"¿Qué es Dios?"
-Arrogante mequetrefe-
Antaño dibujaron a Dios como a un venerable anciano eterno y con un poder infinito; quizá por aquello de que el Hombre está realizado a imagen y semejanza suya. Eso viene en el Génesis. Eso se denominó Teísmo.
Después hubo quienes lo equipararon a la Naturaleza; por aquello de que todos nacemos, vivimos y morimos en el entorno natural de la Realidad. Vamos, que Dios estaba constituido por cada una de sus partes y a eso lo denominaron Panteísmo o el Dios del Filósofo Spinoza.
Otra Teoría, evolucionista, dice que Dios se encuentra en formación y evolución, mediantes sus criaturas, y que los seres humanos y otras criaturas pensantes somos la consciencia activa de Dios y así nos encontramos con lo que se conoce como Deísmo; en donde los seres humanos no somos otra cosa que Dios en formación.
En realidad, todas las teorías teológicas, teosóficas y filosóficas parten del error de pensar que Dios puede ser comprendido por la Mente Humana; pero entonces, ¿Qué es Dios? Una mera palabra inventada por los hombres para intentar explicar su mayor incomprensión: ¿Qué o Quién ha creado todo lo que existe?; En tanto que, en lo más profundo del pensamiento humano, no existe modo de entender que las cosas surjan por generación espontánea. Se trata de una obviedad de sentido común. Las cosas no surgen por sí mismas de la nada.
Hasta tal punto ha llegado la arrogancia de los seres humanos, respecto a eso que denominamos Dios, que le han proporcionado multitud de atributos absolutos, como:
Atributos incomunicables (no compartibles con el Ser Humano):
Omnipresente, Omnisciente, Omnipotente, Trascendente, Eterno, Inmutable, Perfecto, Santo, Triunitario, Simple…
Atributos comunicables (pueden ser compartidos con el Ser Humano):
Confortador, Consolador, Fortaleza, Redentor, Esperanza, Verdad, Descanso, Vencedor, Luz, Pan de Vida, Escudo, Refugio, Padre Eterno, Autor de la Fe, Libertador, Consejero, Paz, Galardonador, Sanador, Sabiduría, Sombra, Refinador, Resurrección, Amor, Misericordia, Clemente, Compasivo, Paciente, Verdad, Fiel, Justo…
En realidad, de todos los atributos mencionados, solo siete están sustraídos de la Biblia: "Santidad, Eternidad, Omnipotencia, Omnisciencia, Amor, Inmutabilidad y Omnipresencia"
Sea como fuere, ya provengan de la Biblia, como Palabra supuestamente revelada por Dios a Personajes privilegiados, o surgidas de la Mente de sus teólogos apologetas, muchas de esas características o atributos son contrarios a la Razón, conformando paradojas de imposible resolución. Dejo a nuestros amables lectores que sean ellos quienes investiguen en esas posibles paradojas porque, en realidad, creo que no merece que perdamos ni un minuto de nuestro tiempo en ello.
En realidad, esos atributos, concedidos a la Divinidad son el resultado de, sus respectivos autores, haberse estrujado los sesos con la finalidad de intentar comprender al Creador, un Creados ajeno y externo a su Creación. Así, le pusieron uno y mil nombres como Dios, Jehová o Alá…; pero, además, realizaron una suerte de minucioso retrato adjudicándole mil una características, unas posibles y otras imposibles; porque no os vayáis a creer que las pocas expuestas son las únicas que existen. La imaginación del Ser Humano es tan fértil que, a mi parecer, mientras la ignorancia persista, seguiremos creando retratos robots de Dios el Creador, considerando, en primera instancia, que aquello a lo que llamamos Dios, y el Creador fueran una única y misma cosa.
Lo Incognoscible, independientemente de cómo deseemos llamarlo con palabras humanas, es la Mente Universal, multidimensional y autocontenida en sí misma, que se encuentra en un proceso eterno y preexistente de ensoñación permanente. Esos sueños son las Ideas de las que nos hablaba Platón y por lo tanto, el Incognoscible no es otra cosa que el Mundo de donde proceden las Ideas; es decir, el Pleroma de los Gnósticos; pero entonces, si el Pleroma es Espíritu; de lo que no tenemos que tener duda alguna ¿De donde proceden las cosas materiales que existen en el Mundo? La Mente del Incognoscible más que una Cosa es un Campo de Fuerza, el Éter, que en el proceso de ensoñación, se encuentra constantemente creando otros campos de fuerza autocontenidos y entrelazados; por lo tanto, todo lo existente procede, en última instancia, del Éter que es la Esencia del Pleroma. Por decir así, el Éter crea la Mente del Incognoscible y su Mente está continuamente emanando Éter, en un Proceso que jamás tuvo un principio y que tampoco tendrá un final, en tanto que todo el proceso se produce en el Seno de la Mente del Pleroma y fuera del Plano del Espacio-Tiempo. Aún así, el Espacio-Tiempo también emana del Éter y es el fundamento en el que sustenta el Mundo creado.
Así, podemos deducir, de un modo racional, laico y profano, que Dios, llamémoslo así, es Mente y, por lo tanto, Inteligencia, Memoria, Conciencia y Voluntad. Voluntad, en tanto que si ésta no existiera, el proceso Creador del Espacio Tiempo, de la Naturaleza y de todas las cosas que la forman no habrían podido realizarse.
De todos los atributos que se le conceden a Dios, al menos dos son utopías y, por lo tanto falsos. Nada, bajo cualquier punto de vista, puede ser "Perfecto" y "Todo Poderoso". Quizá, desde nuestro limitado punto de vista el Poder y la Perfección de Dios nos resulten abrumadoras y por ello las consideremos como completas y tasativas, sin posibilidad de crecimiento; pero un Ser Perfecto e Inmutable, como se creía erróneamente que era el Universo, sería estático y, por lo tanto, sin movimiento y sin vida. Digamos que Dios se encuentra en un Estado permanente de perfeccionamiento y aumento de su poder respecto de sí mismo; en cuanto que no se puede comparar con nada exterior a él, en cuanto que ese supuesto exterior es inexistente.
En tanto que fuera del Pleroma no hay nada y su conciencia está en todo. Todas sus criaturas, como una unidad holográfica, llevamos a Dios en y con nosotros mismos. Solo hay que dejarla actuar, cederle el bastón de mando de nuestras vidas y como dice el Maestro "Huiracocha", que tiene toda la razón, no es que haya que despertar a la Chispa de Espíritu que está en nuestro interior sino que tenemos que deshacer la férrea coraza de yoes que conforman nuestra Personalidad y que, en el transcurrir de la vida, hemos ido colocando alrededor de nuestra divinidad, Cristo, lo cual hace que ésta no pueda actuar y así, vagamos errantes por la vida como un ciego moviéndose por un pedregal lleno de espinos.
Dejemos de intentar comprender qué es y cómo es Dios. Comencemos a comprendernos y a entendernos a nosotros mismos porque en cuanto hayamos aprendido a conocernos, estaremos en condiciones de conocer y comprender aquello a lo que denominamos como Dios; en tanto que Dios actúa y se muestra en nosotros.
Aralba R+C