domingo, 3 de mayo de 2015

Lección 63, Grado Segundo, Orden Primera (La Confessio Fraternitatis V)


O bien:

Confesión de la Insigne fraternidad de la muy honrada Rosa-Cruz dirigida a los hombres de ciencia de Europa, año 1615.

Paz, Tolerancia y Verdad


"En negrita el Texto de la Confessio traducción de los editores Muñoz Moya y Montraveta, en rojo las indicaciones de Aralba. Hemos cortado los grandes párrafos para introducir los comentarios".

Noveno Capítulo

Estos caracteres y letras que Dios no ha cesado de incorporar a la Santa Biblia, los ha impreso igualmente con toda nitidez en la maravillosa criatura que son cielos y tierra, y en todos los animales. Así, al igual que un matemático y un astrólogo pueden predecir mucho tiempo antes los eclipses que vendrán, nosotros podemos prever y reconocer con precisión la naturaleza y la duración probable de los periodos de oscurecimiento  de tinieblas que atraviesa la iglesia.

Estos dos capítulos están dedicados enteramente a alabar y ensalzar a las Sagradas Escrituras así como a los que se ensimisman en su lectura continuada. Dicho lo cual, es indicativo del carácter evangélico de los predicadores protestantes. 

Hay que mencionar que los rosacruces, aquí, dejan claro que no son ni matemáticos ni astrólogos, mejor astrónomos, en el sentido estricto de los términos utilizados, y que la Fraternidad está dirigida más al estudio de los periodos de tinieblas por los que pasa la generalidad de la Iglesia Cristiana, tanto católica como protestante; dado el carácter renovador y ecuménico del Movimiento Rosacruz, siendo cualquier rama del saber tan solo herramientas útiles para la consecución del objetivo último. 

De otro modo, se puede decir más alto; pero no más claro que el trabajo rosacruz está versado en el estudio de los periodos proféticos o dispensacionales que, de un modo entre velado, nos muestra la Sagrada Biblia, acerca de la Iglesia de Cristo.

A estas letras hemos pedido prestadas nuestras escrituras, que han servido de base para elaborar una nueva, la cual nos permite expresar y explicar la naturaleza de todas las cosas simultáneamente. Por ello, nuestro poco de sutileza en el conocimiento de otras lenguas no debe sorprender a nadie. Sabemos sin embargo que no pueden resistir la comparación con la lengua de nuestro primer padre Adán, ni tampoco con la de Henoch, ya que todas ellas están sepultadas bajo la confusión babilónica.

Si alguien pretendiera hacernos creer que los rosacruces utilizaban el lenguaje de Henoch, Enoquiano, o el de los pájaros, referido al idioma original de nuestros, simbólicos, primeros padres aquí encuentra una rotunda negativa. 

Ya en la Fama indicamos que la Rosacruz, con ese nuevo lenguaje se estaba refiriendo al de la Ciencia simplificado en las disciplinas de la emblemática, la geometría y el álgebra que se habían rescatado para Europa desde Oriente y con el cual se podía hacer verdadera Ciencia;  es decir, interpretar el Libro de la Naturaleza. 

Aquí se ve con claridad cómo se intenta casar las palabras del Libro Sagrado con la interpretación racional del pensamiento científico.


Décimo Capítulo

Sin embargo no debemos dejar de exhortar a todos a que lean aplicada y permanentemente la Biblia, pese a las trabas y obstáculos que aún levantan ante nuestros proyectos algunas plumas de águila. Que el que sepa satisfacerse con ello sepa que ha desembarazado ampliamente de obstáculos el camino que le conduce a nuestra fraternidad.

Que la Rosacruz es plenamente evangélica queda aquí mostrado con meridiana claridad. Con plumas de águila se está refiriendo a los doctores que tiene la Iglesia y que se encuentran al servicio de la Iglesia de Roma con tal de mostrar un sentido determinado, previamente prefijado, a las palabras impresas en las Sagradas Escrituras. 

Es decir, cualquiera que intente encontrar a los rosacruces, para unirse a su invisible fraternidad de ecumenismo cristiano, deberá conocer la Sagrada Biblia y no tomarla como un simple libro de proverbios antiguos.

Aunque nuestra regla se resuma y se traduzca enteramente a que todas las letras de este mundo sin excepción alguna sean retenidas y guardadas cuidadosamente en nuestra memoria los que hacen del único libro, la Santa Biblia, la regla de su existencia, son prácticamente nuestros semejantes y parientes. Semejantes nuestros y parientes son los que hacen de la Santa Biblia resumen y quintaesencia del mundo entero, objetivo y término de todos sus estudios; los que saben utilizarla no contentándose con tenerla siempre en los labios sino aplicando y consagrando cuidadosamente a ella su inteligencia, adecuada al conjunto de periodos y edades de este mundo. Pues no entra en nuestras costumbres prostituir ni vulgarizar la Santa Escritura según el uso habitual de las miríadas de intérpretes: ved cómo las fuerzan a reproducir su propio parecer, o bien calumniarla utilizando la odiosa comparación banal que sirve tanto a los teólogos como a los filósofos, a los médicos y a los matemáticos.

Si pensábamos que los varapalos iban dirigidos, con exclusividad hacia la Iglesia de Roma, aquí comprobamos que estábamos equivocados. Aquí también hay leña para una Iglesia protestante tremendamente dividida y donde cada uno de sus predicadores pudieran sentirse libres de interpretar, a voluntad, las enseñanzas del Libro de los libros. 

No es cierto, aquí no se indica que la Biblia pueda interpretarse de cualquier y fantasioso modo, sino que el sentido común y la racionalidad deben de primar ante cualquier peregrina y malintencionada manipulación. 

Por lo tanto la lectura de la Biblia debe de realizarse con inteligencia sin buscar una determinada respuesta a nuestros más íntimos deseos. Se habla de que la Biblia posee diferentes niveles de lectura y es completamente cierto; pero no lo es menos que no podemos pretender que diga aquello que en ningún momento pretende decir.

Contra ellos, testimoniamos y profesamos en público que desde los comienzos de este mundo no ha existido un libro superior, mejor, tan maravilloso y salutífero como la Santa Biblia. Bienaventurado su poseedor, más bienaventurado aún su lector asiduo, el colmo de la felicidad para el que ha consumado su estudio. Quién sabe comprenderla no puede estar más cerca de Dios ni ser más parecido a Él.

Comprendemos, con este último párrafo, que el sentimiento de los creadores del Movimiento Rosacruz dista mucho de cualquier tipo de fanatismo religioso, dado que en ningún instante se nos ha indicado que la Biblia sea, punto por punto, la palabra de Dios, sino un Libro sagrado cargado de la sabiduría que es propia sólo de la inspiración divina. 

Si se viese como verdaderamente la Palabra de Dios, veríamos a un Ser Terrible y vengativo y por ello hacen hincapié en su verdadera comprensión e interpretación, pues aun siendo palabra divina en cuanto a su inspiración, sin embargo, está transcrita por personas, seres humanos sujetos a la imperfección de un mundo dual y material; por lo tanto, es importante dilucidar donde termina la inspiración a los profetas y escribas y donde comienza el deseo de los propios trasmisores humanos. 

Comprendiendo que esto es así, es fácil entender las últimas palabras de que no podemos estar más cerca ni ser más parecidos al propio Creador, pues habremos sido capaces de usar la divina capacidad del discernimiento.
           
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.


Aralba