domingo, 22 de noviembre de 2015

Lección 78, Grado Segundo, Orden Primera

Paz, Tolerancia y Verdad


Los verdaderos rosacruces

Tras nuestro largo estudio sobre el Movimiento Rosacruz del Siglo XVII, hemos llegado a la conclusión de que no podemos hablar de un rosicrucismo en formato organizado, como pudieran entenderse otras instituciones esotérico-iniciáticas, tales que la Orden Masónica o las múltiples organizaciones que se autodenominan como rosacruces.

Es cierto que tanto la Masonería como las mencionadas fraternidades rosicrucianas han sido el fruto final de ese Movimiento de pensamiento a caballo entre el Renacimiento y la Ilustración; pero entonces nos preguntamos ¿Qué función realizan tales instituciones ancladas en un tiempo pasado?

La Rosacruz original fue un movimiento intelectual revolucionario que preparó a la gente de su tiempo para un cambio de paradigma y que partiendo de una Sociedad atrapada por la Religión, daría lugar a la Sociedad científico-filosófica actual.

Si nos remitimos a lo publicado en los manifiestos originales de la Orden, podemos entender perfectamente que los verdaderos hermanos de la Orden solo podían realizar un tipo de trabajo y además sin cobrar por él: Curar a los enfermos en todas las partes del Globo. Yo les pregunto ahora a ustedes ¿Quiénes en la actualidad están realizando ese trabajo puramente filantrópico en favor de los seres humanos? Me han entendido perfectamente, las organizaciones no gubernamentales, como Médicos sin Fronteras, que se dedican a dicha labor sin recibir algún tipo de remuneración.

Entonces ¿Cómo se puede entender que en la actualidad haya organizaciones denominadas como rosacruces y que se dediquen a temas tan renacentistas como la cábala, la Alquimia y otras disciplinas propias del Renacimiento? De algún modo, es como si se encontrasen ancladas en los principios fundacionales del Movimiento Rosacruz. Como si dicha Institución, de haber realmente existido en el pasado, no hubiese evolucionado con el paso del tiempo.

Evidentemente esto no es así, pues las organizaciones rosicrucianas actuales no son las herederas naturales del Movimiento original, sino meras asociaciones humanas que se han instalado en el pasado y giran alrededor de él en un movimiento circular y no espiral; es decir que viven exclusivamente de la antigua herencia de los míticos rosacruces.

El Movimiento original postulaba una evolución de la Ciencia y del pensamiento humano, en aquel momento encapsulado en lo religioso y que daría lugar a instituciones tan novedosas como la Royal Society, en el ámbito científico y en la propia Masonería en lo Social.

Por lo tanto, hemos llegado a la conclusión de que la Rosacruz más que un título registrable por medio de patentes, es un reconocimiento espiritual de todos aquellos que luchan por el progreso y la salud de la especie humana; pero un progreso y una salud que no les repercute emolumento alguno; y es en este ámbito en el que estamos en disposición de afirmar que los verdaderos rosacruces existen aunque ellos ni siquiera se denominen así o tan siquiera conozcan, con profundidad, dicha denominación.

Son todos aquellos individuos e instituciones que trabajan arduamente por el bien de la humanidad sin solicitar bienes u oro a cambio. Solo ellos son los auténticos merecedores del bendito título de Rosacruz. Estas gentes fueron quienes dieron lugar a la Cruz Roja y a las otras instituciones sanitarias que trabajan, de forma altruista en la actualidad, por el bienestar del conjunto de la humanidad.

El resto son gentes románticas que mantienen viva una antigua denominación que ampara antiguos conocimientos que han venido siendo superados por una Ciencia que sus antecesores postularon y que en la actualidad se encuentra plenamente vigente.

Por lo tanto, estamos en condición de afirmar que las actuales fraternidades y órdenes rosicrucianas realizan una labor de mera arqueología y, con ello, no pretendemos desprestigiarlas en absoluto sino sacar a la luz una verdad histórica. Está bien que haya gentes que se dediquen a este pasatiempo arcano; pero ello no significa que tengamos que aceptar que todo un movimiento como es la New Age sea consecuencia directa de un Movimiento, el Rosacruz, que luchó denodadamente contra la superstición y a favor del más puro racionalismo científico.

La consecuencia del Movimiento Rosacruz del Siglo XVII es el mundo científico y tecnificado que tenemos en la actualidad. Esa es la verdadera herencia Rosacruz. Una herencia que ha sido prostituida, en la mayoría de las ocasiones, por el vil dinero; pero eso no quita para que existan verdaderos filántropos a quienes los bienes materiales les tienen verdaderamente sin cuidado.

Esa prostitución es palpable en determinados colegios médicos y en las instituciones farmacéuticas, en los registros de patentes que han impedido que el progreso de la humanidad haya resultado más espectacular. En el uso militar de muchos de los grandes inventos y descubrimientos que podrían haber resultado vitales para nuestro desarrollo como Especie, si hubiesen sido dirigidos por el camino correcto.

Me consta que esta Lección desconcertará a la mayoría de nuestros asiduos lectores y se preguntarán ¿este hombre es que se ha vuelto loco? Piensen lo que quieran, están en su pleno derecho; pero es importante que conozcan la verdad antes de continuar con nuestro trabajo como meros estudiantes de arqueología renacentista.

Aquí no se trata de engañar a nadie sino de mantener vigente el sagrado nombre de la Rosacruz. Un nombre dado por los dioses al hombre para que reconozca que ellos viven en su interior.

Digamos que Rosacruz más que un título es un Estado, un estado de consciencia que nos aleja de nuestro pasado histórico para convertirnos en una Especie nueva. Una Especie en permanente evolución y cuyo destino es convertirse en lo que nunca dejó de Ser, la Divinidad.

El Rosacruz es un ser que rehúye la individualidad para darse a toda la humanidad porque su consciencia le dicta que ese conjunto de seres, aparentemente individuales, conforman un único Ser Divino que está tratando de regresar a su Hogar. Y lo hace mediante las herramientas que posee a su disposición, a saber: su cuerpo y su personalidad; pero también el conjunto de la Sociedad Humana.

Ese estado de consciencia, digamos nirvánico, es el que diferencia al Hombre Rosacruz del que no lo es, al hombre despierto del que se encuentra dormido, al profano del verdaderamente iniciado, al Homo Sapiens del Homo Transfigurado, al hombre mortal del inmortal o Adepto.

El estado de consciencia Rosacruz es independiente de su reconocimiento semántico, pues también se podría decir de muchos otros modos como consciencia Gnóstica.

Por lo tanto, de nada sirve que registren de todas las formas posibles la palabra Rosacruz ni que nadie se arrogue dicho título pues de nada sirve si no se ha alcanzado ese nivel de Amor hacia la humanidad y que podemos encontrar en unas pocas personas que dan su vida y su tiempo por el resto de sus semejantes sin cualquier tipo de discriminación.

Muchos de los que ahora nos lean se reconocerán como rosacruces, sin haberlo sabido antes; pero lo mantendrán en el silencio de su humildad.

Casi todos los que se reconocen a sí mismos como rosacruces comprenderán, tras habernos leído, que no lo son en absoluto, aunque nos consta que se resistirán a reconocerlo pues a los sumo no somos otra cosa que meros estudiantes de unas enseñanzas ancestrales; pero que no se harán efectivas, en nosotros, hasta que seamos capaces de darnos a los demás de forma completamente altruista.


En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.

ARALBA RC