Paz, Tolerancia y Verdad
Muchos grupos gnósticos, por
ignorancia, confunden al Demiurgo, del cual heredamos nuestro Espíritu, con el
gran Presuntuoso que no es otro que el Jefe de los Arcontes, un impostor. Yo
mismo, no hace demasiado confundía al Hijo del Eón Sofía con esa fuerza oscura que
Gobierna desde el Caos, nuestro Universo. Ya, Friedrich Nietzsche sentenció que
Dios había muerto y, en parte, no le faltaba razón aunque en realidad no murió
exactamente, sino que se sacrificó para que, donando su espíritu, su Obra cobrase verdadera vida,
dejando al Gran Presuntuoso y a su cohorte de arcontes, los legisladores, a
cargo del mantenimiento de su creación.
Génesis 1: 27: Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen
de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis
2:2: Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó el día
séptimo de toda su obra que había hecho.
El Demiurgo, no Jehová fue asistido, para imponer el orden macro cósmico sobre el caos micro cósmico, por los elohim
que no son otros que los legisladores reflejo de su propia esencia y a los que dejara exclusivamente a cargo del mantenimiento de
su Obra, dado que tras la Creación del Ser Humano se echó a descansar y aquí se
ha venido escondiendo, por generaciones, un gran misterio; dado que ese hecho
contiene en sí el verdadero Secreto de toda la Creación.
El Demiurgo no existe como lo hiciera antes de realizar la ordenación del Sistema Solar sino que lo hace en el interior de su criatura más preciada, el Ser Humano; pero también en el resto de todas las cosas pues es la melodiosa partitura cósmica de las cuerdas del Demiurgo lo que impide que el Caos cuántico destruya aquello que él ideara o trajese del Mundo de su Madre: el Eón Sophía.
El Demiurgo no existe como lo hiciera antes de realizar la ordenación del Sistema Solar sino que lo hace en el interior de su criatura más preciada, el Ser Humano; pero también en el resto de todas las cosas pues es la melodiosa partitura cósmica de las cuerdas del Demiurgo lo que impide que el Caos cuántico destruya aquello que él ideara o trajese del Mundo de su Madre: el Eón Sophía.
Dicho esto, repetimos para que no
quede la más ligera duda, el Demiurgo no es ningún demonio e impostor
y por lo tanto, aquellos que lo maldicen creyendo que se trata de una divinidad maléfica y que cargan sus
plumas con odio hacia él están siendo confundidos por el Gran Presuntuoso, Jehová, el
presunto dios impostor que no deja de ser otra cosa que un General Arconte, una
Entidad automática y sin vida propia, un mero reflejo de un verdadero Dios. Una suerte de Inteligencia artificial.
Por lo tanto, yo os digo, no temáis honrar, que no adorar, el sagrado nombre del Demiurgo, el Hijo de Sophía, Padre nuestro, y el nieto del Pleroma porque hablando mal de él
hablamos mal de nosotros mismos, pues su espíritu se encuentra disgregado en
su creación, nosotros mismos.
El Espíritu Divino que nos mueve y que nos ha formado se encuentra codificado en lo más profundo de nuestro código genético y tradicionalmente se ha considerado que vive enclaustrado como una nuez dentro de su cascarón, en el ventrículo izquierdo de nuestro corazón, dormido, ausente, descansando y esperando que lo despertemos para volver a reinar de nuevo en nuestras vidas primero y en el resto de la creación después con el fin de retornar como una sola Entidad a nuestra casa celeste, en el seno de la Madre eterna Sophía.
El Espíritu Divino que nos mueve y que nos ha formado se encuentra codificado en lo más profundo de nuestro código genético y tradicionalmente se ha considerado que vive enclaustrado como una nuez dentro de su cascarón, en el ventrículo izquierdo de nuestro corazón, dormido, ausente, descansando y esperando que lo despertemos para volver a reinar de nuevo en nuestras vidas primero y en el resto de la creación después con el fin de retornar como una sola Entidad a nuestra casa celeste, en el seno de la Madre eterna Sophía.
Nuestros científicos conocen que
a nivel micro cósmico, el más pequeño posible, donde se mueven las partículas
cuánticas, existe un caos donde ni el espacio ni el tiempo tienen sentido
alguno y donde las leyes de la física solo pueden ser intuidas por las matemáticas. Sobre ese mundo de caos sin reglas conocidas se asienta una matriz, a modo de
sinfonía cósmica, constituida por una serie de vibrantes cuerdas cósmicas y que no son otra
cosa que la esencia del Demiurgo y gracias a la cual es posible la existencia
de un macro cosmos o multiverso medianamente ordenado.
Pues bien, desde el mismo
comienzo de la creación se viene llevando a cabo una Guerra, la confrontación
entre el caos de la antimateria que subsiste por debajo de la matriz y el Orden
del concierto de las cuerdas cósmicas y que no son otra cosa que la majestuosa
esencia del Demiurgo que mantiene estable al salvaje Caos.
Como en el resto de la
Naturaleza, el Cosmos conocido, en el Ser Humano sucede otro tanto de los
mismo, pues aunque poseemos una forma coherente capaz de permitir manifestarnos
como un ser espacio temporal, gracias a esa Matriz demiúrgica, las influencias
del caos sobre el orden atómico de nuestras células es inevitable. Este hecho
es el que provoca el envejecimiento de todo lo que nos rodea y la degradación de las partículas hasta su transformación, muerte.
En todas y cada una de nuestras partículas, como no puede ser de otro modo, subsiste ese caos dado que es la esencia o ebullicente caldo sobre el que todas las cosas están construidas; es decir, nuestra constitución es endeble porque está construida sobre un océano embravecido y la sinfonía del Creador, de nuestro Espíritu, tienen que estar permanentemente luchando por mantener la estabilidad gracias a esa matriz sinfónica conocida por los antiguos como la música de las esferas o Verbo Creador.
En todas y cada una de nuestras partículas, como no puede ser de otro modo, subsiste ese caos dado que es la esencia o ebullicente caldo sobre el que todas las cosas están construidas; es decir, nuestra constitución es endeble porque está construida sobre un océano embravecido y la sinfonía del Creador, de nuestro Espíritu, tienen que estar permanentemente luchando por mantener la estabilidad gracias a esa matriz sinfónica conocida por los antiguos como la música de las esferas o Verbo Creador.
Llegados a este punto podemos
tratar sobre qué es la Personalidad del Ser Humano y de qué cosa está
constituida. Si el Orden reposara sobre Orden y no sobre Caos, todo sería
estable como una tabla sobre una balsa de aceite; pero dado que es justo todo
lo contrario, toda nuestra esencia; es decir nuestras células están sujetas a vaivenes
impredecibles; es decir existe un cierto orden; pero ese orden es imperfecto y condenado al fracaso.
El Ser Humano, al contrario de lo
que pensamos, no es una individualidad sino un colectivo conformado por una
infinidad de seres con su propia inteligencia y denominados como células o
neuronas. Dicho colectivo se comporta sincronizado bajo el mando de una
jerarquía de tipo piramidal en cuyo vértice se encontraría lo que denominamos
como Personalidad. El que rija una personalidad u otra depende de múltiples
factores, tanto debidos a la influencia del propio caos como de la
confrontación, provocada por el mismo caos, entre las diferentes personalidades inteligentes que conforman el
colectivo conocido como Ser Humano.
Si el Orden predomina sobre el Caos, la Personalidad dominante, la que consideramos como la nuestra, regirá de una forma más o menos tranquila y llevará su trabajo, prefijado, a cabo y sin demasiados contratiempos; pero cuando las fuerzas del Caos invaden el Universo, que se encuentra enraizado sobre la matriz, se produce una lucha encarnizada dando lugar a todos los trastornos de personalidad que conocen nuestros médicos y psicólogos.
Generalmente esa entrada en un proceso caótico suele ser debida al Stress que es un componente puramente caótico y por lo tanto una anomalía del plano cuántico. Ese stress solo puede ser sanado mediante la meditación de nuestra personalidad dominante con el fin de poner de acuerdo a todas las personalidades rebeldes, haciéndoles ver que están actuando de forma suicida.
Si el Orden predomina sobre el Caos, la Personalidad dominante, la que consideramos como la nuestra, regirá de una forma más o menos tranquila y llevará su trabajo, prefijado, a cabo y sin demasiados contratiempos; pero cuando las fuerzas del Caos invaden el Universo, que se encuentra enraizado sobre la matriz, se produce una lucha encarnizada dando lugar a todos los trastornos de personalidad que conocen nuestros médicos y psicólogos.
Generalmente esa entrada en un proceso caótico suele ser debida al Stress que es un componente puramente caótico y por lo tanto una anomalía del plano cuántico. Ese stress solo puede ser sanado mediante la meditación de nuestra personalidad dominante con el fin de poner de acuerdo a todas las personalidades rebeldes, haciéndoles ver que están actuando de forma suicida.
Bien, esa Personalidad, la que
sea que tenga la capacidad jerárquica tiene como misión mantener al Ser Humano
activo, vivo, para que el Espíritu que mora en él, esa parte del Demiurgo o de Adam Kadmón, nazca en su
Ser y tome el control de su vida. Por lo tanto, la Personalidad, a similitud de los arcontes, siempre es un,
digámoslo así, un ser provisional y no definitivo cuya función es permitir la
existencia de un Cuerpo donde el Espíritu pueda encarnar. A ese hecho es a los que
los rosacruces han venido denominando como el Renacimiento o Nacer de nuevo.
Juan 3:1-21: 1 Y había un hombre de los Fariseos que se
llamaba Nicodemo, príncipe de los Judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y
díjole: Rabbí, sabemos que has venido de Dios por maestro; porque nadie puede
hacer estas señales que tú haces, si no fuere Dios con Él. 3 Respondió Jesús, y
díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede
ver el reino de Dios. 4 Dícele Nicodemo: ¿Cómo puede el hombre nacer siendo
viejo? ¿Puede entrar otra vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne,
carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de
que te dije: Os es necesario nacer otra vez. 8 El viento de donde quiere sopla,
y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde vaya: así es todo aquel
que es nacido del Espíritu. 9 Respondió Nicodemo, y díjole: ¿Cómo puede esto
hacerse? 10 Respondió Jesús, y díjole: ¿Tú eres el maestro de Israel, y no
sabes esto? 11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo
que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. 12 Si os he
dicho cosas terrenas, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
13 Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre,
que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así
es necesario que el Hijo del hombre sea levantado; 15 Para que todo aquel que
en Él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna. 16 Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a
su Hijo al mundo, para que condene al mundo, más para que el mundo sea salvo
por Él. 18 El que en Él cree, no es condenado; más el que no cree, ya es
condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19 Y esta
es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas. 20 Porque todo aquel que
hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, porque sus obras no sean redargüidas.
21 Mas el que obra verdad, viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas
que son hechas en Dios.
Como veréis, queridos fratres y sórores,
nosotros no vamos a interpretaros el significado de los pasajes bíblicos. Eso
lo dejamos para vuestro Ser Interno, pues nada ni nadie está autorizado a
interpretar la Palabra inspirada por Dios,
salvo los propios interesados; pero lo que sí está claro es que conociendo el
funcionamiento de la Personalidad, lo contado con anterioridad, podemos
comprender cómo debemos actuar para retomar la cordura cuando la locura del
caos aparezca en nuestras vidas, mediante la meditación y la oración que no son
otra cosa que el estado vibratorio necesario para conectarnos con la metanoia
que nos llega, en forma de neutrinos, desde lo más profundo del Pleroma y de
nuestra madre el Eón Sophía.
Respecto al Guardián del Umbral
se nos ha venido diciendo que se trata de una especie de egregor creado con la
parte más oscura de nuestra personalidad y producto del mal hacer de múltiples
reencarnaciones. Como vimos, las vidas anteriores nada tienen que ver con la
esencia del guardián del Umbral pues las personalidades pasadas ya solo son
historia en la esfera reflectora o Memoria de la Naturaleza; pero una cosa sí
es cierta, no se trata de una Entidad con vida propia, un ángel o un demonio
sino reflejos del conjunto de nuestra Personalidad pero situados en los pórticos de los diferentes planos de existencia para dejarnos pasar o
impedirnos el paso en el caso de que no estuviésemos preparados. Si nuestra Personalidad
es caótica, el Guardián del Umbral será tenebroso y caótico; pero si es noble y
ordenada dicho guardián será luminoso y bondadoso.
La esencia del Guardián está constituida por el mismo tipo de células de personalidad de las que está constituida nuestra Personalidad regente o dominante. No debemos olvidar que no se trata de un ente maligno sino de un sistema de autodefensa psíquica para que ni la cavalgadura, ser humano, ni el jinete, el Espíritu puedan ser perjudicados por actitudes precipitadas.
La esencia del Guardián está constituida por el mismo tipo de células de personalidad de las que está constituida nuestra Personalidad regente o dominante. No debemos olvidar que no se trata de un ente maligno sino de un sistema de autodefensa psíquica para que ni la cavalgadura, ser humano, ni el jinete, el Espíritu puedan ser perjudicados por actitudes precipitadas.
Es un error muy común pensar que
para que el Ser Humano evolucione espiritualmente, la personalidad debe de
fenecer. También conocido como la desintegración del yo o del ego. Los egos,
que al fin y al cabo como un conjunto, conforman al ego o Personalidad es una
herramienta imprescindible como vimos en la consecución del nuevo nacimiento;
por lo tanto la destrucción de ego es una artimaña de las fuerzas arcónticas
para que el Ser Humano no pueda avanzar en el camino de desenmascaramiento y
liberación del Ego o Yo Superior que permanece dormido en lo más profundo de
nuestro interior.
El Guardián del Umbral, en las
personalidades desestructuradas, toma la forma, a la manera de los dibujos animados, ora de un angelito bonachón
otrora de un demonio malhumorado y vengativo que nos incitaran a realizar
determinadas acciones, el luminoso y bonachón para que encarrilemos nuestras
vidas hacia el orden y el sentido común y el vengativo para descarriarnos y así
impedir que se facilite el nacimiento del eterno dormido. En uno de los casos, la información viene de los neutrinos del Pleroma y en el otro de las partículas de antimateria que moran en el Caos.
Tanto el Demiurgo como nuestra
Personalidad estructurada o desestructurada así como el Ángel Guardián de Occidente
o del Umbral son parte de nosotros, no se encuentran fuera sino que
forman parte de nosotros mismos y vienen con nosotros desde que aterrizamos en
este Mundo; por lo tanto, si corregimos nuestras vidas desde dentro podremos
corregir el Mundo de fuera. Es un error pensar que podemos modificar el Mundo, sin antes habernos corregido nosotros mismos, o confiar en un Dios externo inexistente; dado que ese Dios vive en nosotros, somos nosotros.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor;
que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo
material.