jueves, 15 de enero de 2015

Lección 34 (La verdadera Iniciación es la última)


Paz, Tolerancia y Verdad

Vanidad de vanidades, todo es vanidad: Iniciaciones, cinturones, diplomas y certificados; pero la única Iniciación verdaderamente válida es la que se otorga tras haber vivido la Vida, en nuestro lecho de Muerte.

Hasta ahora hemos hablado de muchas cosas que solo sirven para alimentar la tremenda curiosidad del ego. La Personalidad necesita una esperanza para saber que es posible que pudiera no desaparecer tras de la muerte y eso es lo que todas las religiones y filosofías pretenden otorgar, una ilusión, una posibilidad…

Quizá de todas las lecciones que hemos publicado y las que todavía quedan por escribir, ésta sea la única verdaderamente importante porque es la que trata de la única iniciación posible, de la única práctica posible que nos puede conducir a trascender: La actitud de la Persona ante la presencia de la Muerte

Todo lo acontecido, con anterioridad, solo fueron preliminares, ensayos para prepararnos ante el examen final de la Vida, la Muerte.

Serenidad ante lo presuntamente desconocido, alegría ante el dolor y la tragedia de la materia por su degradación primero y reciclado inconsciente posterior.

La propia Vida, las escuelas de misterios no dejan de ser más que una parte de esa vida, es la Escuela preparatoria de la Muerte y la Muerte es el último paso, la verdadera y única iniciación posible. Dependiendo de cómo encaremos los últimos instantes de la vida mostraremos testimonio de nuestro verdadero aprendizaje y de nuestro nivel de maestría.

No es importante llegar al último instante tras cerca de cien años o solo unas décadas de existencia, sino el modo en que llegamos, tal y como encaramos el tránsito hacia lo desconocido.

La Ignorancia de lo que hay al otro lado del velo nos provoca congoja, vértigo y estrés, miedo pánico y terror por lo desconocido, por no saber lo que podemos o no encontrar al otro lado ¿Habremos vivido la vida de forma adecuada? ¿Podríamos haberla vivido de otro modo? ¿Hicimos lo correcto o tenemos mala consciencia por haber actuado de forma egoísta sin ocuparnos de los demás? ¿Nos aferramos a la vida porque no queremos desaparecer? Dejemos que cada uno de los lectores responda a estas preguntas por sí mismo.

Podremos habernos preocupado poco o mucho por nuestra evolución personal. Podremos habernos preocupado poco o mucho por ayudar a la gente que nos ha rodeado en el transcurrir de la existencia; pero nada de ello habrá servido de nada si llegamos al Umbral de la Vida sin estar preparados para enfrentar ése tránsito que es la verdadera, única y efectiva iniciación posible y necesaria.

Recuerda, Querido Estudiante: Cosecharás aquello que hayas sembrado. Siembra positividad y alegría a tu alrededor, regala sonrisas a diestro y siniestro. Enfrenta la tragedia con serenidad y esperanza y reconoce, desde ya, que la Muerte es algo bueno y necesario, siendo más pronto que tarde que deberemos de enfrentarla. Siembra el amor a tu alrededor aunque solo recibas reproches y malas caras. No te importe nada lo que digan o hagan los demás. Sé egoísta en ese sentido: Ocúpate solo de lo que tú digas y hagas y regala una sonrisa bondadosa ante la ignorancia de los demás.

En el lecho de muerte podrás sentirte agobiado por las dudas y el dolor a pesar de que has llevado toda la vida preparándote para este momento; pero tú sabrás sortear ese terrible obstáculo con una simple sonrisa ante tus familiares, ante el gesto taciturno del médico que está a punto de decir a tu gente que ya todo está acabando o ante el enfermero que te atiende con gesto preocupado en un accidente de naturaleza mortal, e incluso ante tu propio asesino si esa circunstancia se diese.

Si somos capaces, en ese instante de la vida, de regalarla a los que se encuentren cercanos a nosotros mediante una leve sonrisa, tened por seguridad que habremos pasado el examen y nuestra Iniciación y paso efectivo al otro lado no tendrá alguna duda de ser cierto. Y nada o poco habrán tenido que ver nuestras medallas, honores ni otras prebendas ilusorias obtenidas en vida.

Si queremos pasar el examen de la Muerte, simplemente vivamos conscientemente la Vida y no nos apeguemos a ella en el último instante sino regalémosla, a los más cercanos, con una sonrisa en los labios aunque el dolor quisiera desgarrarnos un grito lastimero e infernal y huyendo de cualquier sentimiento de venganza u odio. Esto servirá de Testimonio y Esperanza a nuestros observadores.

Toda Verdadera Iniciación implica Dolor, Entrega y Alegría.

Sí, efectivamente, es la actitud; pero recuerda que esta última será consecuencia directa de cómo hayamos experimentado el resto de nuestra Vida.

En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.


Aralba