Herencia R+ de la M:.
Paz, Tolerancia y Verdad
Paz, Tolerancia y Verdad
Este Trabajo es el
comentario de un extracto del Libro Iluminismo Rosacruz de Frances Amelia
Yates.
Hay pues aquí una cuestión que dilucidar: ¿Qué relación tiene
este tema con nuestro problema acerca de las doctrinas rosacruces y la
masonería?
No tenemos respuestas claras que dar a estas preguntas, pues
como aclaramos al comenzar este capítulo, del Iluminismo Rosacruz, el presente
libro no se orienta primordialmente hacia el problema de las sociedades
secretas.
Todo lo que podemos hacer es tratar de indicar que los movimientos
históricos aquí descritos pueden abrir nuevos caminos por los cuales los
investigadores del futuro pueden ir a buscar nuevas pruebas documentales.
Supongamos –como pura y simple hipótesis, como posible camino
histórico por el que puedan moverse los futuros investigadores- que en la
Inglaterra Isabelina haya surgido la idea de algo semejante a lo que después
fue la masonería, relacionada con los cultos de la reina y de la tradición de
Dee, y a la cual se asoció a Philip Sidney. En la Inglaterra Isabelina, que se
mantenía unida por un espíritu caballeresco revivido y por ciertos movimientos
esotéricos renacentistas, y que así logró organizarse espiritualmente para
resistir a un enemigo peligroso, parece posible que existieran agrupaciones
secretas.
Cuando estos movimientos se trasladaron al extranjero, en el
séquito del elector Palatino, Federico, y de su esposa Estuardo ¿no pueden
haberse llevado entre otras cosas no solo las ideas caballerescas y alquímicas
inglesas atribuidas a Dee, sino también la idea de una especie de pre
masonería, inspirada parcialmente en el mismo John Dee, del mismo modo que
inspiró tantas otras cosas en aquellos movimientos? Habría que buscar las
posibles ideas místicas masónicas que pueden estar contenidas en los escritos
del grupo rosacruz, especialmente de Maier y Andreae; pero por el momento no
sería fácil diferenciarlas de la mística renacentista en general.
El problema se complica por el hecho de que, aunque parezca
más que probable que las sociedades secretas se estuvieran desarrollando por
las presiones de la época, no se sabe
cuántas de estas sociedades puedan haber existido, ni cómo se
relacionaban entre sí, si es que existía tal relación.
Como ya se ha dicho, todos los movimientos secretos de fines
del siglo XVI pueden haber sentido una simpatía secreta por el que se
desarrolló teniendo en su centro al Elector Palatino. Sabemos que a fines del
siglo XVI, debido a la situación imperante en los Países Bajos se organizó la
Familia de Amor, sociedad secreta de indudable existencia real. También sabemos
que muchas personas muy conocidas eran secretamente miembros de esta secta o
Sociedad Secreta, que permitía que sus miembros aparentaran formar parte de
alguna iglesia mientras secretamente estaban afiliados a la Familia. Estas
actitudes de la Familia del Amor se parecen algo a las de la masonería.
Sabemos que entre los editores muchos eran secretamente
miembros de dicha Familia, y que, por ejemplo, Plantin, el gran impresor de
Amberes, no solo era miembro de esta secta, sino que le hizo propaganda con
entusiasmo por medio de la publicación de las obras de quienes le tenían
simpatía. Ya hemos indicado que la familia De Bry, impresores que tenían
relación con la firma de Plantín, quizá era familista, y que la decisión de
trasladar la sede de la empresa a territorio palatino, a Oppenheim, donde
publicó obras de personas interesadas en el fenómeno Rosacruz –Fludd y Maier-
quizá puede haberse debido a una simpatía secreta por los movimientos que
tenían lugar en esos siglos en el Palatinado.
Los Templarios masones aceptados colaborarían con la Casa de
los Estuardo para recuperar el Trono de Inglaterra y cuando la Dinastía
defenestrada tuvo que exiliarse en Francia también lo hicieron los propios
caballeros que le habían jurado fidelidad a los Estuardo. Con el tiempo, estas
logias, dieron lugar a las actuales masonería francesa y escocesa.
Repetimos –sigue diciendo Frances A. Yates- nuestra opinión
de que en el movimiento rosacruz se pueden encontrar influencias de Giordano
Bruno, filósofo intensamente hermético que a fines del siglo XVI propagó por
toda Europa un movimiento reformista esotérico. Este movimiento propugnaba una
reforma general del mundo, como un regreso a la religión egipcia y a la magia
buena. Bruno quizá formó en Alemania una Sociedad secreta, los Giorianisti;
había visitado Inglaterra donde probablemente conociera a Sidney, demostrando
su simpatía por los aspectos más esotéricos del culto caballeresco isabelino.
También aquí tenemos una posible influencia sobre las doctrinas rosacruces
mezclada con otras influencias.
Podría decirse que las influencias familistas posiblemente
representaban una corriente secreta originaria de los Países Bajos, que un
movimiento encabezado por Giordano Bruno, podía estimular el nacimiento de
movimientos secretos en Italia, y que todas estas influencias tal vez
coexistieron con un movimiento esotérico de origen Inglés, fuertemente
influenciado por John Dee, que se aprestaba en los inicios de un gran esfuerzo
en favor de la liberación de Europa del Yugo católico e imperial, colocando en
el trono de Bohemia a Federico del Palatinado.
Tras tanta tropelía de parte de la Religión oficial, aunada a
los intereses particulares que se sumaron a las ideas luteranas primero y calvinistas
después, se produjo la Reforma Protestante, donde las no tan nuevas ideas de
Lutero se amalgaman con las ya viejas de los valdenses que se habían mantenido
en la sombra del ostracismo autoimpuesto por mera cuestión de supervivencia. Es
en ese convulso panorama donde surgió la Fama Fraternitatis de los Rosa Cruces,
en un intento, frustrado, de formar una confederación de países protestantes
que pudieran enfrentar al omnímodo y poderoso imperio austro húngaro hispano,
que imponía el Catolicismo en Europa por Orden de su Santidad el Papa.
Todas éstas, obviamente. Son especulaciones a tientas –nos
dice Yates-, sugerencias posibilistas e hipotéticas, pero es necesario hacerlas
para señalar las dificultades que presenta el tema de la supuesta relación entre
rosacrucismo y masonería. Sabemos que la época de fines del siglo XVI y
principio del XVII fue una edad de sociedades secretas, pero no sabemos cómo se
relacionaban unas con otras, ni en qué se diferenciaban entre sí.
El documento
inglés de 1676 ya mencionado habla de una cena de la Asociación del Listón
verde con la Hermandad de la Rosacruz, los Adeptos Herméticos los Masones Aceptados, cuya característica
común era la invisibilidad. Tal vez este fragmento represente tradiciones
anteriores de lo que podría denominarse la intercomunión de las sociedades
secretas, aunque en tiempos anteriores y más terribles, semejantes relaciones
podrían haber sido mortalmente peligrosas.
Si dentro de esta compleja situación secreta del movimiento
rosacruz alemán hubo una influencia esotérica de origen Inglés quizá derivada
de un movimiento masónico relacionado de algún modo con Dee, y con el cual se
combinaron influencias de los ideales caballerescos ingleses para crear el
nombre de Rosa Cruz, es posible que tras los misteriosos manifiestos hubiera
algo real, algo parecido a un movimiento pre masónico.
Permítasenos señalar de nuevo que estas especulaciones a
tientas no pretenden ser más que hipótesis que guíen a los futuros
investigadores por un camino científico-histórico todavía inexplorado por los
que se interesan en la historia de la masonería primitiva; pues nadie que
sepamos ha tratado el asunto de la influencia inglesa sobre el movimiento
rosacruz alemán.
Si tales influencias fueron de Inglaterra a Alemania a principio
del siglo XVII (llegando también por medio de la misión de Dee en Bohemia),
¿Cuándo habrá regresado, de nuevo, a Inglaterra? Pues seguramente después de la
catástrofe de 1620, es indudable que se debe haber generado un intenso
movimiento de lealtad y simpatía hacia los reyes de Bohemia, por los terribles
acontecimientos que los obligaron a vivir exiliados en la Haya durante largos
años.
En L:.V:.X:. Luz,
Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de
vuestro Cuerpo material.
Aralba