lunes, 27 de febrero de 2023

Metafísica Práctica y 4

 Metafísica Práctica y 4



9ª LECCIÓN 



REALIDAD DEL SER 


El punto esencial en el estudio de la metafísica es aprender a ser. Lo que el hombre es, su carácter, sus actividades, es el resultado de sus pensamientos y sentimientos. 


Decimos que el pensamiento es creador, sin embargo, ese pensamiento profundo, dominante, que lanza sus raíces en el subconsciente. Cuando las condiciones le son propicias, tarde o temprano tales pensamientos se manifiestan y dan su fruto, según su clase, porque pensar es sembrar y quien siembra recoge de acuerdo a lo que sembró. 


Si nuestros pensamientos fuesen palpables para todas las personas nos avergonzaríamos de irradiar tanto pensamiento sensual, de odio, de envidia, de cobardía, etc. El derecho, sin embargo, de pensar y la seguridad de que nuestros pensamientos no son aparentemente perceptibles nos da la oportunidad para pensar desenfrenadamente y así lo hacemos, sin apercibirnos de que ellos, tarde o temprano, nos acusarán por sus frutos. 


El pensamiento se cristaliza, porque la mente subconsciente, en su afán creador, dará lugar y ocasión para que ese pensamiento se manifieste en el plano o condición material. Por consiguiente, el estudiante de metafisica sabe que está seguro contra toda condición adversa con tal de admitir solamente pensamientos sanos, constructivos, de paz, armonía y alegría; por tanto sabiendo, también, que esto no se domina y conquista en un solo día, y en muchos casos, ni en meses enteros. Las condiciones adversas son como la hierba en un campo sembrado, que sale aquí y allí y vuelve a salir, pero que un agricultor celoso y activo por fin exterminará, arrancándola por la raíz y matándola en su simiente. 


La simiente de las condiciones adversas de la vida son los pensamientos negativos y destructivos. Podemos desde ahora comenzar a pensar bien seguidos, no obstante, de condiciones adversas que pueden reaparecer meses más tarde. Son simientes que fueron sembradas en el campo y tienen que dar su fruto. Sin embargo, con el tiempo y la invariabilidad, este pensar dejará nuestro campo mental limpio, más o menos, para que nuestra simiente de bien nos traiga opíparas cosechas de alegría, abundancia y bienestar. 


Si la adversidad te persigue, no la aumentes con la desesperación, y que eso no te desanime. Sigue tú por el buen sendero, abrigando siempre buenos pensamientos, Amor y firmeza de fe en ti, en la Divinidad en ti. No importa caer o fracasar cien veces, lo importante es ponernos cada vez de pie y en orden inmediatamente. 


Generalmente los que sufren más fracasos, los que sobreviven el mayor número de adversidades, finalmente se yerguen altivos, invencibles como gigantes de titánica voluntad. Dicen siempre: "YO SOY", "YO PUEDO", "YO QUIERO". 


Cada vez que decimos: "YO SOY", emitimos un cheque a nuestro favor pagable por el Banco Universal. "YO PUEDO", es la palabra que nos pone en actividad, en marcha, y "YO QUIERO", es la voluntad que dirige todo. Estas no son meras mistificaciones ni alegorías sino que, efectivamente, en el plano mental se produce una vibración y se hace un punto de apoyo. 


Todos nuestros pensamientos se realizarán, todos nuestros deseos se cumplirán, no obstante, solamente en la medida que seamos capaces de visualizarlos de acuerdo a nuestra capacidad de ver. Verificar la cosa antes de que ésta tome cuerpo en el plano físico es lo que llamamos "visualizar". Todo lo que creamos en nosotros y alrededor de nosotros obedece a esta ley. Es pensar plásticamente. Es la fase del pensamiento más creador después de la de sentir en la propia consciencia la esencia de lo que deseamos. 


Hombres hay que desconociendo completamente estas cosas, se rodean de salud, de prosperidad y de gloria, simplemente porque por naturaleza poseen el don de ver  mentalmente el conjunto de sus aspiraciones. Nuestra escuela hace hincapié en las instrucciones a los discípulos, en los libros y conferencias públicas, sobre la importancia que hay en el acto de la visualización plástica. Muy pocos, sin embargo, son los que se aperciben de esa clave, y en menor número aún, los que la ponen en práctica. 


Madres y padres hay que cuando el hijo anda por las calles imaginan que le sucede algún peligro, sin saber que están ellos, así, formando ese peligro y que nadie sino ellos son culpables de la desgracia que pueda sobrevenir. La ley es inexorable y responde de la misma manera tanto a pensamientos negativos como a constructivos. Debemos, por lo tanto, aprovechar solamente su lado positivo. 


El punto más importante en la visualización plástica es mantener en la mente el retrato o "vista", si se puede llamar así, lo más claro y detallado que sea posible, a fin de mantenerlo por el mayor espacio de tiempo posible. 


La luz blanca es la más poderosa. La luz blanca solamente se puede ver con la vista interna o psíquica. La luz es vida. La luz es creadora y cuanto más elevada sea la creación, más intensa debe ser la luz. Los resultados de una visualización son más efectivos si visualizamos el objeto de nuestros deseos en medio de una luz blanca. 


La energía creadora es luz. Con el proceso de pensar escapa una cantidad de energía que es luz y sobre esta luz caminan o pueden caminar, proyectarse los pensamientos, guiados por otra facultad del alma, la voluntad. La voluntad es poder y solamente puede, quien piensa poder. La luz que emana con nuestros pensamientos es la que refleja nuestro cuerpo y que se conoce por Aura. Este aura varía en su color, porque sus pensamientos son los que determinan su coloración, en cuanto que nuestra consciencia o estado espiritual determina la calidad de nuestros pensamientos. Podemos decir, entonces, que nuestro grado de consciencia o espiritualidad puede conocerse por el color de nuestro aura, así como nuestro estado de ánimo o estado mental en cualquier momento dado. El color más elevado del Aura es el blanco, lo que indica que se ha alcanzado un grado muy elevado de espiritualidad y que el pensamiento es sumamente creador, constructivo en este estado. 


Si hay algo, dentro de la más sana moral y siempre también que no sea en perjuicio de un tercero, que deseas realizar, algo que creas positivamente necesario para ti, algo que se sobreponga a todo lo demás en este momento, entonces, "visualízalo", míralo claramente en esa luz blanca, puedes hacer esto en el silencio, durante él, o en cualquier momento, parte u hora en que te venga a la mente. Mantén la visualización por tanto tiempo como puedas, sin embargo, cuando surja un átomo de temor o duda, deberás entonces, inmediatamente, dejar el asunto y ponerte a hacer otra cosa. De lo contrario, estarías matando con un cortocircuito la idea a la que le quieres dar cuerpo. 


Si algún órgano o parte de tu cuerpo no funciona normalmente o está afectado, visualiza esa parte u órgano en la luz. Si puedes ver el color natural de ese órgano o parte del cuerpo, esto indica que lo estás viendo en la luz. "Visualízalo" como debería ser en su estado normal y sano. La constancia en visualizar, practicar la visualización en la luz, producirá de vez en cuando chispas de luz que verás con los ojos abiertos hasta en plena luz del día. 


Reuniendo estas chispas y rayos de luz y concentrándolos sobre la parte enferma, se logran hasta curaciones instantáneas. 


Cuántos hay que hablan de conocer la luz, de estar en la luz, de querer la luz, sin saber lo que esto realmente es, tomando la palabra como representativa de intelectualidad solamente. El hombre es potencialmente la luz del mundo, porque la luz que está en la consciencia o alma, en el propio ser del hombre, puede iluminar y esclarecer todos los problemas de su vida. 


Ahora entra en el silencio, según el método que conoces, sin olvidar nunca de repente varias veces la afirmación: "No hay sino una Mente, una Ley, un Principio, una Substancia en el Universo, y Yo soy uno con todo lo que existe". 


Después de esta afirmación pedirás, visualizándolo, lo que deseas. También meditarás en esta luz, para que la veas. Aparecerá como un puntito o puntitos luminosos aquí y allí. No hagas esfuerzos para verla porque no es así que se ve, sino manteniendo tu mente abierta, receptiva y la luz se manifestará al ojo de tu mente. 


Mensaje de salud 

¿Qué es la salud? 


La salud es una equilibrada y armoniosa actividad subconsciente en el cuerpo humano. Esta actividad equilibrada a su vez produce la propia distribución de fuerza nerviosa, acción glandular, circulación perfecta de la sangre y una correcta asimilación y eliminación. El resultado es armonía, paz, bienestar y fuerza, señales todas estas de salud. 


La salud consiste en una armoniosa y amigable cooperación entre el cuerpo, el alma y el espíritu de una persona, y cuando estos tres se reúnen en perfecta armonía, el resultado es la salud. 


La salud es natural. La enfermedad no es natural. La salud para todos es la divina intención del Ser Supremo. El Ser Supremo jamás enferma, nosotros, sus hijos, jamás deberíamos adolecer. 


Si obedecemos la ley de la naturaleza, de la Mente y del Espíritu estaremos de acuerdo con la ley de la salud y jamás enfermaremos. Las leyes de la naturaleza, de la Mente y del Espíritu son las leyes de la Realidad del Ser y la Verdad. "Conoce la Verdad y ésta te hará libre", dice Jesús. 


El hecho de que estemos enfermos es evidencia de que violamos alguna ley, porque ignoramos la verdad con respecto a la naturaleza, a la mente y al espíritu. Si el agricultor viola la ley con respecto a la siembra del trigo, la naturaleza no podrá ayudar a producir el trigo. Así, quien viola la ley de la salud no puede recibir salud. La salud es firmeza, estar firme en la ley de la salud. Violar esta ley es no ser firme; in-firme=en-fermo. 


Por consiguiente, la enfermedad y la muerte vienen porque violamos la ley. Violar la ley es pecar, cometer error. Pecamos más contra las leyes de la mente porque son las que ignoramos más. Conociendo éstas, con ellas nos liberamos de todo mal. El hombre se compone de un cuerpo físico y de un espíritu. El cuerpo físico que es de polvo, se alimenta con polvo. El cuerpo del espíritu no nace ni muere, es eterno, imperecedero; lo que está sujeto al nacimiento de la desintegración es la caída física donde aquel se mete. El hombre espíritu se alimenta con pensamientos de verdad, amor y belleza. Cuando predomina el hombre carne, caminamos hacia la enfermedad, el sufrimiento y la muerte; cuando predomina el hombre espíritu caminamos hacia una perfecta juventud y vida eterna. Entonces, la transición se verifica sin temor ni sufrimiento. 


Algunas curaciones metafísicas se logran instantáneamente, como algo milagroso o sobrenatural. Entretanto, nosotros no aceptamos lo sobrenatural o milagroso, sino como palabras que representan la operación de una ley natural que ignoramos y como significando la más elevada manifestación de una ley. 


Queremos que el lector medite sobre las palabras: DIOS, VIDA, LUZ, VERDAD, AMOR, LEY, PRINCIPIO, INTELIGENCIA y SABIDURIA que quieren decir una misma cosa, una sola cosa. Son como sinónimos. 


La enfermedad no es real. Es una creación relativa. Es un sueño, es una condición resultante de una sugestión de tener fe en algo erróneo y falso. Es una hipnosis que se desvanece como humo, como una ilusión cuando aplicamos la luz de la verdad. 




10ª LECCION 



CONOCIMIENTO DE LA VERDAD 


Los pueblos de todas las épocas aspiraron al conocimiento de la verdad con relación a Dios y a sus leyes que gobiernan al universo y al ser humano. Todas las naciones de la tierra dieron gran importancia a este aspecto, y en torno del mismo levantaron e inventaron religiones pretendiendo resolverlo, al mismo tiempo que alrededor de cada una de esas religiones se tejía un sistema social, dando, como último producto, una clase determinada de gobierno. Entretanto, la solución de todos los problemas, sean ellos religiosos, económicos o políticos, se obtiene conociendo la verdad metaflsica, entiéndase espiritual. Cualquier otro método que se emplea en la solución de un problema da solamente soluciones aparentes y envuelve el problema con subterfugios. 


La verdad espiritual o metafísica, que es la misma cosa, es la verdad con relación a las leyes del ser. El factor que determina lo que el hombre es, su modo de pensar y sus sentimientos. Lo que él es, se expresa por su religión; conforme sea su religión así será su vida social, así será su gobierno, y el gobierno que tiene determina en gran parte sus condiciones económicas. Todo depende de la manera como el hombre siente y piensa del medio que lo rodea, lo que produce o crea el ambiente que lo envuelve. Sentir con el alma es conocer. El conocimiento es una sensación anímica. El hombre se perfecciona a medida que va siendo capaz de sentir la verdad. Las emociones corresponden con el grado del conocimiento de la verdad que posea determinada persona. Las emociones del hombre vulgar son más groseras que las de un hombre avanzado en el conocimiento de la verdad. Las emociones determinan, en gran parte, las condiciones del cuerpo; las emociones y condiciones del cuerpo y de la mente, determinan las circunstancias y condiciones de la vida. 


Tu conocimiento o consciencia de la verdad determina tu vida emocional. Si posees el conocimiento de la verdad en alto grado, desaparecerá de tu vida la emoción de miedo, porque el conocimiento de la verdad te hace sentir y reconocer que eres parte de la Inteligencia universal, que eres el canal a través del cual actúa la Sabiduría para manifestarse en tu vida diaria. Consecuentemente, el conocimiento que tengas de la verdad es el que determina tu estado emotivo y éste a su vez determina las condiciones de tu cuerpo y de tu ambiente. De ahí, la importancia del conocimiento de esta verdad, pues de ella depende nuestro perfeccionamiento espiritual y, por consecuencia, también nuestro perfeccionamiento social y económico. 


En muchas instituciones se mide el conocimiento de la verdad de un individuo, o su evolución espiritual, por la fidelidad que demuestra en los servicios y demás funciones de la iglesia a que pertenece, o también por su propensión a ser humanitario. No obstante, la verdad del hecho de servir a su iglesia fielmente o de realizar cualquier actividad caritativa no significa evolución espiritual. En el primer caso lo impele su espíritu religioso y en el segundo es una fuerza interna que lo lleva a socorrer al desvalido. Una persona puede ser miembro fiel de una iglesia, dar al necesitado, y sin embargo ignorar lo que es la verdad del Ser. 


Cuando los actos de humanitarismo provienen de un alma evolucionada ésta no siente deseo de que se sepa, pues sabe que el beneficio hecho a otros es más útil al que lo hace, mientras que el hombre común, cuando hace una obra filantrópica o caritativa, siente el deseo de que ésta sea pregonada a los cuatro vientos. 


Estas irrealidades con cuerpo aparentemente real, son aceptadas generalmente como verdaderas, pasando a formar parte de la vida, del carácter y del ambiente del individuo. 


El conocimiento de una cosa debe hacerse con el alma, por la intuición y no por la mente consciente o intelecto. La mente consciente se engaña con facilidad con las apariencias y al aceptar una apariencia, una falsedad, ésa pasa a ser parte del subconsciente al lado de otros errores y verdades. Todo esto constituye el carácter del individuo, así piensa, así cree, así obra, así SIENTE y la suma total de todos esos conocimientos que acepta, unos falsos y otros verdaderos, son expresados en su modo de sentir. 


Debemos SENTIR, despertar ese conocimiento de ser uno con esa Inteligencia Universal, con esa Mente Divina y reconocer que, potencialmente, la Mente Divina es Bien, que actúa intencionalmente en nuestra vida para nuestro bien. Pues no reconoceremos la divinidad en otros en cuanto no la hubiéramos reconocido en nosotros mismos. 


Estos estudios son de gran valor para el despertar de una consciencia espiritual. Las afirmaciones son frases positivas, constructivas, como por ejemplo una afirmación de salud puede ser como ésta: "Yo respiro salud y vida", haciendo enseguida una respiración y repitiendo el conjunto 7 veces todos los días hasta aliviar. 


La explicación científica es la siguiente: En el aire hay positivamente vida, en primer lugar. Después la repetición de la frase hace que la mente consciente la envíe al subconsciente. En el subconsciente reside todo el sentir. En seguida, la reacción del subconsciente produce una sensación de que realmente se siente una mejoría, amén de otras funciones fisiológicas que el subconsciente pone en movimiento. El resultado es siempre benéfico. 


Lo más importante en la vida es el sentir. Tú eres lo que tú sientes. Tu sentir se manifiesta en tu cuerpo, en tu mente, en tu conversación; por lo tanto, si quieres prosperar física y económicamente, vigila tu sentir, emociones, sensaciones, sentimientos y conceptos. Procura vivir en conformidad con la verdad encerrada en las afirmaciones. Al fin llegarán al fondo de tu subconsciente y el riquísimo fruto será tuyo. 


Entra en el silencio y repite varias veces la afirmación: "No hay sino una Mente……. ". Enseguida te doy una lista de afirmaciones para todos los casos: "Yo estoy bien", "Yo tengo abundancia", "Yo estoy en paz con todos los hombres", "La salud, el éxito y la felicidad vendrán hacia mí". 


Mensaje de salud (Continuación) 


Andando, viviendo, hablando y pensando diariamente en el Supremo Bien que nos penetra y nos circunda, limpiémonos de todo lo que es pecado y nuestros sufrimientos, nuestras miserias desaparecerán. 


La duda, el temor y la preocupación son el origen de todo lo malo. Destrúyelos, arráncalos de tu ser, para que reine solamente el Supremo Bien en ti. Necesitamos vernos como Dios nos ve, corno espíritus nobles, espléndidos, magníficos, creados a su imagen y semejanza. 


Jesús fue el hombre más natural (no pervertido) que el mundo conoció, fue por eso también el más poderoso, hermoso, sublime y excelso. El es nuestro Hermano Mayor. El nos enseña el camino, es nuestro modelo ideal de grandeza y magnificencia, y solamente nosotros podremos acercarnos a El, por un RECTO PENSAR, un RECTO VIVIR y UN RECTO PROCEDER. 




11ª LECCION 


DIOS 


La pregunta más importante que el hombre se ha hecho a sí mismo en todos los tiempos y en todas las épocas es: ¿Quién, cómo o qué es Dios? 


Una respuesta importante que podemos dar a la primera pregunta es que el hombre sabe, siente, conoce lo que es Dios, de acuerdo y en proporción a que vaya desenvolviéndose su inteligencia y su expresión espiritual. El concepto de Dios se va ampliando y tomando aspecto grandioso, de acuerdo con el desenvolvimiento de sus facultades anímicas. En la imposibilidad del hombre, que es la parte, para conocer el todo, Dios, solamente a medida que conecta a su vez con el todo, resulta que el concepto de Dios varía en cada hombre según sea su desenvolvimiento espiritual o intelectual, que son los medios para reconocer su propia esencia. La esencia que está en su totalidad, en el todo, está también en la parte, porque la esencia es indivisible. 


La segunda pregunta puede encontrar respuesta, hasta cierto punto, en las condiciones de la primera, mas es misterio investigar la creación para revelar sus secretos. En todos los tiempos existieron almas de coraje que expusieron su propia vida en las investigaciones de la naturaleza, aunque en estas investigaciones o exploraciones de lo desconocido no les animase la Verdad Una, que es Dios. 


Estos progresos que nos aproximan más y más a la Fuente Divina, son debidos a tantos hombres y mujeres que, discordantes o insatisfechos con la marcha lenta de las masas y con su modo de pensar, se lanzaron a lo desconocido y abrieron un nuevo camino que, siempre más corto, ofrece más fácil travesía a los espíritu más libres que inmediatamente lo adopten. Y de este modo se elabora nuestra civilización. Esos predestinados que nacen con una interrogación en los labios, no se encurvan a la infalibilidad dogmática e investigan el porqué de las proposiciones o artículos de fe. 


Cuando Cristóbal Colón atravesó las vastedades del océano, siguiendo una nueva ruta, era artículo de fe, impuesto por la Iglesia, que la tierra era plana. Colón, amén de derrumbar esa creencia errónea, descubrió un nuevo mundo. Esto se repite todas las veces que el hombre marcha hacia lo desconocido y al avanzar hacia lo desconocido nos llega una infinidad de cosas preciosas, procedentes de su heroica hazaña. 


Con todo, el descubrimiento de los misterios no está circunscrito a la tierra exclusivamente, el hombre en sus arranques mentales revela sublimidades que escapan a los más imaginarios cuentos de hadas. Proyectando su mente hasta Marte, descubre una atmósfera circundándolo y registra en él cuatro estaciones en el año, como en la tierra. Estos hombres y estas mujeres que investigan éste y otros mundos, éstas y otras condiciones del ser, lo invisible y lo visible, son esos hombres y mujeres, sí, que nos aproximaremos a Dios. Y no con los que viven para dirigir súplicas a Dios y hablar de un mundo o de una vida futura, que nunca investigaron y que son justamente los que más se oponen a esas investigaciones. 


En todas las épocas, las almas que se hicieron merecedoras de la inspiración Divina percibieron la verdad como ella es, porque la Verdad es inmutable. Aun hoy existen almas que gozan de la percepción de la Verdad de la misma forma que ella fue concedida a Moisés, Confucio, Jesús, Pablo, Juan, Sócrates, Plotino, Pitágoras y Platón. Estas almas existieron y existirán siempre. Sus ideas fueron adaptadas a la mentalidad general de cada época, porque el mejor concepto que se puede tener de las cosas divinas, en cualquier época, depende del desenvolvimiento de la generalidad o de la evolución espiritual de esa época. Las enseñanzas están adecuadas a una época o grado de evolución, porque el progreso material y espiritual que propagan esas enseñanzas en determinada época, no es progreso aceptado por otra época más avanzada. Conforme se va avanzando se debe ir reformando los vestidos, los atavíos (doctrinas) con que se adornan en un principio. El hombre se va desenvolviendo, perfeccionando física, mental y espiritualmente. Un eclesiástico que hace dos mil años aconsejaba a los pobres de espíritu y duros de cabeza que se satisfacieran con la evolución espiritual resultante de una actitud pasiva y gozar de todas las cosas y bienes que Dios les daba, puede ser adoptado en todas las épocas por aquellos que estén en esas condiciones, aunque no se percaten los que quieran seguir la doctrina de Jesús cuando dice: "El hombre que quiera hacer su voluntad conocerá la doctrina si viene a Dios". Sea esta frase dicha por los labios de Juan, Pitágoras o Platón. 


Todas las religiones poseen un sistema más o menos mitológico. Un estudio imparcial de todas ellas revela una semejanza muy notable en su origen. Esto se explica por el hecho de ser la imaginación y el profundo sentir espiritual, factores principales en todas las enseñanzas religiosas. Produce más beneficios un apego a las emociones que al intelecto, aunque muchos de los fundadores de religiones hubieran sido hombres de gran intelectualidad y conocimiento. 


Por otro lado, la ciencia busca la causa de todos los fenómenos, no se deja llevar por las creencias y procura investigar las bases de sus proposiciones. No debemos creer sino en aquello que esté plenamente demostrado, lo mismo que los resultados obtenidos no contradigan su acierto. En su afán en la búsqueda de las causas, la ciencia hace grandes descubrimientos e invenciones y en muchos casos no puede explicar sus principios ni los comprende completamente. De la misma forma, el científico ignora de donde le viene el conocimiento. Acredita que él sea una simple función del intelecto, lo que hasta cierto punto es exacto, sin embargo, al disponerse a investigar su pensamiento, descubrirá que al llegar a cierto punto, su intelecto no puede ir más lejos, ya no puede razonar más. No obstante, más tarde en un abrir y cerrar de ojos obtiene la respuesta o la solución que pretendía alcanzar con su razón. El científico no cree en la inspiración o en la intuición, prefiere atribuirla exclusivamente al cerebro. 


La ciencia y la religión crearon un abismo intraspasable entre sí que sólo sirve para estorbar el progreso. Esto se va conciliando visiblemente ahora y la ciencia ya puede explicar algunas cosas con la religión. Resta solamente a la ciencia aceptar la vitalidad que puede darle la religión a sus puntos muertos y hacerlos vibrar con vida. 


Es verdad que Dios no puede ser encontrado cuando se estudia el Universo. El único lugar en el que puede el hombre encontrar y comprender la voluntad de Dios es su propio interior. Esto, no obstante, no quiere decir que el intelecto, que es perecedero, no represente un papel importante. Tus esfuerzos intelectuales para buscar a Dios e intelectualmente comprender su voluntad abrirán un camino para encontrarlo en tu íntimo, desobstaculizándote la senda, pero no te limites exclusivamente al intelecto porque él es la mente consciente. El intelecto o mente consciente no puede percibir a Dios. Es en la mente subconsciente, que tiene su base en el sistema nervioso del gran simpático con su centro en el plexo solar, que el hombre puede conocer a Dios. Y es el único lugar, porque es la única región en la que el hombre puede actuar en el reino de los sentidos. Mas el hombre estará tan lejos de este reino como el intelectual si lo procuras como emociones y sentimientos prescindiendo de la lógica, de la razón, de la ciencia y de todo lo que le facilite el camino. En otras palabras, el que investiga el reino de Dios solamente con su naturaleza emocional o facultad de sentir, se pierde en el camino; el que investiga el reino de Dios o la verdad de las cosas sólo con el intelecto, se pierde del mismo modo en el camino. Es preciso, por lo tanto, conciliar esa naturaleza religiosa, espiritual, la mente subconsciente, con esa otra naturaleza científica, investigadora, la mente consciente, y así nos elevaremos a ese reino del cielo que no está fuera sino dentro de nosotros mismos. Llegar a este conocimiento es lo que se llama alegóricamente "vivir en temor de Dios", atingida esa condición insuperable se puede entrar en el terreno de la Magia, o sea la ciencia de las ciencias, sin mínimo peligro de retroceso espiritual. Con esa preparación, el neófito o estudiante es dirigido por los Maestros, que llamamos Iniciados, y comienzan entonces a revelarse delante de él grandes, sublimes y portentosos panoramas de un nuevo mundo y adquiere poderes admirables. No obstante, el inconsciente, que pisó el terreno de la Magia, está sujeto a convertirse en Simón el Mágico, no el Mago como erróneamente lo denominan. El discípulo preparado en el temor de Dios se convierte en Mago, el inconsciente en Mágico. 


Sin embargo, como ya dijimos, estos estudios no son más que preparatorios. Si atenuásemos diariamente esa tensa condición, la que nos arrastra a la lucha por la vida, iremos poco a poco conociendo el inmenso amor de Dios. Esto se consigue con el ejercicio del SILENCIO. Haz, por eso, ese ejercicio diariamente.


Extraido del Libro “Las Enseñanzas de la Antigua Fraternidad Rosacruz”

Del Gran Comendador de la Orden, el Dr Krum Heller (Maestro Huiracocha)