sábado, 4 de abril de 2015

Lección 60, Grado Segundo, Orden Primera (La Confessio Fraternitatis II)


O bien 

Confesión de la Insigne fraternidad de la muy honrada Rosa-Cruz dirigida a los hombres de ciencia de Europa, año 1615.


Paz, Tolerancia y Verdad


"En negrita el Texto de la Confessio traducción de los editores Muñoz Moya y Montraveta, en rojo las indicaciones de Aralba. Hemos cortado los grandes párrafos para introducir los comentarios".

Tercer Capítulo

Agregamos para desvelaros en pocas palabras nuestro pensamiento, que el objeto de todos nuestros esfuerzos no debe ser únicamente provocar la sorpresa ante la sugerencia y exhortación que lanzamos. Es preciso que cada cual sepa que, pese a la estima en que tenemos arcanos y secretos tan profundos, no nos parece contraria a la justicia su divulgación, su comprensión y su publicidad amplia.

El Autor de la Fama Fraternitatis es consciente del revuelo que ha supuesto la publicación del opúsculo Rosacruz y aquí recalca que no se trata de alardear de una serie de secretos; sino que por el contrario, la Fraternidad, sus miembros, están dispuestos a compartirlos de forma pública con sus congéneres.

En efecto, es legítimo pensar y creer que una oferta graciosa e inesperada como la nuestra suscitará reflexiones tan múltiples como variadas entre los que aún (Ya que el curso del mundo obliga a considerar el porvenir como presente) no han gustado de la revelación de las maravillas del sexto tiempo, y a los que toda clase de contratiempos propios de nuestra época, impiden vivir y deambular en este mundo de otra manera que como ciegos, que incluso, a la plena luz del día, no disponen sino del tacto y la palpadura para distinguirse y conocerse.

La Oferta de la Fraternidad Rosacruz es ofrecida de forma gratuita y sin previo aviso debiendo aceptada o rechazada considerando que nos presenta su presente como el futuro profetizado. Dice que suscitará múltiples reflexiones entre los que no conocen las maravillas de la sexta dispensación, la dispensación profética de la Gracia Divina en la que está sumido el mundo actual gracias al sacrificio del Salvador:

“La sexta dispensación, en la que vivimos ahora, es la ‘Dispensación de la Gracia.’ Comenzó con el Nuevo Pacto en la sangre de Cristo (Lucas 22:20). Esta “Era de la Gracia” o “Era de la Iglesia” ocurre entre la 69 y 70ª semana de Daniel 9:24. Comienza con la muerte de Cristo y termina con el Arrebatamiento de la iglesia (1 Tesalonicenses 4). Esta dispensación es mundial e incluye tanto a judíos como a gentiles. La responsabilidad del hombre durante la Dispensación de la Gracia, es creer en Jesucristo, el Hijo de Dios (Juan 3:18). En esta dispensación, el Espíritu Santo mora en los creyentes como el Consolador (Juan 14:16-26)”

Cuarto Capítulo

Según el artículo primero, sostenemos que las meditaciones, las encuestas y las investigaciones de nuestro bien amado padre Cristiano, debidas tanto a la revelación y a la iluminación divinas, como a los oficios de los ángeles y de los espíritus, a la actividad de una inteligencia perspicaz, y a una observación, una práctica y una experiencia de largo alcance, sustituyen a todo lo que la inteligencia del hombre ha inventado, producido, modificado, propagado y perpetuado desde los primeros días del mundo hasta la época actual.

Se nos comunica que la Fraternidad trae un mundo de conocimientos nuevo, un paradigma científico diferente a todo lo conocido con anterioridad, quedando todo ello desfasado. Como así ocurriría con la llegada del pensamiento ilustrado. Una nueva lente con la que poder observar el mundo como con nuevos ojos y comprobando que la mayoría, sino todo, de lo antiguo estaba equivocado.

Aunque desaparecieran todos los libros y aún cuando el juicio de Dios, el todopoderoso, decretase la ruina de todos los escritos y de toda literatura, su excelencia, su esplendor, su grandeza, están en medida de servir a la posteridad como nuevos fundamentos para edificar castillos nuevos o nuevas fortalezas de verdad.

Es como si de algún modo se nos dijese que nada de lo anterior poseyese valor alguno; al menos en nuestro tiempo actual y que, por el contrario de ser mantenido activo, haría que el hombre persistiese en el error. Que la Fraternidad, mediante su Fundador, nos ha traído los planos para la construcción de un nuevo mundo y una mejor forma de vida.
  
Lo que no debería ofrecer muchas dificultades a condición que se empezara por desmantelar y abandonar el viejo edificio, tan disforme, para agrandar la explanada de entrada, perforar ventanas en los apartamentos, transformar las puertas, las escaleras y demás, cosa que pensamos hacer.

Y eso solo es posible destruyendo lo viejo y construyéndolo todo nuevo bajo los fundamentos del nuevo paradigma o pensamiento místico-científico. No pide permiso para hacer nada de eso, se nos comunica de forma taxativa que eso sucederá sí o sí. Que hagamos lo que hagamos el cambio viene arrebatador y destruyendo todo lo anterior ante su paso devastador.

¿Por qué no preparar dicha tarea como ornato original de estos tiempos futuros cuyo anuncio ha sido hecho? ¿Quién sería susceptible de que no le conviniera una empresa parecida?

¿A quién puede molestarle el progreso de la humanidad? Algo bello y profetizado desde tiempos pretéritos; porque para la Fraternidad Rosacruz es evidente que ese futuro ya escrito estaba sucediendo en esos mismos instantes.

¿Por qué no encontrar una sinecura dulce al corazón, una morada, en esta única verdad que los hombres buscan a través de tantos laberintos y rodeos, si ha placido a Dios reservarnos la iluminación, la luz del sexto candelabro? ¿No sería bueno no tener que inquietarse más por nada, ni tener que temer al hambre, a la pobreza, a la enfermedad, ni a la edad?

Un Trabajo fácil de realizar y que produzca una gran satisfacción en los hombres. Eso es lo que ofrece la fraternidad de los rosacruces con las enseñanzas del Colegio Invisible. El sexto día de la Creación del Demiurgo, el sexto candelabro, fue cuando éste insufló el Espíritu en su máxima creación, el cuerpo del Hombre. Ese Espíritu es el único que puede provocar la iluminación y que nos apartemos del camino equivocado que lleva a la perdición de la humanidad para encaminarnos por el de la racionalidad y la salvación.

¿No sería delicioso poder vivir cada hora como si hubierais vivido la historia del mundo desde sus orígenes a nuestros días, y como si estuvierais destinados a seguir viviendo hasta su fin?

Aceptando el nuevo Paradigma el Ser Humano puede comprender que no se trata tan solo de una criatura creada por un determinado Dios, sino que es un Espíritu eterno y atemporal que solo necesita tomar consciencia de su verdadera naturaleza divina; pero también se nos indica que esa vida sería tan solo hasta la historia del fin del mundo, luego entonces se está refiriendo a nuestra propia realidad material, lo que supone que la muerte es una mera ilusión que solo es sufrida por quienes vemos partir a nuestros seres queridos.

¿No sería maravilla habitar en un lugar tal que los pueblos que viven en las Indias, más allá del Ganges, no pudieran disimularos sus riquezas, ni los peruanos privaros de sus consejos?

¿No sería cosa deliciosa poder leer en un libro que os permita leer, comprender, retener el fruto nunca descubierto, todavía y para siempre por descubrir, de todos los libros que han existido y que están por venir y aparecer? ¿Qué fascinamiento no experimentaríais viendo que vuestro canto atrae a vosotros no las rocas sino solo perlas y piedras preciosas, embelesa no a las bestias feroces sino a los espíritus, pone en movimiento y hace vibrar no al infernal Plutón sino a los poderosos, a los príncipes de este mundo?

El Hombre nuevo podrá observar y aprender más allá de sus sentidos materiales incluso de aquello que sucede a todo un mundo de distancia mediante la aplicación técnica del nuevo paradigma científico. Poder conocer el pasado, presente y futuro en el Libro que todos llevamos con nosotros mediante nuestro código genético y el estudio arqueológico de aquello que nos rodea.

Que los pasos que damos en lugar de traernos miseria, corrupción y muerte nos trae riqueza, crecimiento espiritual y Vida eterna y que ya nada se encontrará por encima del hombre sino que todo será sojuzgado por él como el verdadero hijo de Dios que es.

¡Oh hombres!  Bien diferente es el designio de Dios que decidió aumentar y acrecentar el número de miembros de nuestra fraternidad.

Aún sin haber existido la Fraternidad, en el Plano Físico, el Autor de la Confessio no es tonto y es consciente del maremoto que las palabras de la Fama han producido en muchos personajes importantes del siglo XVII y esto viene a considerarlo como un aumento de los miembros de la Fraternidad de la Rosacruz, pues la Fraternidad dicha, no es otra cosa que la totalidad de personas iluminadas por la luz de la Verdad independientemente de su militancia o no en determinadas organizaciones visibles y materiales.

Noticia que acogimos con una alegría parecida a la que experimentamos cuando, en el pasado, fuimos recipiendarios de tesoros que no habíamos ni merecido, ni esperado, ni exigido en absoluto.

Cuando, por medio de Christian Rosentkreutz, paradigma del Renacimiento tardío, la filosofía y el conocimiento de la Europa clásica fue recuperado para iluminar la tenebrosa oscuridad de la época medieval.

Parecida a la que sentimos cuando pensamos ponernos a la obra con una constancia que no quebrantarán ni siquiera la compasión y la conmiseración por nuestros propios hijos, de los que están dotados ciertos miembros de nuestra fraternidad. Es que sabemos que estos bienes inesperados no son legado de herencia alguna ni debidos a ninguna primicia del que los adquiere.

Es algo que viene con nosotros, consustancial al hombre, una propiedad genética; pero que debe ser puesto en marcha gracias a la fuerza de voluntad adquirida por la iluminación de los estudiantes rosacruces y para ello debemos desvincularnos de cualquier tipo de apego sentimental aunque este sea familiar y de sangre. Son bienes inesperados en tanto en cuanto nos olvidamos de que venían con nosotros, que ellos y nosotros una cosa con Dios somos.

En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.

Aralba