martes, 28 de febrero de 2023

¿Poderes ocultos o Aptitudes olvidadas?

 "¿Poderes ocultos o Aptitudes olvidadas?"

-La Metafísica como una incursión a la Divinidad del Ser Humano-


Cuando se habla de poderes psíquicos se hace en relación a algunas facultades, de algunas personas, que son estudiadas por la parapsicología, como la telepatía, la psicoquinesis, la bilocación, clarividencia, premonición, psicometría, psicografía, lectura del aura, precognición, terapia energética, etc…


Algunos de los que nos estén leyendo y tengan alguna edad, podrán recordar que algunas de las más importantes organizaciones rosicrucianas se publicitaban ofreciendo la capacidad de adquirir tales habilidades, estudiando sus lecciones o monografías. ¿Es eso posible? ¡No!


He conocido a determinados fratres y sorores que dominaban el ilusionismo y el mentalismo hasta límites casi increíbles. De todos ellos, unos pocos hacían pasar sus trucos de magia por hechos reales; pero, en realidad, jugaban con la credulidad de sus correligionarios al modo del Cuento "El Traje Nuevo del Emperador", en el que todos decían ver aquello que, evidentemente, nadie podía ver, porque no existía. Otros, incluso más intrépidos ni siquiera realizaban trucos que, en realidad, desconocían sino que contaban historias inventadas, maravillosas e imposibles que jamás sucedieron.


Entonces ¿No existen tales poderes?, No, pero sí en tanto que se trata de aptitudes naturales inherentes a la propia naturaleza humana y que fuimos olvidando; pero entonces ¿Podemos aprender a recobrar, dichos recuerdos, mediante prácticas explicadas en manuales literarios? No, no es posible, en tanto que esas habilidades no están relacionadas con el Hombre Material sino con el Hombre Espiritual y se adquieren junto con la Sabiduría.


Todos los sabios, de una o de otra manera nos cuentan lo mismo: "la Sabiduría rehuye a todos aquellos que la buscan con ahínco; pero se les muestra a aquellos otros que practican la paciente espera"; es decir, esos conocimientos, aptitudes y habilidades se encuentran, latentes, en todos nosotros; pero solo aparecerán, junto al Maestro Interno, cuando nos encontremos preparados. Y no se trata ni de una preparación física o intelectual; de hecho, no es una preparación en sí, sino una aptitud natural, latente, y que se muestra debido a una condición genética innata o por un disparador, iluminación, que se produce bajo determinadas condiciones y no por casualidad. "Cuando el Discípulo está preparado, el Maestro aparece" 


Esa es la causa de que muchos altos grados de esas organizaciones rosicrucianas te cuenten que poseen la capacidad de sacar dinero de la nada o conversar con personas ya fallecidas, cuando todo eso que dicen es falso; pero lo hacen con la intención de mostrar que poseen las habilidades que, supuestamente, se enseñan en sus lecciones o monografías. Es decir, están engañando a sus propios fratres y sorores. Con el tiempo, estas personas engañadas, frustradas, abandonarán sus órdenes o fraternidades; o, por el contrario, asumirán que la mentira es algo lícito y cuando ellos se encuentren en situación semejante harán exactamente lo mismo. Es por ello que Hans Christian Andersen publicó "El Traje Nuevo del Emperador"


En general, solo los verdaderos adeptos rosacruces poseen tales aptitudes, en tanto que es su Maestro Interior el que los dirige por la vida; pero ningún Adepto va mostrando, ni en público ni en privado, sus sagradas habilidades. Ellos jamás te contarán que esas cosas pueden realizarse ni te mostrarán algún método mágico, inexistente, para desarrollar la glándula pineal y sus poderes.


Los adeptos rosacruces, los verdaderos, no aquellos que se muestran en posesión de determinados grados ritualísticos, usarán sus habilidades cuando les resulte necesario e intentarán, por todos los medios a su alcance, que no se los descubra. Esas Aptitudes son recordadas, por los alumnos avanzados de la Fraternidad de los Rosacruces, cuando llegue el momento en que les tengan que ser reveladas y nunca antes.


Es posible que existan unos pocos casos, de fratres y sorores previamente preparados y que, sin saberlo, tras unas prácticas o experiencias rituales les sean mostradas sus habilidades, quedando gratamente sorprendidos y achacando dicho hecho a su búsqueda y estudio laborioso acerca de dichos poderes o, simplemente, por un hecho casual; pero, los verdaderos estudiantes rosacruces conocen que lo que sí hay es causalidad y no casualidad; aunque dicha causalidad, en primer momento, por ignorancia, no se sepa relacionar.


Nuestro Consejo, como Discípulo de la Rosacruz; es decir, un humilde paje de los verdaderos adeptos de la Rosacruz, es que no persigan dichos poderes sino que se olviden de éste asunto y cuando llegue el momento apropiado ellos aparecerán sin haberlos solicitado, buscado o estudiado.


No se crean cuando alguien les cuente que pueden materializar, de la nada, chucherías, alimentos o billetes de dólar. Si ustedes han sido testigos de algunas de dichas acciones es porque han sido víctimas de la prestidigitación de ilusionistas muy habilidosos. En éste mundo existen unas leyes inquebrantables y, aquellos pocos que pueden doblegarlas, no van por la vida mostrando sus poderes, aptitudes o habilidades.


Recuerda, contra el olvido, olvidar la ansiedad de la búsqueda y alimentar, cada día, el Amor por la Humanidad y, por sobre todo lo demás, una sincera y paciente espera.


Aralba R+C


lunes, 27 de febrero de 2023

Metafísica Práctica y 4

 Metafísica Práctica y 4



9ª LECCIÓN 



REALIDAD DEL SER 


El punto esencial en el estudio de la metafísica es aprender a ser. Lo que el hombre es, su carácter, sus actividades, es el resultado de sus pensamientos y sentimientos. 


Decimos que el pensamiento es creador, sin embargo, ese pensamiento profundo, dominante, que lanza sus raíces en el subconsciente. Cuando las condiciones le son propicias, tarde o temprano tales pensamientos se manifiestan y dan su fruto, según su clase, porque pensar es sembrar y quien siembra recoge de acuerdo a lo que sembró. 


Si nuestros pensamientos fuesen palpables para todas las personas nos avergonzaríamos de irradiar tanto pensamiento sensual, de odio, de envidia, de cobardía, etc. El derecho, sin embargo, de pensar y la seguridad de que nuestros pensamientos no son aparentemente perceptibles nos da la oportunidad para pensar desenfrenadamente y así lo hacemos, sin apercibirnos de que ellos, tarde o temprano, nos acusarán por sus frutos. 


El pensamiento se cristaliza, porque la mente subconsciente, en su afán creador, dará lugar y ocasión para que ese pensamiento se manifieste en el plano o condición material. Por consiguiente, el estudiante de metafisica sabe que está seguro contra toda condición adversa con tal de admitir solamente pensamientos sanos, constructivos, de paz, armonía y alegría; por tanto sabiendo, también, que esto no se domina y conquista en un solo día, y en muchos casos, ni en meses enteros. Las condiciones adversas son como la hierba en un campo sembrado, que sale aquí y allí y vuelve a salir, pero que un agricultor celoso y activo por fin exterminará, arrancándola por la raíz y matándola en su simiente. 


La simiente de las condiciones adversas de la vida son los pensamientos negativos y destructivos. Podemos desde ahora comenzar a pensar bien seguidos, no obstante, de condiciones adversas que pueden reaparecer meses más tarde. Son simientes que fueron sembradas en el campo y tienen que dar su fruto. Sin embargo, con el tiempo y la invariabilidad, este pensar dejará nuestro campo mental limpio, más o menos, para que nuestra simiente de bien nos traiga opíparas cosechas de alegría, abundancia y bienestar. 


Si la adversidad te persigue, no la aumentes con la desesperación, y que eso no te desanime. Sigue tú por el buen sendero, abrigando siempre buenos pensamientos, Amor y firmeza de fe en ti, en la Divinidad en ti. No importa caer o fracasar cien veces, lo importante es ponernos cada vez de pie y en orden inmediatamente. 


Generalmente los que sufren más fracasos, los que sobreviven el mayor número de adversidades, finalmente se yerguen altivos, invencibles como gigantes de titánica voluntad. Dicen siempre: "YO SOY", "YO PUEDO", "YO QUIERO". 


Cada vez que decimos: "YO SOY", emitimos un cheque a nuestro favor pagable por el Banco Universal. "YO PUEDO", es la palabra que nos pone en actividad, en marcha, y "YO QUIERO", es la voluntad que dirige todo. Estas no son meras mistificaciones ni alegorías sino que, efectivamente, en el plano mental se produce una vibración y se hace un punto de apoyo. 


Todos nuestros pensamientos se realizarán, todos nuestros deseos se cumplirán, no obstante, solamente en la medida que seamos capaces de visualizarlos de acuerdo a nuestra capacidad de ver. Verificar la cosa antes de que ésta tome cuerpo en el plano físico es lo que llamamos "visualizar". Todo lo que creamos en nosotros y alrededor de nosotros obedece a esta ley. Es pensar plásticamente. Es la fase del pensamiento más creador después de la de sentir en la propia consciencia la esencia de lo que deseamos. 


Hombres hay que desconociendo completamente estas cosas, se rodean de salud, de prosperidad y de gloria, simplemente porque por naturaleza poseen el don de ver  mentalmente el conjunto de sus aspiraciones. Nuestra escuela hace hincapié en las instrucciones a los discípulos, en los libros y conferencias públicas, sobre la importancia que hay en el acto de la visualización plástica. Muy pocos, sin embargo, son los que se aperciben de esa clave, y en menor número aún, los que la ponen en práctica. 


Madres y padres hay que cuando el hijo anda por las calles imaginan que le sucede algún peligro, sin saber que están ellos, así, formando ese peligro y que nadie sino ellos son culpables de la desgracia que pueda sobrevenir. La ley es inexorable y responde de la misma manera tanto a pensamientos negativos como a constructivos. Debemos, por lo tanto, aprovechar solamente su lado positivo. 


El punto más importante en la visualización plástica es mantener en la mente el retrato o "vista", si se puede llamar así, lo más claro y detallado que sea posible, a fin de mantenerlo por el mayor espacio de tiempo posible. 


La luz blanca es la más poderosa. La luz blanca solamente se puede ver con la vista interna o psíquica. La luz es vida. La luz es creadora y cuanto más elevada sea la creación, más intensa debe ser la luz. Los resultados de una visualización son más efectivos si visualizamos el objeto de nuestros deseos en medio de una luz blanca. 


La energía creadora es luz. Con el proceso de pensar escapa una cantidad de energía que es luz y sobre esta luz caminan o pueden caminar, proyectarse los pensamientos, guiados por otra facultad del alma, la voluntad. La voluntad es poder y solamente puede, quien piensa poder. La luz que emana con nuestros pensamientos es la que refleja nuestro cuerpo y que se conoce por Aura. Este aura varía en su color, porque sus pensamientos son los que determinan su coloración, en cuanto que nuestra consciencia o estado espiritual determina la calidad de nuestros pensamientos. Podemos decir, entonces, que nuestro grado de consciencia o espiritualidad puede conocerse por el color de nuestro aura, así como nuestro estado de ánimo o estado mental en cualquier momento dado. El color más elevado del Aura es el blanco, lo que indica que se ha alcanzado un grado muy elevado de espiritualidad y que el pensamiento es sumamente creador, constructivo en este estado. 


Si hay algo, dentro de la más sana moral y siempre también que no sea en perjuicio de un tercero, que deseas realizar, algo que creas positivamente necesario para ti, algo que se sobreponga a todo lo demás en este momento, entonces, "visualízalo", míralo claramente en esa luz blanca, puedes hacer esto en el silencio, durante él, o en cualquier momento, parte u hora en que te venga a la mente. Mantén la visualización por tanto tiempo como puedas, sin embargo, cuando surja un átomo de temor o duda, deberás entonces, inmediatamente, dejar el asunto y ponerte a hacer otra cosa. De lo contrario, estarías matando con un cortocircuito la idea a la que le quieres dar cuerpo. 


Si algún órgano o parte de tu cuerpo no funciona normalmente o está afectado, visualiza esa parte u órgano en la luz. Si puedes ver el color natural de ese órgano o parte del cuerpo, esto indica que lo estás viendo en la luz. "Visualízalo" como debería ser en su estado normal y sano. La constancia en visualizar, practicar la visualización en la luz, producirá de vez en cuando chispas de luz que verás con los ojos abiertos hasta en plena luz del día. 


Reuniendo estas chispas y rayos de luz y concentrándolos sobre la parte enferma, se logran hasta curaciones instantáneas. 


Cuántos hay que hablan de conocer la luz, de estar en la luz, de querer la luz, sin saber lo que esto realmente es, tomando la palabra como representativa de intelectualidad solamente. El hombre es potencialmente la luz del mundo, porque la luz que está en la consciencia o alma, en el propio ser del hombre, puede iluminar y esclarecer todos los problemas de su vida. 


Ahora entra en el silencio, según el método que conoces, sin olvidar nunca de repente varias veces la afirmación: "No hay sino una Mente, una Ley, un Principio, una Substancia en el Universo, y Yo soy uno con todo lo que existe". 


Después de esta afirmación pedirás, visualizándolo, lo que deseas. También meditarás en esta luz, para que la veas. Aparecerá como un puntito o puntitos luminosos aquí y allí. No hagas esfuerzos para verla porque no es así que se ve, sino manteniendo tu mente abierta, receptiva y la luz se manifestará al ojo de tu mente. 


Mensaje de salud 

¿Qué es la salud? 


La salud es una equilibrada y armoniosa actividad subconsciente en el cuerpo humano. Esta actividad equilibrada a su vez produce la propia distribución de fuerza nerviosa, acción glandular, circulación perfecta de la sangre y una correcta asimilación y eliminación. El resultado es armonía, paz, bienestar y fuerza, señales todas estas de salud. 


La salud consiste en una armoniosa y amigable cooperación entre el cuerpo, el alma y el espíritu de una persona, y cuando estos tres se reúnen en perfecta armonía, el resultado es la salud. 


La salud es natural. La enfermedad no es natural. La salud para todos es la divina intención del Ser Supremo. El Ser Supremo jamás enferma, nosotros, sus hijos, jamás deberíamos adolecer. 


Si obedecemos la ley de la naturaleza, de la Mente y del Espíritu estaremos de acuerdo con la ley de la salud y jamás enfermaremos. Las leyes de la naturaleza, de la Mente y del Espíritu son las leyes de la Realidad del Ser y la Verdad. "Conoce la Verdad y ésta te hará libre", dice Jesús. 


El hecho de que estemos enfermos es evidencia de que violamos alguna ley, porque ignoramos la verdad con respecto a la naturaleza, a la mente y al espíritu. Si el agricultor viola la ley con respecto a la siembra del trigo, la naturaleza no podrá ayudar a producir el trigo. Así, quien viola la ley de la salud no puede recibir salud. La salud es firmeza, estar firme en la ley de la salud. Violar esta ley es no ser firme; in-firme=en-fermo. 


Por consiguiente, la enfermedad y la muerte vienen porque violamos la ley. Violar la ley es pecar, cometer error. Pecamos más contra las leyes de la mente porque son las que ignoramos más. Conociendo éstas, con ellas nos liberamos de todo mal. El hombre se compone de un cuerpo físico y de un espíritu. El cuerpo físico que es de polvo, se alimenta con polvo. El cuerpo del espíritu no nace ni muere, es eterno, imperecedero; lo que está sujeto al nacimiento de la desintegración es la caída física donde aquel se mete. El hombre espíritu se alimenta con pensamientos de verdad, amor y belleza. Cuando predomina el hombre carne, caminamos hacia la enfermedad, el sufrimiento y la muerte; cuando predomina el hombre espíritu caminamos hacia una perfecta juventud y vida eterna. Entonces, la transición se verifica sin temor ni sufrimiento. 


Algunas curaciones metafísicas se logran instantáneamente, como algo milagroso o sobrenatural. Entretanto, nosotros no aceptamos lo sobrenatural o milagroso, sino como palabras que representan la operación de una ley natural que ignoramos y como significando la más elevada manifestación de una ley. 


Queremos que el lector medite sobre las palabras: DIOS, VIDA, LUZ, VERDAD, AMOR, LEY, PRINCIPIO, INTELIGENCIA y SABIDURIA que quieren decir una misma cosa, una sola cosa. Son como sinónimos. 


La enfermedad no es real. Es una creación relativa. Es un sueño, es una condición resultante de una sugestión de tener fe en algo erróneo y falso. Es una hipnosis que se desvanece como humo, como una ilusión cuando aplicamos la luz de la verdad. 




10ª LECCION 



CONOCIMIENTO DE LA VERDAD 


Los pueblos de todas las épocas aspiraron al conocimiento de la verdad con relación a Dios y a sus leyes que gobiernan al universo y al ser humano. Todas las naciones de la tierra dieron gran importancia a este aspecto, y en torno del mismo levantaron e inventaron religiones pretendiendo resolverlo, al mismo tiempo que alrededor de cada una de esas religiones se tejía un sistema social, dando, como último producto, una clase determinada de gobierno. Entretanto, la solución de todos los problemas, sean ellos religiosos, económicos o políticos, se obtiene conociendo la verdad metaflsica, entiéndase espiritual. Cualquier otro método que se emplea en la solución de un problema da solamente soluciones aparentes y envuelve el problema con subterfugios. 


La verdad espiritual o metafísica, que es la misma cosa, es la verdad con relación a las leyes del ser. El factor que determina lo que el hombre es, su modo de pensar y sus sentimientos. Lo que él es, se expresa por su religión; conforme sea su religión así será su vida social, así será su gobierno, y el gobierno que tiene determina en gran parte sus condiciones económicas. Todo depende de la manera como el hombre siente y piensa del medio que lo rodea, lo que produce o crea el ambiente que lo envuelve. Sentir con el alma es conocer. El conocimiento es una sensación anímica. El hombre se perfecciona a medida que va siendo capaz de sentir la verdad. Las emociones corresponden con el grado del conocimiento de la verdad que posea determinada persona. Las emociones del hombre vulgar son más groseras que las de un hombre avanzado en el conocimiento de la verdad. Las emociones determinan, en gran parte, las condiciones del cuerpo; las emociones y condiciones del cuerpo y de la mente, determinan las circunstancias y condiciones de la vida. 


Tu conocimiento o consciencia de la verdad determina tu vida emocional. Si posees el conocimiento de la verdad en alto grado, desaparecerá de tu vida la emoción de miedo, porque el conocimiento de la verdad te hace sentir y reconocer que eres parte de la Inteligencia universal, que eres el canal a través del cual actúa la Sabiduría para manifestarse en tu vida diaria. Consecuentemente, el conocimiento que tengas de la verdad es el que determina tu estado emotivo y éste a su vez determina las condiciones de tu cuerpo y de tu ambiente. De ahí, la importancia del conocimiento de esta verdad, pues de ella depende nuestro perfeccionamiento espiritual y, por consecuencia, también nuestro perfeccionamiento social y económico. 


En muchas instituciones se mide el conocimiento de la verdad de un individuo, o su evolución espiritual, por la fidelidad que demuestra en los servicios y demás funciones de la iglesia a que pertenece, o también por su propensión a ser humanitario. No obstante, la verdad del hecho de servir a su iglesia fielmente o de realizar cualquier actividad caritativa no significa evolución espiritual. En el primer caso lo impele su espíritu religioso y en el segundo es una fuerza interna que lo lleva a socorrer al desvalido. Una persona puede ser miembro fiel de una iglesia, dar al necesitado, y sin embargo ignorar lo que es la verdad del Ser. 


Cuando los actos de humanitarismo provienen de un alma evolucionada ésta no siente deseo de que se sepa, pues sabe que el beneficio hecho a otros es más útil al que lo hace, mientras que el hombre común, cuando hace una obra filantrópica o caritativa, siente el deseo de que ésta sea pregonada a los cuatro vientos. 


Estas irrealidades con cuerpo aparentemente real, son aceptadas generalmente como verdaderas, pasando a formar parte de la vida, del carácter y del ambiente del individuo. 


El conocimiento de una cosa debe hacerse con el alma, por la intuición y no por la mente consciente o intelecto. La mente consciente se engaña con facilidad con las apariencias y al aceptar una apariencia, una falsedad, ésa pasa a ser parte del subconsciente al lado de otros errores y verdades. Todo esto constituye el carácter del individuo, así piensa, así cree, así obra, así SIENTE y la suma total de todos esos conocimientos que acepta, unos falsos y otros verdaderos, son expresados en su modo de sentir. 


Debemos SENTIR, despertar ese conocimiento de ser uno con esa Inteligencia Universal, con esa Mente Divina y reconocer que, potencialmente, la Mente Divina es Bien, que actúa intencionalmente en nuestra vida para nuestro bien. Pues no reconoceremos la divinidad en otros en cuanto no la hubiéramos reconocido en nosotros mismos. 


Estos estudios son de gran valor para el despertar de una consciencia espiritual. Las afirmaciones son frases positivas, constructivas, como por ejemplo una afirmación de salud puede ser como ésta: "Yo respiro salud y vida", haciendo enseguida una respiración y repitiendo el conjunto 7 veces todos los días hasta aliviar. 


La explicación científica es la siguiente: En el aire hay positivamente vida, en primer lugar. Después la repetición de la frase hace que la mente consciente la envíe al subconsciente. En el subconsciente reside todo el sentir. En seguida, la reacción del subconsciente produce una sensación de que realmente se siente una mejoría, amén de otras funciones fisiológicas que el subconsciente pone en movimiento. El resultado es siempre benéfico. 


Lo más importante en la vida es el sentir. Tú eres lo que tú sientes. Tu sentir se manifiesta en tu cuerpo, en tu mente, en tu conversación; por lo tanto, si quieres prosperar física y económicamente, vigila tu sentir, emociones, sensaciones, sentimientos y conceptos. Procura vivir en conformidad con la verdad encerrada en las afirmaciones. Al fin llegarán al fondo de tu subconsciente y el riquísimo fruto será tuyo. 


Entra en el silencio y repite varias veces la afirmación: "No hay sino una Mente……. ". Enseguida te doy una lista de afirmaciones para todos los casos: "Yo estoy bien", "Yo tengo abundancia", "Yo estoy en paz con todos los hombres", "La salud, el éxito y la felicidad vendrán hacia mí". 


Mensaje de salud (Continuación) 


Andando, viviendo, hablando y pensando diariamente en el Supremo Bien que nos penetra y nos circunda, limpiémonos de todo lo que es pecado y nuestros sufrimientos, nuestras miserias desaparecerán. 


La duda, el temor y la preocupación son el origen de todo lo malo. Destrúyelos, arráncalos de tu ser, para que reine solamente el Supremo Bien en ti. Necesitamos vernos como Dios nos ve, corno espíritus nobles, espléndidos, magníficos, creados a su imagen y semejanza. 


Jesús fue el hombre más natural (no pervertido) que el mundo conoció, fue por eso también el más poderoso, hermoso, sublime y excelso. El es nuestro Hermano Mayor. El nos enseña el camino, es nuestro modelo ideal de grandeza y magnificencia, y solamente nosotros podremos acercarnos a El, por un RECTO PENSAR, un RECTO VIVIR y UN RECTO PROCEDER. 




11ª LECCION 


DIOS 


La pregunta más importante que el hombre se ha hecho a sí mismo en todos los tiempos y en todas las épocas es: ¿Quién, cómo o qué es Dios? 


Una respuesta importante que podemos dar a la primera pregunta es que el hombre sabe, siente, conoce lo que es Dios, de acuerdo y en proporción a que vaya desenvolviéndose su inteligencia y su expresión espiritual. El concepto de Dios se va ampliando y tomando aspecto grandioso, de acuerdo con el desenvolvimiento de sus facultades anímicas. En la imposibilidad del hombre, que es la parte, para conocer el todo, Dios, solamente a medida que conecta a su vez con el todo, resulta que el concepto de Dios varía en cada hombre según sea su desenvolvimiento espiritual o intelectual, que son los medios para reconocer su propia esencia. La esencia que está en su totalidad, en el todo, está también en la parte, porque la esencia es indivisible. 


La segunda pregunta puede encontrar respuesta, hasta cierto punto, en las condiciones de la primera, mas es misterio investigar la creación para revelar sus secretos. En todos los tiempos existieron almas de coraje que expusieron su propia vida en las investigaciones de la naturaleza, aunque en estas investigaciones o exploraciones de lo desconocido no les animase la Verdad Una, que es Dios. 


Estos progresos que nos aproximan más y más a la Fuente Divina, son debidos a tantos hombres y mujeres que, discordantes o insatisfechos con la marcha lenta de las masas y con su modo de pensar, se lanzaron a lo desconocido y abrieron un nuevo camino que, siempre más corto, ofrece más fácil travesía a los espíritu más libres que inmediatamente lo adopten. Y de este modo se elabora nuestra civilización. Esos predestinados que nacen con una interrogación en los labios, no se encurvan a la infalibilidad dogmática e investigan el porqué de las proposiciones o artículos de fe. 


Cuando Cristóbal Colón atravesó las vastedades del océano, siguiendo una nueva ruta, era artículo de fe, impuesto por la Iglesia, que la tierra era plana. Colón, amén de derrumbar esa creencia errónea, descubrió un nuevo mundo. Esto se repite todas las veces que el hombre marcha hacia lo desconocido y al avanzar hacia lo desconocido nos llega una infinidad de cosas preciosas, procedentes de su heroica hazaña. 


Con todo, el descubrimiento de los misterios no está circunscrito a la tierra exclusivamente, el hombre en sus arranques mentales revela sublimidades que escapan a los más imaginarios cuentos de hadas. Proyectando su mente hasta Marte, descubre una atmósfera circundándolo y registra en él cuatro estaciones en el año, como en la tierra. Estos hombres y estas mujeres que investigan éste y otros mundos, éstas y otras condiciones del ser, lo invisible y lo visible, son esos hombres y mujeres, sí, que nos aproximaremos a Dios. Y no con los que viven para dirigir súplicas a Dios y hablar de un mundo o de una vida futura, que nunca investigaron y que son justamente los que más se oponen a esas investigaciones. 


En todas las épocas, las almas que se hicieron merecedoras de la inspiración Divina percibieron la verdad como ella es, porque la Verdad es inmutable. Aun hoy existen almas que gozan de la percepción de la Verdad de la misma forma que ella fue concedida a Moisés, Confucio, Jesús, Pablo, Juan, Sócrates, Plotino, Pitágoras y Platón. Estas almas existieron y existirán siempre. Sus ideas fueron adaptadas a la mentalidad general de cada época, porque el mejor concepto que se puede tener de las cosas divinas, en cualquier época, depende del desenvolvimiento de la generalidad o de la evolución espiritual de esa época. Las enseñanzas están adecuadas a una época o grado de evolución, porque el progreso material y espiritual que propagan esas enseñanzas en determinada época, no es progreso aceptado por otra época más avanzada. Conforme se va avanzando se debe ir reformando los vestidos, los atavíos (doctrinas) con que se adornan en un principio. El hombre se va desenvolviendo, perfeccionando física, mental y espiritualmente. Un eclesiástico que hace dos mil años aconsejaba a los pobres de espíritu y duros de cabeza que se satisfacieran con la evolución espiritual resultante de una actitud pasiva y gozar de todas las cosas y bienes que Dios les daba, puede ser adoptado en todas las épocas por aquellos que estén en esas condiciones, aunque no se percaten los que quieran seguir la doctrina de Jesús cuando dice: "El hombre que quiera hacer su voluntad conocerá la doctrina si viene a Dios". Sea esta frase dicha por los labios de Juan, Pitágoras o Platón. 


Todas las religiones poseen un sistema más o menos mitológico. Un estudio imparcial de todas ellas revela una semejanza muy notable en su origen. Esto se explica por el hecho de ser la imaginación y el profundo sentir espiritual, factores principales en todas las enseñanzas religiosas. Produce más beneficios un apego a las emociones que al intelecto, aunque muchos de los fundadores de religiones hubieran sido hombres de gran intelectualidad y conocimiento. 


Por otro lado, la ciencia busca la causa de todos los fenómenos, no se deja llevar por las creencias y procura investigar las bases de sus proposiciones. No debemos creer sino en aquello que esté plenamente demostrado, lo mismo que los resultados obtenidos no contradigan su acierto. En su afán en la búsqueda de las causas, la ciencia hace grandes descubrimientos e invenciones y en muchos casos no puede explicar sus principios ni los comprende completamente. De la misma forma, el científico ignora de donde le viene el conocimiento. Acredita que él sea una simple función del intelecto, lo que hasta cierto punto es exacto, sin embargo, al disponerse a investigar su pensamiento, descubrirá que al llegar a cierto punto, su intelecto no puede ir más lejos, ya no puede razonar más. No obstante, más tarde en un abrir y cerrar de ojos obtiene la respuesta o la solución que pretendía alcanzar con su razón. El científico no cree en la inspiración o en la intuición, prefiere atribuirla exclusivamente al cerebro. 


La ciencia y la religión crearon un abismo intraspasable entre sí que sólo sirve para estorbar el progreso. Esto se va conciliando visiblemente ahora y la ciencia ya puede explicar algunas cosas con la religión. Resta solamente a la ciencia aceptar la vitalidad que puede darle la religión a sus puntos muertos y hacerlos vibrar con vida. 


Es verdad que Dios no puede ser encontrado cuando se estudia el Universo. El único lugar en el que puede el hombre encontrar y comprender la voluntad de Dios es su propio interior. Esto, no obstante, no quiere decir que el intelecto, que es perecedero, no represente un papel importante. Tus esfuerzos intelectuales para buscar a Dios e intelectualmente comprender su voluntad abrirán un camino para encontrarlo en tu íntimo, desobstaculizándote la senda, pero no te limites exclusivamente al intelecto porque él es la mente consciente. El intelecto o mente consciente no puede percibir a Dios. Es en la mente subconsciente, que tiene su base en el sistema nervioso del gran simpático con su centro en el plexo solar, que el hombre puede conocer a Dios. Y es el único lugar, porque es la única región en la que el hombre puede actuar en el reino de los sentidos. Mas el hombre estará tan lejos de este reino como el intelectual si lo procuras como emociones y sentimientos prescindiendo de la lógica, de la razón, de la ciencia y de todo lo que le facilite el camino. En otras palabras, el que investiga el reino de Dios solamente con su naturaleza emocional o facultad de sentir, se pierde en el camino; el que investiga el reino de Dios o la verdad de las cosas sólo con el intelecto, se pierde del mismo modo en el camino. Es preciso, por lo tanto, conciliar esa naturaleza religiosa, espiritual, la mente subconsciente, con esa otra naturaleza científica, investigadora, la mente consciente, y así nos elevaremos a ese reino del cielo que no está fuera sino dentro de nosotros mismos. Llegar a este conocimiento es lo que se llama alegóricamente "vivir en temor de Dios", atingida esa condición insuperable se puede entrar en el terreno de la Magia, o sea la ciencia de las ciencias, sin mínimo peligro de retroceso espiritual. Con esa preparación, el neófito o estudiante es dirigido por los Maestros, que llamamos Iniciados, y comienzan entonces a revelarse delante de él grandes, sublimes y portentosos panoramas de un nuevo mundo y adquiere poderes admirables. No obstante, el inconsciente, que pisó el terreno de la Magia, está sujeto a convertirse en Simón el Mágico, no el Mago como erróneamente lo denominan. El discípulo preparado en el temor de Dios se convierte en Mago, el inconsciente en Mágico. 


Sin embargo, como ya dijimos, estos estudios no son más que preparatorios. Si atenuásemos diariamente esa tensa condición, la que nos arrastra a la lucha por la vida, iremos poco a poco conociendo el inmenso amor de Dios. Esto se consigue con el ejercicio del SILENCIO. Haz, por eso, ese ejercicio diariamente.


Extraido del Libro “Las Enseñanzas de la Antigua Fraternidad Rosacruz”

Del Gran Comendador de la Orden, el Dr Krum Heller (Maestro Huiracocha)


viernes, 24 de febrero de 2023

Metafisica Práctica 3

 Metafísica Práctica 3



DISCIPLINA - B 5ª LECCION 


GUIA INTERNO 


Existe algo interno en toda criatura humana que parece dar forma a su destino. Algunas veces la actuación de esta fuerza es agradable y otras desagradable. Así es que algunas veces el hombre se siente perplejo y perturbado sin saber qué hacer o qué resolución tomar. Naturalmente, esta condición de incertidumbre torna la vida muy pesada para muchos, puesto que un día atinamos y va todo bien y en cambio en otros todo no es más que una sucesión de desatinos y faltas. 


Es una vida muy miserable y parece que debería haber un guía infalible, un timonel seguro en el que podamos confiar para que nos conduzca siempre a un puerto seguro de vida. 


Si se estudia debidamente este curso, la verdad se desvelará al estudiante sincero, paciente y perseverante, y descubrirá y verá que, efectivamente, hay una mano invisible, un Guía Interno en cada individuo que está siempre pronto para trabajar para el propio bien o mejoramiento del mismo. 


No es éste un Guía o Poder arbitrario que hace o forma los acontecimientos a su capricho, sino que es el Bien Omnipotente, que siempre está pronto a estimular para la perfección. Porque –sábelo o no, acéptalo o no– la perfección es la meta de todo ser. 


Si hay, no obstante, una fuerza interna que nos guía en todos nuestros asuntos, ¿qué nos resta, entonces, hacer, o cómo proceder para no estorbar este guía? Simplemente, observando la actitud mental apropiada es como cooperamos con la Ley Divina. Se acorta así el camino para la meta. Una actitud contraria nos acarreará experiencias desagradables. El hombre debe vivir en armonía con la Ley Divina, de lo contrario sufrirá falta tras falta hasta que aprenda la lección. 


Nótese esto: Algunas veces, de tal manera se confunde el poder de la fe, que todo dejamos a ésta, desanimando en nuestros esfuerzos y observando una actitud pasiva, negligente y negativa. Estos se convierten en esponjas que absorben tanto buenas como malas influencias en su alma o consciencia, y generalmente degeneran en la pereza o negligencia. 


Por otro lado, nótese también que otros, creyendo que todo pueden hacer y conseguir a costa de esfuerzos propios, inyectan actividad y vigor a sus empresas hasta cansar su mente consciente. Caen éstos en la condición de un barco que, sin timonel, danza a la merced de las olas, pues como la mente consciente no es receptora directa de los conocimientos de la sabiduría proveniente de la Mente Universal o Dios, no tiene poder absoluto para guiar al hombre hacia el éxito. 


Ninguna de estas dos condiciones anteriores es la apropiada. El hombre no puede hacer las cosas solamente con la mente consciente, ni tampoco dejar al poder interno o a la fe que haga todo por él. 


Nuestra actividad mental con respecto a la ley y al principio que operan en nuestra vida, nuestro ambiente y circunstancias, es lo que hace de nosotros un canal y medio de expresión de la Sabiduría Divina. Con nuestro modo de pensar es como nos hacemos el instrumento que somos para la manifestación de ese principio. 


Solamente atraemos hacia nuestra vida aquellas experiencias que están en el mismo plano mental en que actuamos. Por eso debemos desenvolver nuestra mente consciente hasta su máxima capacidad para ser usada en beneficio propio, y aunque sea cierto que el entendimiento y la sabiduría son dotes espirituales, no obstante, se pueden adquirir también por medio de la cuidadosa aplicación del intelecto a los problemas de la vida. El intelecto corresponde a la mente consciente, mas es una preciosa dádiva de Dios, una joya de las escogidas. 


Nuestro Guía Divino, piloto de nuestro barco sobre las aguas de la vida, no es inflexible, ni su trabajo está trazado fijamente, sino que, conforme elevamos o regeneramos nuestra consciencia o alma –lo que se consigue mediante un modo constructivo de pensar–, nuestro piloto, al mismo tiempo, puede llevar y de hecho lleva nuestro pequeño barco por aguas más quietas, amplias y profundas y, naturalmente, por donde hay menos aglomeración de pequeñas embarcaciones. 


Una vez cumplida fielmente nuestra parte, al observar la actitud mental apropiada debemos despreocuparnos y aceptar en nuestro fuero íntimo que somos guiados por nuestro Guía Divino. Si algo ocurre que nos haga perder aquellos planes y proyectos que habíamos preparado cuidadosamente, en lugar de enfadarnos, de resistir, nuestra actitud debe ser la de un quieto reconocimiento y serena aceptación de nuestra equivocación. 


Ni el más agudo intelecto puede ver más allá del velo que cubre el mundo llamado invisible, de los planos arquetipos, donde el futuro esta en embrión. Por eso no debemos contrarrestar los acontecimientos, sino cooperar, obedecer y ejecutar los dictados que se nos revelen. 


Después, la actitud mental apropiada consiste en usar con diligencia y actividad todas nuestras facultades, haciendo nuestros trabajos, o al menos parte de ellos lo mejor posible. Una vez hecho esto, dejaremos los resultados en manos del Guía Interno, guardando la firme convicción de que todo correrá bien, sin importarnos las apariencias, deslizará suavemente, sin obstáculos, y, con el tiempo, todas las circunstancias externas se armonizarán y un nuevo y perfumado ambiente nos envolverá. 


Jesús dice: "Padre, te doy gracias porque me oíste, Yo sé que tú siempre me oyes". Sí, el Padre siempre nos oye, algunas veces, no obstante, también como a Jesús en el Huerto de Getsemaní, la taza de la amargura no nos es alejada, sino que tenemos que sublimarla hasta lo máximo. 


Yo soy el instrumento de mi propio bien. El bien es mío, y todo bien es para mí. Todo éxito, regocijo, toda paz, armonía y alegría son míos y para mí. 


Todo eso me viene de lo invisible, son parte de la substancia invisible, y yo soy el canal o instrumento para que se manifieste a través de mí en mi vida. 


Mi actitud mental decidirá si el canal está abierto o cerrado. Si pienso constructivamente, con optimismo, el conducto estará abierto. Si pienso destructivamente, inmoralmente, con pesimismo, el conducto permanecerá cerrado y la Substancia Divina no me podrá utilizar para sus múltiples manifestaciones. 


Por eso, si algo me ocurre, que mi mente consciente me avise que hay dificultad o peligro, mi actitud mental deberá merecer mi primera atención. En vez de acobardarme, inquietarme o mortificarme, será ésta una oportunidad para guardar compostura, serenidad y calma para que la Sabiduría Divina se revele en mi consciencia y, con el tiempo, sabré resolver mis problemas satisfactoriamente. 


Cuando siento en mi consciencia, en mi alma, que yo soy parte del bien que anhelo, aún cuando las apariencias indiquen que no se verificará lo que deseo; si mantengo la actitud mental que eso es para mí, que se está verificando para mí, permaneciendo yo sereno, en armoniosa quietud mental, entonces abro él conducto y la Sabiduría se expresará en mí en la forma de mi anhelo. 


Nada hay fuera o apartado de nosotros que sea lo que nos guía, sino el Divino dentro de nosotros lo que, cuando lo conocemos y aceptamos en consciencia, nos conducirá en línea recta hacia nuestra meta. 


Se requiere tiempo y paciencia para llegar a la altura de poder el individuo sostenerse firme y sereno delante de la adversidad aparente y entregarse a la dirección del Guía Interno de Sabiduría que jamás se equivoca. Conforme, no obstante, se va desenvolviendo en estos estudios, va adquiriendo ese poder de sobreponerse a las apariencias adversas. 


Para cultivar el hábito de reconocer este Guía Interno, debemos atribuir a él todo los pequeños detalles favorables de nuestra vida diaria. Si podemos imprimir y sentir en el alma que todo camina bien en lo que diariamente parece insignificante en la vida rutinaria, eso nos fortificará y preparará para los momentos más difíciles que vengan. 


Para observar la debida actitud mental en los casos desesperados hay que saber aquietar el cuerpo. Las condiciones discordantes generalmente se reflejan en los movimientos del cuerpo. En una situación embarazosa, unos andan de un lado a otro cavilosos, otros aprietan las manos, otros fruncen el ceño, se estiran el cabello, y así se puede reconocer por éstos y otros movimientos la inquietud de muchas personas. 


Lo más indicado en estos casos es relajar las manos. Casi siempre que fijes tu atención en tus manos has de encontrarlas tensas. Tus manos forman o están hechas para dar y recibir, y si las mantienes endurecidas no podrán dar ni recibir. Cada vez que recordares, donde quiera que estés, relaja tus manos y verás qué efecto tan agradable de bienestar invadirá tu ser con la repetición de esta práctica. Haz de esta práctica una costumbre y, al pedir, puede que este Guía Divino Interno sea el que te conduzca en todos tus asuntos hacia el bien y la justicia. 


REPITE LA PRACTICA DEL SILENCIO. 



6ª LECCION 


INSPIRACION 


Los problemas de la vida son muy variados y algunas veces nos enfrentamos con algunos que son difíciles de resolver. Muchas veces el sufrimiento y la ansiedad para resolver un problema nos causan una perturbación mental que solamente agrava más la situación. Esa perturbación nos agota hasta tal punto que llegamos a temer por el futuro y a ver en él un oscuro maremagnum. 


Todos nuestros esfuerzos y planes para salir de ese apuro reposan y son tejidos en torno a la mente consciente. Acariciamos ideas salvadoras, urdimos planes, sistemas y métodos, todo eso, no obstante, da solamente resultados erróneos y falsos, porque en toda condición, juntamente con el ambiente y las circunstancias, existe también una condición anímica y es por eso que la solución de cualquier problema ESTA EN EL ALMA. 


Muchos dicen: "Si no fuera por eso, yo haría aquello". No es la condición que acusan lo que les impide realizar sus deseos, sino que lo que les estorba es algo que llevan dentro de sí mismos. La condición o circunstancia no es más que un mero incidente propio de la vida –es tan solamente un resultado. Entretanto, lo que en verdad interfiere, yace dentro de ti mismo. 


Existe un sentir en tu alma, aunque pueda suceder que no tengas consciencia de ello, y lo que se interpone entre tú y la realización de un objetivo es que no comprendiste ni desenvolviste en tu alma los fundamentos principales, los cuales comprendidos y activados alejan cualquier condición o circunstancia que estorbe. 


Jesús extrajo la verdad cuando dijo: "Buscad primero el Reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura". Metafísicamente toda la Vida Divina está dentro de ti, y si comprendieses, si te volvieses consciente de que tú eres esa vida y que ésa es la fuerza que se mueve a través de todas las cosas, entonces dejarías de afligirte por las condiciones externas y comprenderías que lo más importante para resolver tus problemas es mantenerte tranquilo y armonioso. Al mantenerte traquilo y armonioso, no tendrás temor, estarás sereno, sin aflicción, en paz y calma. Este estado es la unión con el Reino de los Cielos que está dentro de ti y que te ayudará a resolver tus problemas. 


Si pudieras establecer en ti, dentro de ti, dentro de tu ser, el conocimiento de que eres Uno con la Fuente Universal, estarías libre para pensar y trabajar lo mejor que puedas. Esta es la cooperación que debemos prestar a la Inteligencia Infinita para que nos ayude a resolver nuestros problemas. 


Un medio muy simple y práctico para provocar la cooperación de la Inteligencia Divina es imaginar plásticamente el resultado que queremos obtener; por ejemplo, si estás enfermo debes imaginarte fuerte, vigoroso y lleno de salud. Esto es idealizar. Si no destruyes tu idea con otra contraria o con la duda y si repites esas imágenes, el resultado será que te tornarás sano y robusto. 


Así puedes idealizar otras condiciones, no obstante cuida de que no perjudiquen a terceros. 


La visualización exige repetición, en cambio la unidad con la Fuente Infinita, es decir, con Dios, que ese conocimiento o sentir de Ser Uno con el Todo, no necesita repetición; mas deséese, siéntase, pídase, una vez y vendrá lo mejor para cada uno. Los problemas deben resolverse por sí mismos, y eso se consigue viviendo en armonía con los principios fundamentales de la Metafísica. 


Tú puedes tener una obligación o compromiso que cumplir en determinada fecha y, en tu opinión, te es imposible satisfacerlo. Eso es un verdadero problema, no obstante, por más que te apures y mortifiques, no alterarás la situación sino de mal en peor. 


Al contrario, en esos casos existe algo mejor que podrías hacer. Puedes sentarte en silencio. Eso modifica tus vibraciones. También modificas tus vibraciones de molestia dedicando tu atención y tus energías a un trabajo físico. 


La condición de agitación y preocupación produce una vibración de cierta velocidad en tu sistema Simpático, por eso al practicar un ejercicio físico más o menos fatigante, la sangre circula más deprisa, lo que cambia la velocidad vibratoria. Desapareciendo la que produce la depresión de espíritu y la mala impresión o sensación. 


No olvides, en todo caso, que debes mantener tu actitud mental de acuerdo. El hecho de que no vieres realizar tus anhelos como lo desea tu mente consciente, no es razón para que dudes. La respuesta vendrá y serás guiado de alguna manera hacia la resolución de dicho problema. 


Si te pudieras tornar consciente de esa verdad que el Reino de Dios está dentro de ti, tus problemas se resolverían correctamente. 


Este método tal vez exija mucho de tu fe, no obstante vale la pena cumplir con esa demanda de fe. Una vez que hayas sobrepasado la prueba y hayas mostrado una justa medida de tu fe, te será siempre más fácil avanzar cada vez más. Después llegará el día en que no te preocuparás o afligirás más con los compromisos. La mala impresión o sensación que estos causan habrá desaparecido para ti. 


Yo sé que la prueba es dura y que muchos son los vencidos por la duda y por los prejuicios, no obstante, si pudieras ver claro, aunque fuera por un momento, descubrirías que tu vida no depende de tu trabajo, ni de tu posición, ni de tu valor económico. El mundo está lleno de casas y empleos, y en cuanto te mantuvieres fiel a lo que crees justo y bueno y lo sientas así en tu alma, entonces, resulte lo que resulte, será siempre un buen resultado, porque te habrás unificado con la Substancia Universal de donde provienen todas las cosas para su manifestación. 


El objeto de los ejercicios diarios de Silencio es el de llevarte al conocimiento de esa verdad y reintegrarte en la Fuente Divina. 


Este estado o condición de consciencia de sentirnos Uno con el Universo, con todo lo que existe, con Dios, es la mayor y la más hermosa riqueza que podemos atesorar. Son éstos los tesoros de que Jesús nos habla y que debemos atesorar en el Cielo –la Unidad con Dios– donde la herrumbre no podrá atacarlo ni los ladrones robarlo. Esta condición excelsa del alma es un legado que te conducirá por la vida sin tribulaciones, molestias o preocupaciones. 


Entra en silencio, y siéntate confortablemente en un lugar donde no te perturben. Cruza tus pies y entrelaza tus manos. Equilibra tu cabeza de modo que no haya tensión en los músculos del cuello y comienza la práctica del relajamiento. 


Procura pensar todos los días sobre la maravilla de la Creación. Observa la vida en todas sus variadas manifestaciones. Mira el cielo estrellado y piensa en la vida que hay en todos los mundos. 


Cúantos seres, qué diversidad de seres nos rodean, y cuántos de ellos invisibles a nuestros ojos. Piensa, medita sobre todas estas maravillas y, cuando te sientas penetrar en la profundidad de estas meditaciones, concentra la luz de tu inspiración sobre tu propio ser, sobre ti mismo, y contémplate, mira tu propio ser como una parte inseparable de todo ese conjunto divinamente maravilloso, infinito y eterno. 


Considera que todos los hombres son, como tú, parte inseparable e importante también de ese mismo conjunto, y que tú y todos tienen que trabajar en armonía, porque todos somos Uno con el Todo, y porque solamente así, sintiendo esta hermosa unidad con nuestros semejantes, trillaremos el camino más corto para la perfección. 


Retírate de las multitudes de vez en cuando, anda a la floresta o al campo y ponte a pensar sobre estas cosas. 


La inmensa mayoría de la gente se lanza en los brazos febriles de la vorágine de la vida, del trabajo, del placer y del vicio, olvidado el objetivo de la vida, y pocos son los que, enfrentándose valientemente a la disolución de la humanidad, la salvan de caer en el abismo y de disiparse en un espantoso caos, y con ella todo el planeta Tierra. 


Repasa también, de vez en cuando, las lecciones anteriores. Eso, allende de servirte de estimulante, te hará comprender mejor muchas cosas. Cada vez qué las leyeres, cobrarás nuevos ánimos y más firmeza para arar la senda. 




7ª LECCIÓN 


DIVINA LUZ 


Dios, la Mente Divina, ayuda correspondiendo a nuestros esfuerzos, esto es, como dice el conocido dicho: "Ayúdate, que Dios te ayudará". No obstante el obstáculo mayor que se antepone a nuestro mejoramiento general es esa apatía, esa indiferencia, ese sentir interno o sentimiento que se traduce en un "yo no sé", un "yo no puedo", o un "yo no quiero". Cuántas veces nos enfrentamos con los problemas de la vida y como única solución hacemos un encogimiento de hombros y un "yo no puedo" o "yo no sé"….. 


Es necesario saber cómo desarraigar esas frases de nuestro subconsciente y eliminarlas completamente de nuestro vocabulario. Esto y muchas otras cosas es lo que vamos a lograr con estos estudios para poder decir y sentirlo, cuando digamos: "Yo soy", "yo puedo", "yo quiero". Entonces la vida tomará otro aspecto, otro colorido más vivo, que nos traerá bienestar y paz mental. Vamos para allá. 


No obstante, tampoco queramos ayudarnos tanto que echemos la cosa a perder. No. La primera cosa que hay que hacer es sentir en nuestro interior una plena confianza en que un determinado problema se resolverá favorablemente, viendo el problema con calma y hasta con cierta indiferencia. Las cosas se irán sucediendo y ajustando de tal manera que hasta parecerá que el problema se resuelve por sí mismo. Hay que aprender que cuando no tenemos demasiada ansia en la solución de un problema o dificultad, esos se simplifican. 


En el interior del hombre hay luz. Un ministro o sacerdote le llama Espíritu Santo; un metafísico u ocultista le da el nombre de Substancia Cristónica, y un psicólogo la llamará intuición, no obstante todo esto no es más que una y la misma cosa. 


Esta substancia del Cristo o Consciencia Cristónica puede objetivarse en forma de luz y esta luz puede ser vista con el ojo interno, con la mente. Esto quiere decir San Mateo, cuando dice: "Si tu ojo fuera sincero, todo tu cuerpo sería luminoso", y Juan: Aquella era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo". 


A través de la historia del mundo, la luz del sol, la luna y las estrellas fue representada como símbolo del conocimiento o inteligencia espiritual. Mas la luz a la que Jesús y otros grandes Maestros hacen referencia es esa Luz interna y de naturaleza espiritual. Esa luz que está en el hombre y brota como una influencia o sensación que emana de las profundidades de su naturaleza espiritual. Este profundo sentimiento espiritual, purificado por un continuo pensar recto y constructivo, pude ser objetivado como luz, que se puede ver en cualquier momento con los ojos cerrados. El color de esta luz depende del desenvolvimiento espiritual del individuo (véase "El tatwámetro o las vibraciones del éter", Dr. Krumm-Heller, Editorial Kier). La manifestación más elevada es la de esa substancia de Cristo, objetivada como una luz blanca inmaculada. Cuando el hombre es capaz de activar esta luz blanca, envolviéndose en ella, puede hacer curaciones maravillosas en sí mismo y en los demás. 


Objetivar y hacer que se vea el subjetivo, el invisible. La objetivación de la luz no es un misterio, como no lo es la del pensamiento cuyos efectos pueden verse con el ojo material. Todo lo que podemos ver con los ojos físicos no son sino pensamientos objetivados. 


La más elevada o sutil vibración, que es lo que llamarnos Espíritu Divino, no puede objetivarse a tal grado que se haga visible a los ojos materiales, o perceptible a cualquiera de los cinco sentidos físicos; no obstante, se puede objetivar en las profundidades del ser, en el plano espiritual y, en este plano, verse con los ojos cerrados. Esta y muchas otras cosas son completamente invisibles a nuestros ojos materiales. 


Por eso la luz interna que puede ser objetivada con los ojos cerrados es lo Divino en nosotros. Muchas veces podemos ver esta luz con el "rabillo del ojo" como pequeñas chispas. También puede aparecer como una iluminación delante de nuestros ojos cuando nos sentamos en un cuarto oscuro con los ojos cerrados. Otras veces podemos verla como una bola de luz intensamente radiante. 


Si entras en un cuarto oscuro, con el propósito de allí procurar algo, la primera cosa que haces es encender una luz para distinguir los varios objetos y encontrar lo que buscas. Lo mismo debes hacer cuando tengas que resolver un problema. En tu interior hay una luz. Esa luz es iluminación espiritual de la más alta densidad, representante de la Sabiduría Divina. Para que se te revele la solución debes encender tu luz interna y lo conseguirás cerrando las puertas de tu mente y entrando en el silencio. Ahí se te revelará la solución y sabrás qué es lo que debes hacer. 


Para explicarte cómo puedes tú lograr ese estado de consciencia debo decirte que jamás digas" "Yo no puedo", "yo no sé", porque eso es una falsedad puesto que en ti está la Sabiduría Divina, aun cuando no lo sepas o sientas, y si continuas con la repetición de esas palabras negativas o indolentes nunca obtendrás la manifestación de esa Divinidad en ti. Substituye todo esto por "yo soy", "yo quiero", "yo puedo", y el éxito será tuyo. 


El desenvolvimiento de la facultad por medio de la cual conocerás intuitivamente la solución a cualquier problema viene más por la fuerza del querer que del saber. Por eso, tus métodos, sean cuales fueran, deberán antes ser de desenvolvimiento o crecimiento práctico que de estudio o aprendizaje. Hay una gran diferencia entre estos dos medios de adquirir conocimientos. Uno es el estudio, la teoría; otro es la práctica, la experiencia. Como, por medio del estudio progresivo sólo aplicaríamos la mente consciente u objetiva en la solución de un problema, gastaríamos mucho tiempo y energías inútilmente, porque los problemas de la vida no deben resolverse de esta manera. 


La correcta solución de un problema está dentro de nosotros mismos, y se consigue con facilidad enfocando ahí la Divina Sabiduría, asegurándonos: "Yo sé, yo puedo, yo quiero, porque en mí está la luz que me guía". 


Para desenvolver la facultad que te ayudará a despertar la sabiduría interna debes antes aprender a permanecer reposado física y mentalmente. La solución se revela de distintos modos cuando estás en completo reposo. Quizás, veas la cosa mentalmente. Tal vez la visualices, veas su forma, o como una fotografía detallada pasando por tu vista mental. No pienses mucho en ver los detalles por ahí en el espacio, sino espera quietamente y la revelación aparecerá como por el horizonte. Si no aparece así, entonces tal vez vendrá como pensamiento o por una voz que te la indique. No una voz, sin embargo, que oirás con los oídos materiales, sino con una voz interna, que te dirá con precisión lo que debes hacer. Puede, aún, aparecer como un símbolo. Cuando así sucede, estúdialo, aún cuando parezca no tener relación con lo que debería ser la respuesta o solución, mas al final te inducirá al problema. 


Puede, también, la respuesta no venir cuando estés en el Silencio. Si esto sucede, no te desanimes, pues muchas veces viene mucho después, cuando menos se piensa. En tal caso, debe la persona retirarse contenta del silencio y no preocuparse con la respuesta, confiando en que ella vendrá a su debido tiempo. Este es otro modo de operar de la ley de "no resistencia". 


Como ahora conocerás de memoria la rutina de la práctica del silencio, no la repetiremos, usando este espacio para otras explicaciones. Así, pues, entra en el Silencio, siéntate cómodamente, cruza tus pies y entrelaza tus manos. Prosigue con las órdenes de relajamiento y no olvides la afirmación: "No hay sino una Mente, una Ley, un Principio, una Substancia Universal, y Yo soy uno con todo lo que existe". 


Después de esta afirmación, ya sabes que puedes pedir, como en oración, lo que quieras. 


Mensaje de salud 

¿Qué es mente? 


Meditación para el silencio 


"Oh Tú, deidad inefable y gloriosa, 

eres mi padre y mi madre. 


Voy a Ti para aprender. 


Revélame en estos momentos de silencio: 

Tu presencia, el poder que vive en mí". 


La mente es el pensador. La mente es el principio protagonista en todos los actos del Universo. Mente es ese algo, único, que es consciente de sí mismo, de sus actos y movimientos. La Mente es el Creador. La mente es la substancia base de donde todas las cosas son creadas por su propia acción sobre sí misma. Es imponderable, imperecedera, indestructible e inmutable. Está presente donde quiera; sabe todo, es todo poder, todo amor y toda inteligencia. 


Es el yo que constantemente usamos en nuestra conversación. Significa individualidad espiritual. Es originalidad, es lo que está detrás de todo y el principio de todas las cosas. Es el manifestador de toda manifestación. MENTE son unas líneas de fuerza que la ciencia encuentra en nuestras partículas de materia más allá o menores que el electrón. DIOS o MENTE UNIVERSAL. 




8ª LECCION 


PODERES INVISIBLES Y SU INFLUENCIA 


La influencia y la importancia de las fuerzas invisibles con relación a nuestra vida son absolutamente incomprensibles para el hombre. Los llamados científicos y prácticos se ríen de los que se dedican al estudio y al conocimiento de estas cosas que están más allá del ojo escéptico y analítico, las cuales no se pueden ver ni analizar; miran todo eso con desprecio, porque no quieren recurrir a otros medios, como los que nos impregnamos para comprender estas cosas invisibles. Lo subjetivo es para ellos algo de mucha especulación. Mas, en realidad, ninguno de ellos comprende absolutamente fuerza alguna, lo más que pueden ver son sus efectos o manifestaciones. 


Lo que antaño se consideraba sobrenatural, es hoy aceptado perfectamente como natural. No obstante esas fuerzas continúan hoy tan inexplicables como entonces para la mayoría de los hombres. La actividad de la electricidad fue aceptada hace muchos años, pero solamente desde hace poco tiempo el hombre ha empezado a dominarla y a servirse de ella en su beneficio. El hombre antiguamente miraba esa fuerza con pavor, puesto que derribaba al poderoso árbol, reduciéndolo a pedazos, y rompía la piedra en su acentuado acantilado, no obstante a ese pavor se sobreponía una esperanza; dominar esa fuerza y conducirla por un canal y aprovecharla en beneficio de la humanidad. 


Y el sueño se tornó una realidad. El hombre hace progresos a pasos agigantados en su aspecto material con el aprovechamiento de esa fuerza. El hombre la acepta sin objetar; a pesar de todo, la electricidad no se puede ver ni comprender completamente. Continúa aún siendo una fuerza invisible. 


Cosas maravillosas están sucediendo en nuestros días. Maravillosos descubrimientos e invenciones se suceden unas tras otras. Un hombre se aísla en un cuarto herméticamente cerrado y puede oír un programa musical efectuado a una distancia de millares de kilómetros. Diariamente podemos ver fotografías impresas e irradiadas de un continente a otro. Hace poco tiempo un señor de Washington, capital de los Estados Unidos, hizo una llamada por su teléfono y estuvo, no solamente hablando con su amigo en Nueva York, sino que lo podía ver y hasta sentir su presencia y su personalidad (la televisión). Grandes cosas en verdad. Sin embargo, ¿quién puede conocer verdaderamente el fenómeno que se opera y ver la fuerza que lo produce? 


Cosas mucho mayores veremos aún, no obstante, para el hombre que medita, cada vez se torna más evidente que lo real de las cosas del universo está o tiene su asiento en el invisible. Y esas cosas que nos parecen tan reales no son más que la manifestación de lo que antes estuvo en el invisible. De esta esfera invisible de los arquetipos provienen esas cosas nuevas y maravillosas. Y el hombre llegó a la conclusión de que esas fuerzas, aparentemente malas, destructivas y maléficas, pueden ser utilizadas en provecho de la humanidad. Por ejemplo: la estática de la radio puede ser una tuerza que mañana o más tarde pueda ser conquistada por el hombre y aprovechada en alguna forma. 


En cuanto la ciencia penetra en el terreno de lo invisible procurando conquistar las fuerzas invisibles (lo metafísico, lo ocultista) penetra en el reino místico con su visión interna y allí aprende sus secretos cuidadosamente guardados, que aprovecha en su propio desenvolvimiento espiritual, y con lo cual va elevando gradualmente el nivel de consciencia del género humano. 


Lo científico está prestando un gran servicio en beneficio de la humanidad, sin embargo lo metafísico, lo que trabaja en el reino espiritual y en el reino de la mente, está prestando un servicio aún mayor. Porque lo metafísico, al investigar las fuerzas invisibles de la vida, que son las que tienen una influencia enorme sobre el carácter y la consciencia, eleva el entendimiento humano. 


Lo científico reconoce el gran peligro que a cada paso ofrecen esas fuerzas invisibles, lo que exige una investigación inteligente y un manejo cuidadoso. Un ejemplo de estos peligros nos lo da la electricidad; el que no conoce sus leyes fácilmente pierde la vida provocando disturbios y desgracias simplemente por la mala aplicación y por el mal manejo de esas fuerzas. 


Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que las condiciones adversas existentes en el mundo actual son precisamente el resultado de la mala aplicación, por parte del hombre, de las leyes espirituales y mentales, porque dentro del hombre hay una fuerza tremenda, un poder terrible, y la mayoría de los hombres usan constantemente ese poder, muchas veces sin saber que él existe en ellos. Y enseguida nos espantamos de vivir en las condiciones vergonzosas y desastrosas en que vivimos. 


Cuanto más baja sea la evolución espiritual y mental, más insoportables serán las condiciones de la vida, porque esta fuerza interna del hombre se aplica en pensar mal, produciendo en ese caso solamente odio, ansiedad, mortificación, sensualidad, avaricia y cobardía. En verdad, muy pocos son aquellos que no están dominados por uno o por otro de estos defectos que, repito, no son más que la consecuencia de la facultad de pensar mal. De esos defectos o fuerzas destructivas, el miedo o cobardía es tan mortífero como la electricidad, robándole al hombre su virilidad y su intrepidez y encadenándole al fracaso, tomándose esclavo de peligros imaginarios. 


El odio es como una bola que retorna sobre aquél que la tira. Es como una flecha envenenada que vuelve a clavarse en el pecho de quien la arroja. Se huye de un leproso, pero se abriga en el pecho una llaga cien veces más mortífera y más asquerosa que la lepra, que es ese sentimiento de ira y de odio contra nuestros semejantes. 


A medida que los hombres se van iluminando con la lámpara de la razón y de la justicia, van liberando sus vidas de esas fuerzas destructivas. Con todo, esas fuerzas adversas de la fuerza que opera dentro de la vida del hombre no son reales en sí mismas, representan solamente la ausencia del bien constructivo; son, por así decir, abortos del Poder Divino que nosotros provocamos, porque ese Poder, si dejáramos que se expresase normalmente, solamente emanaría de nosotros como Amor. 


El discípulo Juan expuso una clave de vida cuando dijo: "Aquél que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es Amor". Si Dios es Amor, entonces el Amor es Dios, y por Amor fueron creadas todas las cosas. El Amor es la fuerza más potente del Universo y cuando el hombre reconozca esa fuerza, que se registra en su mecanismo, tendrá puestos sus pies en la senda de la perfección. En esta gran fuerza que llamamos Amor existen tremendas posibilidades, no solamente para elevación espiritual del hombre, sino también para su mejoría material. 


El Amor es la fuerza creadora que envuelve todo de dentro para afuera, de lo invisible a lo visible, y cuando tenga dominado el corazón del hombre, sus facultades creativas, de la mente y del cuerpo, serán despertadas y entonces la evolución del género humano caminará a pasos agigantados. Porque el amor, como es generalmente entendido, es un amor específico, esto es, un amor vital y hermoso, sin embargo el Amor puro es el Amor ideal, es el Amor tornado Universal. Ese Amor debe sentirse. Consiste en sentir amor, cariño y fraternidad por los hombres. Debemos esforzarnos para que el Amor sea una parte integrante de nuestra consciencia, de nuestra alma. Enseñándonos a sentir Amor por todas las criaturas que encontramos en nuestro camino, cultivando una consciencia de Amor que, con toda certeza, nos llevará automáticamente a amar hasta a nuestros enemigos. Si fuésemos llamados a prueba, deberíamos mostrar que sabemos amar a todo el mundo con nuestros sentimientos, porque de lo contrario a nadie engañaríamos sino a nosotros mismos. 


El Amor es una gran fuerza curativa. En una congregación donde cada uno de los componentes esté altamente desenvuelto en la práctica de irradiar solamente vibraciones expresivas de Amor, solamente existiría armonía y paz, siendo desconocidas en ese medio las enfermedades y dificultades de cualquier especie. 


En tanto que en el campo material un solo científico puede beneficiar a una multitud con su saber y sus descubrimientos, en el campo mental y espiritual no es así. En el campo de la mente y del espíritu cada uno debe perfeccionarse por su propio esfuerzo. Cada uno debe ser BUENO por sí mismo. Tendrá que hacer que las cosas espirituales sean parte de su propia consciencia, cosa que nadie podrá hacer por él. Lo metafísico, lo ocultista, tiende solamente a indicar a las masas el camino que conduce verdaderamente al conocimiento de la operación de la ley del Amor. 


Cultivemos el Amor Ideal, aprendamos a SENTIR Amor por todas las personas con quienes diariamente nos encontramos. No será necesario manifestarlo, lo necesario es sentirlo. Ese poder nos abrirá una puerta además en el curso de nuestros estudios. Ahora entra en el Silencio, después de repetir la afirmación varias veces y sintiendo en todo tu cuerpo una gran serenidad, dulzura, paz, armonía, puedes pedir, como en oración, lo que deseas.



Sustraido del Libro “Las Enseñanzas de la Antigua Fraternidad Rosacruz”

Dr Arnoldo Krum Heller (Soberano Comendador de la F.R.A.)