Paz,
Tolerancia y Verdad
18
(1+8=9) La Luna (El Crepúsculo)
Cuando la luz se va, queda
la oscuridad. Los Eones ya se han unido para formar el Único Ser que siempre ha
sido. Los arcontes como entidades sin luz propia han fenecido; pero queda uno,
el más grande, el Primigenio, cuya fuerza le proporcionara en tiempos remotos
la Gran Sacerdotisa. El Gran Presuntuoso que se enseñoreó sobre todo lo Creado
y se erigió en Dios único y absoluto, rodeándose de una cohorte de acólitos a
los que vino a llamar ángeles.
Triste mira hacia atrás.
Hacia la oscuridad pues ya no le queda nada. Incluso la Luz divina que robara
durante tantos eones de tiempo sale de el/ella, a motu propio, atraída por el
Gran Eón que pronto se encuentra a abandonar el cósmico escenario. Tuvo en sus
manos el poder para crear cuerpos y que sus criaturas, divididas o no en sexos
opuestos, pudieran extenderse por todo el Multiverso.
Sabe que su falta de Luz,
cuando El Gran Eón único haya emigrado, hará que desaparezca para siempre de la
faz de la existencia. Triste, no se sabe si arrepentido, el Gran Presuntuoso ya
es consciente de que su reinado acabó y que muy pronto, hasta el/ella, dejará
de Ser. En algún lugar, piensa mientras todavía respira, quede algo de la
memoria de lo que durante una eternidad sucedió en este lugar que ya, pronto,
dejará de ser.
Todas las marionetas que
creara para confundir a las partes de Osiris desperdigadas por el Orbe,
permanecen con ella. La Mar y sus criaturas. Todo surgió de María. Todo morirá
con su Memoria cuando ya no exista luz de Eones que devorar. Machos y hembras,
de agua o de tierra, de aire o extraterrestres de otros planos y dimensiones.
Ya, los agujeros negros que comunican con el Mundo Original están llamando a
sus hermanos. Oscuridad parecen en el Plano del Gran Presuntuoso; pero en
verdad, Luz Pura son, llamando con ardor a su Hermano Osiris reconstituido.
El Espíritu de Isis, la
María Celestial, el Espíritu de la Gran Sacerdotisa que propició el nacimiento
de la Gran Madre Gaia, ya no está a su servicio pues Osiris la reclamó para sí
y como no podía ser de otro modo, ella ya marchó rauda al encuentro con su
Amado. Solo queda una triste sombra de lo que otrora pareciera ser una
imponente divinidad. Ahora todos conocemos como fuimos conocidos y el Gran
Presuntuoso se encuentra desnudo e inerme ante la mirada del Dios, constituido
de muchos dioses, que lo mira de forma indiferente. El Dios no posee en su
Corazón capacidad para la pena o el desprecio.
El Crepúsculo de los
dioses ya está aquí, se dice, mi pensamiento vuela, se volatiliza atraído por
otras esferas de poder. Ya pronto no seré y me pregunto si alguna vez, en algún
instante, he podido ser algo más que el pensamiento de algunos de esos seres
cuya Luz devoraba con deleite y fruición. Nadie quedará aquí para recordarme.
Nadie que adore mi recuerdo como me adoraron multitudes, mientras estuve gordo
y frondoso de luz prestada. Lo que se presta hay que devolverlo y ha llegado el
momento cósmico para hacerlo; pero lo que lamento es que yo soy ese préstamo.
Todo mi Ser, porque aquí no podrá quedar nada, ni tan siquiera el aparente
vacío Cósmico que será fagocitado por el Gran Eón y trasladado al mundo de
donde vinimos.
Ya entra en sueño el Gran
Presuntuoso, esperando el Día de su Juicio. Osiris rescatará de su Ser todo,
como no puede ser de otro modo. No porque Osiris sea majestuoso y benevolente
sino por propia Ley Divina. Nada se Pierde, porque la Nada, como la entendieron
en el Multiverso, jamás ha existido. El Gran Presuntuoso, el/ella, su memoria
va perdiendo mientras un hilo de Luz se dirige hasta Osiris que presto está a
abrir el Portal de regreso a casa.
Hilos de Luz negra roban
la luz a la Gran esfera arcóntica, al gran Demiurgo del Multiverso. Pero no es
robar cuando solo se recupera lo que siempre ha sido tuyo. Las estrellas,
Eones, caen unas sobre otras. Primero unas pocas, después cientos, miles millones,
cientos de miles de millones. Ya está Osiris conformado, reconstituido en todas
sus partes. Ya no hay Legisladores.
Concepto
Rosacruz del Pleroma
En principio, quiero
solicitaos un pequeño ejercicio de olvido. Para entender lo que es el Pleroma,
intentad olvidar todo lo que aprendisteis en la escuela. Olvidad también la
lógica. ¿Hecho? Vamos a ello.
Imaginad por un instante
que solo existe una gigantesca esfera, sin límites y en cuyo exterior no hay
nada porque ese, hipotético exterior, tampoco existe. No hay nada más que un
inmenso Mar poli dimensional de un fluido dorado constituido por infinitos
midiclorianos, neutrinos mondos y lirondos. Si intentásemos comprender lo que
allí sucede, solo alcanzaríamos a ver caos; pero es solo una limitada
interpretación de la aún más limitada mente humana. Cada una de las partículas
íntegras que conforman el Pleroma son un Eón y todas ellas se entremezclan
entre sí como si de agua dorada se tratara.
Todos los infinitos Eones
que conforman el Pleroma, han existido siempre pues nunca tuvieron algún
comienzo. Nada ni nadie los creó jamás; por lo tanto el Tiempo, tal y como lo
conocemos, allí no transcurre. Todos ellos son seres inteligentes que comparten
un cuerpo mutable y una mente común. El Pleroma es el Origen Eterno de donde
surgiría, en algún momento, el Multiverso que hoy en día conocemos. No
deberíamos, aunque nos inclinásemos a hacerlo, llamarlo Dios, ni Cielo, ni otra
cosa parecida, ya que nosotros mismos estamos formados por partículas organizadas
del propio Pleroma y en todo caso, podríamos llamar a sus habitantes como
hermanos originales o primigenios.
La materia fundamental del
Pleroma es el Éter, aparentemente intangible, aparentemente invisible y
aparentemente inmedible; pero en el Éter no hay Espacio vacío, sino una
infinitud de neutrinos que se mueven, de forma anárquica. Un anarquismo que no
es tal; pero que nuestra limitada inteligencia actual es incapaz de comprender
su constitución. Debemos entender, de una vez y para siempre, que el Pleroma,
como un unitario colectivo, no solo no reclama para sí algún tipo de adoración
sino que la rechaza pues no es algo propio de su Naturaleza. Hubo un momento en
que algunas partículas del Pleroma decidieron realizar una burbuja interior de
vacío. Es evidente que si no existe el afuera solo pudo ser adentro.
Para el Pleroma y todos
sus infinitos habitantes, lo que aquel Eón, conocido como Adam Kadmón, realizó
era algo novedoso y que jamás había sido hecho con anterioridad. Cuando el Eón
penetró en la burbuja de Pleroma se produjo en ella una implosión y como
consecuencia una explosión dentro de la novedosa burbuja que arrastró, en una
cósmica vorágine, a múltiples Eones que se desmembrarían dentro de esa Burbuja
justo en el primer segundo después del Big Bang del Multiverso dando lugar a lo
que se conoce como Espacio Tiempo. Como ese Universo múltiple no puede
subsistir por sí mismo, sino que necesita del Pleroma, se mantiene unido a él
por medio de una especie de cordones umbilicales que unen a algunos Eones con
el propio Pleroma. Esos nexos de unión no son otra cosa que los agujeros negros
cósmicos.
Cerca de esos vórtices de
oscuridad total, vista desde nuestro lado en el Multiverso, se encuentra lo que
se conoce como horizontes de sucesos, donde aparentemente y desde nuestro
particular punto de vista humano, no parece existir el Tiempo. El Tiempo se detiene,
no circula. Esos lugares de transición que no podría decirse que pertenecen a
nuestro Plano; pero tampoco al Pleroma de donde todo emanó, son los mundos de
Shámbala; donde una multitud de Eones, Hermanos nuestros, intentan evitar que
la implosión del Pleroma continúe. Por el contrario, intentan hacernos
despertar para que comprendamos la situación actual de la Humanidad y de sus
hermanos menores, la Naturaleza en su conjunto.
Logrando su Sagrado
Objetivo, conseguirán, gracias a la Magia o Ciencia Sagrada, que todo retorne a
su origen y la Burbuja que otrora recreara Adam Kadmón, se repliegue hasta su
punto de origen. Entonces los Eones que un día emanaron retornarán al Pleroma;
pero con nuevas y magníficas experiencias; pero por favor, intentemos
comprender la naturalidad de todo y no adoren a unos dioses del todo
inexistentes.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y
Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro
Cuerpo material.
Aralba