta pues el verdadero linaje iniciático, no el documental, se rompió en algún momento de su historia.

Otras escuelas, entre ellas muchas rosicrucianas, también han sabido mantener ese, digamos linaje documental, cuando no se trate de simples y burdas falsificaciones, hasta nuestros días; pero sus miembros, estudiantes o discípulos se encuentran como enclaustrados como entre las cuatro paredes de una doctrina demasiado rígida y que van repitiendo como verdades absolutas como si de repetidores papagayos se trataran; unas enseñanzas, por otro lado, vacías de todo egregor espiritual.

Unas pocas más al haber perdido la esencia iniciática que les transmitiera su Maestro Fundador, han intentado ampliar sus incomprensibles enseñanzas, a modo ecléctico, con otras enseñanzas ajenas a la escuela como si de una institución sincrética se tratase. Estos también han perdido su linaje iniciático y tratan de suplir ese ADN perdido, de una forma infructuosa, con el ADN que han podido sacar de otras instituciones iniciáticas.

No obstante, todas ellas están ahí para poder ser asaltadas por todos aquellos que, como dijimos, se encuentren preparados para estar ahí y recibir esas enseñanzas con su mayor o menor contenido de verdades espirituales. No olvidemos que el fin último de toda Escuela Iniciática es preparar a sus discípulos para el encuentro definitivo con el Maestro Interior, el único que puede aportar algo de utilidad al Estudiante y con la capacidad de transformarlo en un Adepto, en un verdadero Iniciado.

Este último asunto solo es posible, en todo su maravilloso esplendor, cuando un sujeto verdaderamente preparado para ser Iniciado entra en resonancia con una verdadera escuela iniciática; es decir su espíritu sintoniza con la Frecuencia Espiritual que transmite la Escuela cuyo linaje iniciático es auténtico; pero no solo en el aspecto documental sino también en el verdaderamente espiritual.

Dicho todo lo anterior, también es cierto que alguien preparado para recibir el linaje iniciático pudiera encontrarse en una especie de espera durante un prolongado periodo de tiempo debido a que la escuela para la que estaba su alma resonando, no se encontraba activa en su lugar de residencia o en otro lugar más o menos cercano. En estos casos, el estudiante preparatorio no dejará de ser un nómada buscador que hará lo posible por tocar diferentes teclas hasta que una de ellas sintoniza consigo mismo.

Puede darse el caso que, ese mismo buscador del que hablamos, por más que haya investigado no termine de encontrar su vellocino de oro y termine por mantenerse en una especie de paciente sueño o espera hasta que un día es despertado de su modorra por un rayo espiritual que vibra a la misma frecuencia a la que él está sintonizado.

Es entonces cuando el buscador deja su estática postura, se pone en marcha y abandona sus otras labores y menesteres para dedicarse de pleno a su verdadera vocación: Servir, con todo su cuerpo y con toda su alma, a la llamada electromagnética para la que él se encuentra preparado para entrar en sintonía.

Solo entonces es cuando el buscador puede comprobar la calidad del verdadero linaje iniciático de su instructor. El Instructor, la Escuela, en el transcurso de su Historia visible o profana es posible que haya podido perder cualquier vestigio documental de ese verdadero linaje y sea por ello que la mayoría de los que buscan lo más externo de la iniciación son, de algún modo, rechazados por la Escuela, dado que en realidad aquello que buscan, imposible de conseguir en una verdadera escuela iniciática, son diplomas y credenciales que, supuestamente, les pudiera dar algún tipo de crédito o elevarlos de su categoría social y humana.

Solo aquellos a los que se les ha abierto el ojo de la espiritualidad son capaces de ver en la memoria de la Naturaleza los auténticos linajes iniciáticos que aquellas pudieran ostentar.

En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.


ARALBA RC