Paz, Tolerancia y Verdad
Los
verdaderos rosacruces
Tras
nuestro largo estudio sobre el Movimiento Rosacruz del Siglo XVII, hemos
llegado a la conclusión de que no podemos hablar de un rosicrucismo en formato
organizado, como pudieran entenderse otras instituciones esotérico-iniciáticas,
tales que la Orden Masónica o las múltiples organizaciones que se autodenominan
como rosacruces.
Es
cierto que tanto la Masonería como las mencionadas fraternidades rosicrucianas
han sido el fruto final de ese Movimiento de pensamiento a caballo entre el
Renacimiento y la Ilustración; pero entonces nos preguntamos ¿Qué función
realizan tales instituciones ancladas en un tiempo pasado?
La
Rosacruz original fue un movimiento intelectual revolucionario que preparó a la
gente de su tiempo para un cambio de paradigma y que partiendo de una Sociedad
atrapada por la Religión, daría lugar a la Sociedad científico-filosófica actual.
Si
nos remitimos a lo publicado en los manifiestos originales de la Orden, podemos
entender perfectamente que los verdaderos hermanos de la Orden solo podían
realizar un tipo de trabajo y además sin cobrar por él: Curar a los enfermos en
todas las partes del Globo. Yo les pregunto ahora a ustedes ¿Quiénes en la
actualidad están realizando ese trabajo puramente filantrópico en favor de los
seres humanos? Me han entendido perfectamente, las organizaciones no
gubernamentales, como Médicos sin Fronteras, que se dedican a dicha labor sin
recibir algún tipo de remuneración.
Entonces
¿Cómo se puede entender que en la actualidad haya organizaciones denominadas
como rosacruces y que se dediquen a temas tan renacentistas como la cábala, la
Alquimia y otras disciplinas propias del Renacimiento? De algún modo, es como
si se encontrasen ancladas en los principios fundacionales del Movimiento
Rosacruz. Como si dicha Institución, de haber realmente existido en el pasado,
no hubiese evolucionado con el paso del tiempo.
Evidentemente
esto no es así, pues las organizaciones rosicrucianas actuales no son las
herederas naturales del Movimiento original, sino meras asociaciones humanas
que se han instalado en el pasado y giran alrededor de él en un movimiento
circular y no espiral; es decir que viven exclusivamente de la antigua herencia
de los míticos rosacruces.
El
Movimiento original postulaba una evolución de la Ciencia y del pensamiento
humano, en aquel momento encapsulado en lo religioso y que daría lugar a
instituciones tan novedosas como la Royal Society, en el ámbito científico y en la
propia Masonería en lo Social.
Por
lo tanto, hemos llegado a la conclusión de que la Rosacruz más que un título
registrable por medio de patentes, es un reconocimiento espiritual de todos
aquellos que luchan por el progreso y la salud de la especie humana; pero un
progreso y una salud que no les repercute emolumento alguno; y es en este
ámbito en el que estamos en disposición de afirmar que los verdaderos
rosacruces existen aunque ellos ni siquiera se denominen así o tan siquiera
conozcan, con profundidad, dicha denominación.
Son
todos aquellos individuos e instituciones que trabajan arduamente por el bien
de la humanidad sin solicitar bienes u oro a cambio. Solo ellos son los
auténticos merecedores del bendito título de Rosacruz. Estas gentes fueron
quienes dieron lugar a la Cruz Roja y a las otras instituciones sanitarias que
trabajan, de forma altruista en la actualidad, por el bienestar del conjunto de
la humanidad.
El
resto son gentes románticas que mantienen viva una antigua denominación que
ampara antiguos conocimientos que han venido siendo superados por una Ciencia
que sus antecesores postularon y que en la actualidad se encuentra plenamente
vigente.
Por
lo tanto, estamos en condición de afirmar que las actuales fraternidades y
órdenes rosicrucianas realizan una labor de mera arqueología y, con ello, no
pretendemos desprestigiarlas en absoluto sino sacar a la luz una verdad
histórica. Está bien que haya gentes que se dediquen a este pasatiempo arcano;
pero ello no significa que tengamos que aceptar que todo un movimiento como es
la New Age sea consecuencia directa de un Movimiento, el Rosacruz, que luchó
denodadamente contra la superstición y a favor del más puro racionalismo científico.
La
consecuencia del Movimiento Rosacruz del Siglo XVII es el mundo científico y
tecnificado que tenemos en la actualidad. Esa es la verdadera herencia
Rosacruz. Una herencia que ha sido prostituida, en la mayoría de las ocasiones,
por el vil dinero; pero eso no quita para que existan verdaderos filántropos a
quienes los bienes materiales les tienen verdaderamente sin cuidado.
Esa
prostitución es palpable en determinados colegios médicos y en las
instituciones farmacéuticas, en los registros de patentes que han impedido que
el progreso de la humanidad haya resultado más espectacular. En el uso militar
de muchos de los grandes inventos y descubrimientos que podrían haber resultado
vitales para nuestro desarrollo como Especie, si hubiesen sido dirigidos por el
camino correcto.
Me
consta que esta Lección desconcertará a la mayoría de nuestros asiduos lectores
y se preguntarán ¿este hombre es que se ha vuelto loco? Piensen lo que quieran,
están en su pleno derecho; pero es importante que conozcan la verdad antes de
continuar con nuestro trabajo como meros estudiantes de arqueología
renacentista.
Aquí
no se trata de engañar a nadie sino de mantener vigente el sagrado nombre de la
Rosacruz. Un nombre dado por los dioses al hombre para que reconozca que ellos
viven en su interior.
Digamos
que Rosacruz más que un título es un Estado, un estado de consciencia que nos
aleja de nuestro pasado histórico para convertirnos en una Especie nueva. Una
Especie en permanente evolución y cuyo destino es convertirse en lo que nunca
dejó de Ser, la Divinidad.
El
Rosacruz es un ser que rehúye la individualidad para darse a toda la humanidad
porque su consciencia le dicta que ese conjunto de seres, aparentemente
individuales, conforman un único Ser Divino que está tratando de regresar a su
Hogar. Y lo hace mediante las herramientas que posee a su disposición, a saber:
su cuerpo y su personalidad; pero también el conjunto de la Sociedad Humana.
Ese
estado de consciencia, digamos nirvánico, es el que diferencia al Hombre
Rosacruz del que no lo es, al hombre despierto del que se encuentra dormido, al
profano del verdaderamente iniciado, al Homo Sapiens del Homo Transfigurado, al
hombre mortal del inmortal o Adepto.
El
estado de consciencia Rosacruz es independiente de su reconocimiento semántico,
pues también se podría decir de muchos otros modos como consciencia Gnóstica.
Por
lo tanto, de nada sirve que registren de todas las formas posibles la palabra
Rosacruz ni que nadie se arrogue dicho título pues de nada sirve si no se ha alcanzado
ese nivel de Amor hacia la humanidad y que podemos encontrar en unas pocas
personas que dan su vida y su tiempo por el resto de sus semejantes sin
cualquier tipo de discriminación.
Muchos
de los que ahora nos lean se reconocerán como rosacruces, sin haberlo sabido
antes; pero lo mantendrán en el silencio de su humildad.
Casi
todos los que se reconocen a sí mismos como rosacruces comprenderán, tras
habernos leído, que no lo son en absoluto, aunque nos consta que se resistirán
a reconocerlo pues a los sumo no somos otra cosa que meros estudiantes de unas
enseñanzas ancestrales; pero que no se harán efectivas, en nosotros, hasta que
seamos capaces de darnos a los demás de forma completamente altruista.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.
ARALBA RC