Paz, Tolerancia y Verdad
Desde tiempo inmemorial, al entrar en cualquier sociedad
iniciática se te indica que fuera de las puertas del Templo se encuentra el
Mundo Profano y que todo lo que allí se haya conseguido, no sirve de nada en el
Mundo Iniciático; pero ¿hasta qué punto eso es cierto y cuáles podrían ser las
consecuencias de la interacción entre
dos mundos tan diferentes?
En teoría alguien que fuese un alto cargo del gobierno de la
nación con una carrera educativa y profesional impresionante, al entrar en una
escuela iniciática debería estar a la misma altura que otro que, a nivel profano,
poseyese la más básica de las educaciones; pero eso, después del trasiego que
nos ha supuesto pasar por diferentes escuelas de Iniciación, no parece que suceda en
absoluto.
Pareciera que una cosa es lo que se dice y otra lo que se
hace. Quizá sea algo característico de la condición humana; pero lo cierto es
que la mayoría de las organizaciones iniciáticas parecen querer arroparse con
personas que posean algún tipo de pedigrí, como pudieran ser algún título
nobiliario, cargos como funcionarios de la Administración del estado y/o algún
título universitario de alto nivel.
Lo que sucede, con esta anomalía, es que las personas que
ostentan dichas características profanas pasan por los grados de iniciación con
excesiva rapidez sin haberse impregnado, lo suficiente, con el espíritu
iniciático y así tenemos que en un breve espacio de tiempo son esos mal iniciados
quienes ocupan cargos de relevancia en las escuelas iniciáticas y con el paso
del tiempo estas terminan degradando su verdadero cometido espiritual y
convirtiéndose en simples escuelas de conspiración donde, al parecer, lo
importante es conseguir el mayor número posible de seguidores para alcanzar la
cúspide de la Escuela, el ¿Poder?
Es evidente que esa actitud de guerra por alcanzar el poder
es una terrible piedra de tropiezo para aquellos iniciados que se encuentran
allí por un verdadero crecimiento espiritual y más tarde o temprano, son estos,
los verdaderos iniciados quienes terminan abandonando la Institución que, con
el paso del tiempo, terminará convirtiéndose en otra cosa muy diferente a una
Orden Iniciática de índole espiritual.
Es importante que los iniciados de buena voluntad sean
conscientes de este problema, que se da en todas las instituciones humanas
cuando se mezclan los dos universos, el mundo profano y el mundo iniciático,
con el fin de que sepan discernir cuales son las prioridades de una Institución
Iniciática: Si ¿conseguir publicidad, por poseer entre sus filas a gentes de gran renombre en el mundo profano? o ¿mantener
puro y sin mácula el egregor iniciático que le fuera concedida a la Escuela por
sus fundadores?
El problema no es del profano ignorante que se acerca a una
Escuela de Misterios solicitando su iniciación con un alto grado de soberbia
sino de los iniciados que permiten que la contaminación del mundo profano, los
metales, penetren y se asienten para siempre en sus templos y capillas, por el
módico precio de adquirir una especial publicidad en el exterior de sus atrios.
Nuestro humilde consejo para los dirigentes de las escuelas
de iniciación, si alguien lo quiere seguir, es que vayan despacito y con ojo
avizor por la senda labrada por la Iniciación y que no se dejen deslumbrar por
el brillo y boato de títulos y capacidad económica del mundo profano. Con ello
no indicamos, en absoluto, que aquellos que posean dichas lisonjas profanas no
puedan iniciarse en una Escuela de Misterios. Lo único que queremos decir es
que esas personas sean tratadas del mismo modo que cualquier otro postulante
que llame a las puertas de nuestros templos y sigan el mismo, doloroso y largo
periodo iniciático que los demás sin algún tipo de privilegio del cual, a la
larga, se tendrían que arrepentir.
Recuerden todos: El Conocimiento del Mundo Profano tiene suma
utilidad en el exterior de nuestros templos, cuando penetran en ellos
interfieren con el egregor espiritual transformándolo en otra cosa muy
diferente y es por ello que en muchos, quizá demasiado casos, de dichos templos en
lugar de encontrar una gran fuerza espiritual iniciática, lo que se encuentra es una poderosa fuerza de muy baja vibración que hace que las guerras intestinas
acaparen la mayor parte de los trabajos que se realizan tras sus puertas, convirtiéndose
en verdaderos antros y escuelas de conspiración.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.
ARALBA RC