Paz, Tolerancia y Verdad
Existen muchas escuelas esotéricas que hacen alarde de poseer
un determinado linaje iniciático plasmado en un tipo de documento conocido como Carta Patente.
Entendemos que se trata de una tradición que se remonta a los inicios
de la Institución Masónica; pero la pregunta que al buscador sincero le surge
es, suponiendo que la o las patentes no sean burdas falsificaciones, La Fuerza
Iniciática ¿está en esa Escuela o solo la sustenta un mero papel?
Es importante que exista un linaje verdadero que se remonte a
un o unos iniciados comprobables; pero más importante es que ese linaje, en el
transcurso del tiempo, no haya sido roto, modificado o sujeto a algún tipo de
interferencias ajenas a los protocolos constituidos por el Maestro que lo
originara.
El linaje puede o no ser consanguíneo; es decir haber sido
transmitido por el Maestro a alguien ajeno a su familia profana o a algún
descendiente como hijos, sobrinos o nietos. Debemos decir que la
consanguineidad no es garantía de un mejor linaje iniciático; aunque sí
representa algún tipo de caché añadido.
Teniendo un verdadero Documento o Carta Patente, rubricado
por el Maestro Original o por alguno de sus posteriores discípulos, tenemos una
pequeñísima garantía de autenticidad que, no obstante, deberá ser refrendada
por los resultados iniciáticos “Por sus obras los conoceréis”, porque de nada
sirve tener todos los documentos del mundo si el portador está vació de esa
Fuerza Iniciática que mencionábamos.
Un Dicho dice que “El Maestro aparece cuando el Discípulo se
encuentra preparado” y esto es así siempre porque en cada momento, todos y cada
uno de nosotros, tendremos aquello que necesitemos para nuestro crecimiento
espiritual. Quizá no sea el Maestro, o el tipo de instrucción que andábamos
buscando; pero, no quepa duda alguna, que será la instrucción que en ese
instante de nuestras vidas necesitemos.
Existen algunas escuelas, entre ellas la mayor parte de las
obediencias y logias masónicas, que aun conservando un linaje iniciático bien
documentado mediante cartas patente, la esencia iniciática verdadera se ha ido
degradando con el paso del tiempo hasta llegar hasta nosotros absolutamente vacías
de todo contenido espiritual. Se han convertido, de algún modo, en auténticos
arcones de sabiduría, cuya información se encuentra en los ritos y símbolos que
se desarrollan en sus talleres; pero una sabiduría que sus miembros no están
capacitados para interpretar de forma correcta pues el verdadero linaje
iniciático, no el documental, se rompió en algún momento de su historia.
Otras escuelas, entre ellas muchas rosicrucianas, también han
sabido mantener ese, digamos linaje documental, cuando no se trate de simples y
burdas falsificaciones, hasta nuestros días; pero sus miembros, estudiantes o
discípulos se encuentran como enclaustrados como entre las cuatro paredes de
una doctrina demasiado rígida y que van repitiendo como verdades absolutas como
si de repetidores papagayos se trataran; unas enseñanzas, por otro lado, vacías
de todo egregor espiritual.
Unas pocas más al haber perdido la esencia iniciática que les
transmitiera su Maestro Fundador, han intentado ampliar sus incomprensibles
enseñanzas, a modo ecléctico, con otras enseñanzas ajenas a la escuela como si
de una institución sincrética se tratase. Estos también han perdido su linaje
iniciático y tratan de suplir ese ADN perdido, de una forma infructuosa, con el
ADN que han podido sacar de otras instituciones iniciáticas.
No obstante, todas ellas están ahí para poder ser asaltadas
por todos aquellos que, como dijimos, se encuentren preparados para estar ahí y
recibir esas enseñanzas con su mayor o menor contenido de verdades
espirituales. No olvidemos que el fin último de toda Escuela Iniciática es
preparar a sus discípulos para el encuentro definitivo con el Maestro Interior,
el único que puede aportar algo de utilidad al Estudiante y con la capacidad de
transformarlo en un Adepto, en un verdadero Iniciado.
Este último asunto solo es posible, en todo su maravilloso esplendor,
cuando un sujeto verdaderamente preparado para ser Iniciado entra en resonancia
con una verdadera escuela iniciática; es decir su espíritu sintoniza con la
Frecuencia Espiritual que transmite la Escuela cuyo linaje iniciático es
auténtico; pero no solo en el aspecto documental sino también en el
verdaderamente espiritual.
Dicho todo lo anterior, también es cierto que alguien
preparado para recibir el linaje iniciático pudiera encontrarse en una especie
de espera durante un prolongado periodo de tiempo debido a que la escuela para
la que estaba su alma resonando, no se encontraba activa en su lugar de
residencia o en otro lugar más o menos cercano. En estos casos, el estudiante
preparatorio no dejará de ser un nómada buscador que hará lo posible por tocar
diferentes teclas hasta que una de ellas sintoniza consigo mismo.
Puede darse el caso que, ese mismo buscador del que hablamos,
por más que haya investigado no termine de encontrar su vellocino de oro y
termine por mantenerse en una especie de paciente sueño o espera hasta que un
día es despertado de su modorra por un rayo espiritual que vibra a la misma
frecuencia a la que él está sintonizado.
Es entonces cuando el buscador deja su estática postura, se
pone en marcha y abandona sus otras labores y menesteres para dedicarse de
pleno a su verdadera vocación: Servir, con todo su cuerpo y con toda su alma, a
la llamada electromagnética para la que él se encuentra preparado para entrar
en sintonía.
Solo entonces es cuando el buscador puede comprobar la
calidad del verdadero linaje iniciático de su instructor. El Instructor, la
Escuela, en el transcurso de su Historia visible o profana es posible que haya
podido perder cualquier vestigio documental de ese verdadero linaje y sea por
ello que la mayoría de los que buscan lo más externo de la iniciación son, de
algún modo, rechazados por la Escuela, dado que en realidad aquello que buscan, imposible de conseguir en una verdadera escuela iniciática, son diplomas y credenciales que, supuestamente, les pudiera dar algún tipo de
crédito o elevarlos de su categoría social y humana.
Solo aquellos a los que se les ha abierto el ojo de la
espiritualidad son capaces de ver en la memoria de la Naturaleza los auténticos
linajes iniciáticos que aquellas pudieran ostentar.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.
ARALBA RC