O bien
Confesión de la Insigne fraternidad de la muy
honrada Rosa-Cruz dirigida a los hombres de ciencia de Europa, año 1615.
Paz, Tolerancia y Verdad
"En negrita el Texto de la
Confessio traducción de los editores Muñoz Moya y Montraveta, en rojo las
indicaciones de Aralba. Hemos cortado los grandes párrafos para introducir los
comentarios".
Tercer Capítulo
Agregamos para desvelaros en pocas palabras nuestro pensamiento, que el
objeto de todos nuestros esfuerzos no debe ser únicamente provocar la sorpresa
ante la sugerencia y exhortación que lanzamos. Es preciso que cada cual sepa
que, pese a la estima en que tenemos arcanos y secretos tan profundos, no nos
parece contraria a la justicia su divulgación, su comprensión y su publicidad
amplia.
El Autor de la Fama Fraternitatis es consciente
del revuelo que ha supuesto la publicación del opúsculo Rosacruz y aquí recalca
que no se trata de alardear de una serie de secretos; sino que por el contrario,
la Fraternidad, sus miembros, están dispuestos a compartirlos de forma pública
con sus congéneres.
En efecto, es legítimo pensar y creer que una oferta graciosa e
inesperada como la nuestra suscitará reflexiones tan múltiples como variadas
entre los que aún (Ya que el curso del mundo obliga a considerar el porvenir
como presente) no han gustado de la revelación de las maravillas del sexto
tiempo, y a los que toda clase de contratiempos propios de nuestra época,
impiden vivir y deambular en este mundo de otra manera que como ciegos, que
incluso, a la plena luz del día, no disponen sino del tacto y la palpadura para
distinguirse y conocerse.
La Oferta de la Fraternidad Rosacruz es
ofrecida de forma gratuita y sin previo aviso debiendo aceptada o rechazada
considerando que nos presenta su presente como el futuro profetizado. Dice que
suscitará múltiples reflexiones entre los que no conocen las maravillas de la
sexta dispensación, la dispensación profética de la Gracia Divina en la que
está sumido el mundo actual gracias al sacrificio del Salvador:
“La sexta
dispensación, en la que vivimos ahora, es la ‘Dispensación de la Gracia.’
Comenzó con el Nuevo Pacto en la sangre de Cristo (Lucas 22:20). Esta “Era de
la Gracia” o “Era de la Iglesia” ocurre entre la 69 y 70ª semana de Daniel
9:24. Comienza con la muerte de Cristo y termina con el Arrebatamiento de la iglesia
(1 Tesalonicenses 4). Esta dispensación es mundial e incluye tanto a judíos
como a gentiles. La responsabilidad del hombre durante la Dispensación de la
Gracia, es creer en Jesucristo, el Hijo de Dios (Juan 3:18). En esta
dispensación, el Espíritu Santo mora en los creyentes como el Consolador (Juan
14:16-26)”
Cuarto Capítulo
Según el artículo primero, sostenemos que las meditaciones, las
encuestas y las investigaciones de nuestro bien amado padre Cristiano, debidas
tanto a la revelación y a la iluminación divinas, como a los oficios de los ángeles
y de los espíritus, a la actividad de una inteligencia perspicaz, y a una
observación, una práctica y una experiencia de largo alcance, sustituyen a todo
lo que la inteligencia del hombre ha inventado, producido, modificado,
propagado y perpetuado desde los primeros días del mundo hasta la época actual.
Se nos comunica que la Fraternidad trae un
mundo de conocimientos nuevo, un paradigma científico diferente a todo lo
conocido con anterioridad, quedando todo ello desfasado. Como así ocurriría con
la llegada del pensamiento ilustrado. Una nueva lente con la que poder observar
el mundo como con nuevos ojos y comprobando que la mayoría, sino todo, de lo
antiguo estaba equivocado.
Aunque desaparecieran todos los libros y aún cuando el juicio de Dios,
el todopoderoso, decretase la ruina de todos los escritos y de toda literatura,
su excelencia, su esplendor, su grandeza, están en medida de servir a la
posteridad como nuevos fundamentos para edificar castillos nuevos o nuevas
fortalezas de verdad.
Es como si de algún modo se nos dijese que nada
de lo anterior poseyese valor alguno; al menos en nuestro tiempo actual y que,
por el contrario de ser mantenido activo, haría que el hombre persistiese en el
error. Que la Fraternidad, mediante su Fundador, nos ha traído los planos para
la construcción de un nuevo mundo y una mejor forma de vida.
Lo que no debería ofrecer muchas dificultades a condición que se
empezara por desmantelar y abandonar el viejo edificio, tan disforme, para
agrandar la explanada de entrada, perforar ventanas en los apartamentos,
transformar las puertas, las escaleras y demás, cosa que pensamos hacer.
Y eso solo es posible destruyendo lo viejo y
construyéndolo todo nuevo bajo los fundamentos del nuevo paradigma o
pensamiento místico-científico. No pide permiso para hacer nada de eso, se nos
comunica de forma taxativa que eso sucederá sí o sí. Que hagamos lo que hagamos
el cambio viene arrebatador y destruyendo todo lo anterior ante su paso devastador.
¿Por qué no preparar dicha tarea como ornato original de estos tiempos
futuros cuyo anuncio ha sido hecho? ¿Quién sería susceptible de que no le
conviniera una empresa parecida?
¿A quién puede molestarle el progreso de la
humanidad? Algo bello y profetizado desde tiempos pretéritos; porque para la
Fraternidad Rosacruz es evidente que ese futuro ya escrito estaba sucediendo en
esos mismos instantes.
¿Por qué no encontrar una sinecura dulce al corazón, una morada, en
esta única verdad que los hombres buscan a través de tantos laberintos y
rodeos, si ha placido a Dios reservarnos la iluminación, la luz del sexto
candelabro? ¿No sería bueno no tener que inquietarse más por nada, ni tener que
temer al hambre, a la pobreza, a la enfermedad, ni a la edad?
Un Trabajo fácil de realizar y que produzca una
gran satisfacción en los hombres. Eso es lo que ofrece la fraternidad de los
rosacruces con las enseñanzas del Colegio Invisible. El sexto día de la
Creación del Demiurgo, el sexto candelabro, fue cuando éste insufló el Espíritu
en su máxima creación, el cuerpo del Hombre. Ese Espíritu es el único que puede
provocar la iluminación y que nos apartemos del camino equivocado que lleva a
la perdición de la humanidad para encaminarnos por el de la racionalidad y la salvación.
¿No sería delicioso poder vivir cada hora como si hubierais vivido la
historia del mundo desde sus orígenes a nuestros días, y como si estuvierais destinados
a seguir viviendo hasta su fin?
Aceptando el nuevo Paradigma el Ser Humano
puede comprender que no se trata tan solo de una criatura creada por un
determinado Dios, sino que es un Espíritu eterno y atemporal que solo necesita
tomar consciencia de su verdadera naturaleza divina; pero también se nos indica
que esa vida sería tan solo hasta la historia del fin del mundo, luego entonces
se está refiriendo a nuestra propia realidad material, lo que supone que la muerte
es una mera ilusión que solo es sufrida por quienes vemos partir a nuestros
seres queridos.
¿No sería maravilla habitar en un lugar tal que los pueblos que viven
en las Indias, más allá del Ganges, no pudieran disimularos sus riquezas, ni
los peruanos privaros de sus consejos?
¿No sería cosa deliciosa poder leer en un libro que os permita leer,
comprender, retener el fruto nunca descubierto, todavía y para siempre por
descubrir, de todos los libros que han existido y que están por venir y
aparecer? ¿Qué fascinamiento no experimentaríais viendo que vuestro canto atrae
a vosotros no las rocas sino solo perlas y piedras preciosas, embelesa no a las
bestias feroces sino a los espíritus, pone en movimiento y hace vibrar no al
infernal Plutón sino a los poderosos, a los príncipes de este mundo?
El Hombre nuevo podrá observar y aprender más
allá de sus sentidos materiales incluso de aquello que sucede a todo un mundo
de distancia mediante la aplicación técnica del nuevo paradigma científico.
Poder conocer el pasado, presente y futuro en el Libro que todos llevamos con nosotros
mediante nuestro código genético y el estudio arqueológico de aquello que nos
rodea.
Que los pasos que damos en lugar de traernos
miseria, corrupción y muerte nos trae riqueza, crecimiento espiritual y Vida
eterna y que ya nada se encontrará por encima del hombre sino que todo será
sojuzgado por él como el verdadero hijo de Dios que es.
¡Oh hombres! Bien diferente es
el designio de Dios que decidió aumentar y acrecentar el número de miembros de
nuestra fraternidad.
Aún sin haber existido la Fraternidad, en el
Plano Físico, el Autor de la Confessio no es tonto y es consciente del maremoto
que las palabras de la Fama han producido en muchos personajes importantes del
siglo XVII y esto viene a considerarlo como un aumento de los miembros de la
Fraternidad de la Rosacruz, pues la Fraternidad dicha, no es otra cosa que la
totalidad de personas iluminadas por la luz de la Verdad independientemente de
su militancia o no en determinadas organizaciones visibles y materiales.
Noticia que acogimos con una alegría parecida a la que experimentamos
cuando, en el pasado, fuimos recipiendarios de tesoros que no habíamos ni
merecido, ni esperado, ni exigido en absoluto.
Cuando, por medio de Christian Rosentkreutz,
paradigma del Renacimiento tardío, la filosofía y el conocimiento de la Europa
clásica fue recuperado para iluminar la tenebrosa oscuridad de la época
medieval.
Parecida a la que sentimos cuando pensamos ponernos a la obra con una
constancia que no quebrantarán ni siquiera la compasión y la conmiseración por
nuestros propios hijos, de los que están dotados ciertos miembros de nuestra
fraternidad. Es que sabemos que estos bienes inesperados no son legado de
herencia alguna ni debidos a ninguna primicia del que los adquiere.
Es algo que viene con nosotros, consustancial
al hombre, una propiedad genética; pero que debe ser puesto en marcha gracias a
la fuerza de voluntad adquirida por la iluminación de los estudiantes
rosacruces y para ello debemos desvincularnos de cualquier tipo de apego
sentimental aunque este sea familiar y de sangre. Son bienes inesperados en
tanto en cuanto nos olvidamos de que venían con nosotros, que ellos y nosotros
una cosa con Dios somos.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.
Aralba