Paz, Tolerancia y Verdad
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(Sin Número) - El Loco
Hijo mío, cuando veas al
Loco, caminando, apártate un poco de su lado pues es imposible saber como
reaccionará.
El Loco es un Ser virgen y
sin domar. Es como si acabase de nacer y no conociera todo su potencial. No es
ni bueno ni malo; pero te puede hacer más mal que bien. Un empujoncito por acá
un golpe por allá y el daño habrá sido hecho. El no posee conciencia del bien o
del mal.
No te engañes, Hijo, el
Loco no es un menso, un tonto. No te mofes de él porque las fuerzas que lo
protegen se podrían volver contra ti. La locura y la genialidad suelen ir dadas
de la mano; pero para aprender del Loco deberás cuidarte aunque sin mostrar tu
natural desconfianza. Si el Loco se da cuenta podría volverse muy peligroso.
Hay que andar en sintonía con él; pero sabiendo cuando poder apartarte. No te
hagas mala sangre ni te sientas culpable cuando tengas que retirarte. Hazlo sin
más, el Loco lo entenderá y cuando te vuelva a ver no sentirá rencor en su
corazón.
No parece llevar camino
alguno y va siempre de mata en mata, al borde del precipicio, Un precipicio
inmenso por cuyo borde solo puede caminar él. Solo el Loco se atreve a viajar
con tan poco equipaje y por tan inhóspitos parajes. Si tú te aventuras a ir a
su lado, aprende todo lo que puedas, pero intenta no perder el camino escogido.
El camino del Loco hoy puede llevar a un lado, mañana a otro y al siguiente
regresarte al punto de partida. Junto al Loco, hijo mío, no desesperes, ten
paciencia.
Todo el Universo se
encuentra dentro del Loco; pero es un Universo caótico en un movimiento
perpetuo. Hoy está calmo y mañana las estrellas se devoran unas a otras. Todo
el conocimiento de la naturaleza se encuentra en la mente del Loco; pero el
Loco no puede sacar provecho de ello. Solo quien camina a su lado podrá tomar
consejo de sus actos y aprender de sus atinos y errores. El no es consciente
más que del instante que conocemos como presente; pero es tan fugaz que es
inaprensible.
Al Loco hay que amarlo y
ayudarlo pero nunca intentar entenderlo. Intentar entender al Loco ya es en sí
mismo una insensatez. Intentar comprender las acciones del Loco supone quedar
expuesto a esa enfermedad contagiosa que
conocemos como locura.
Todos llevamos dentro de
nosotros un Loco así; pero atado con las cadenas de la costumbre y la
educación. El Hombre cuerdo mantiene el potencial del Loco en su interior. Allí
está, hazme caso; pero no saldrá a la luz salvo que se lo fuerce a salir. El
Alcohol, el Juego, los Celos, las Drogas. Todas esas cosas y seguro que alguna
más podrían despertar al Loco que todos llevamos dentro encadenado con los
grilletes del hierro de la costumbre.
No despertemos al Loco
Hijo mío. Dejemos que siga en su mazmorra tejiendo su propio Universo interior.
Aprendamos de su infinito conocimiento; pero no nos dejemos llevar por su caos.
El Loco es difícil que pudiera caer por el precipicio; pero tú o yo sí. Si
caemos perderemos, al menos, una vida. El Loco sigue ahí esperando volver a la
vida una y otra vez; pero si morimos nosotros, tanto tú como yo, habremos
desaparecido para siempre.
El Loco es la esencia
Divina del Hombre y posiblemente de toda la Naturaleza. Su energía es infinita;
pero caótica y aparentemente sin sentido, por lo menos un sentido que tú y yo,
de momento, somos incapaces de comprender. Dejemos que el Loco siga su camino y
no nos apartemos demasiado de él porque más tarde o más temprano dará con la
salida del laberinto; pero a cierta distancia, hijo mío. Deja cierta distancia
para no caer en el vórtice de su divina vorágine.
El Loco es Potencia sin
control aparente. Un control que realmente si existe aunque no nos percatamos
de su existencia; pero un control ante el cual ni tu ni yo somos nada. Nada
importante, y de ahí el peligro del Loco y de su locura. Hoy podremos ayudarle;
pero mañana no recordará nada y si es necesario para continuar su camino nos
precipitará por el precipicio. El no tendrá jamás conciencia de culpa, si eso
sucede, ya que en el fondo él sabe que todo tiene un sentido y que tanto la
Vida, como la Muerte, no son más que dos caras de una misma moneda.
Por eso te insito Hijo
mío, no desprecies al Loco, ámalo pero sin crear un apego que el no sabría
corresponder. Aprende de su desapego y de su sabiduría interior aunque por
fuera parezca carente de ella.
En el Loco está
concentrada la divinidad. El Loco deberá despertar y cuando ello suceda ya nada
más tendrá importancia; tan solo conocer, que ese camino, junto al precipicio,
habrá cobrado su verdadero significado.
Concepto Rosacruz del Cosmos
Intentemos imaginar, con
un cierto esfuerzo, un microcosmos completo con sus cúmulos, galaxias, sistemas
estelares con planetas y lunas. Sigamos imaginando que ese único microcosmos es
un Ser Vivo y se llama Hombre, viviendo solitario en su propia dimensión
espacio-temporal...
Volvamos a imaginar
infinitos microcosmos como el descrito existiendo solitarios en sus mundos
eternos, sin principio ni fin, en sus respectivas dimensiones
espacio-temporales.
Con un último esfuerzo,
supongamos que cada uno de esos microcosmos se superponen e ínter penetran,
unos a otros, ocupando el mismo espacio físico pero en frecuencias vibratorias
diferentes.
Supongamos que esa esfera
múltiple, desde un punto de vista cuántico, es un punto sin dimensiones,
infinitamente pequeño e infinitamente grande.
Ahora, supongamos que cada
uno de los hombres, Adam, se refleja en cada uno de los universos del resto de
microcosmos.
Llegados a este punto
tendríamos la siguiente constitución, y que a mi parecer es la más plausible de
todas las cosmologías.
Dentro de cada dimensión
existe un solo Universo, donde cada microcosmos de hombre es tanto su Logos, su
Demiurgo así como su Dios “en mayúsculas”. En todos y cada uno de los
microcosmos se reflejan, solo se refleja, todos y cada uno del resto de los
infinitos microcosmos.
En definitiva, tendríamos
que en cada Universo solo existiría un Ser Verdadero, el resto tan solo serían
imágenes, marionetas o reflejos de seres reales, constituidos por la propia
materia del microcosmos hospedante, viviendo su realidad particular, dormidos,
en su propio microcosmos. El Adam, dueño de cada microcosmos, es eterno e
inmutable dentro de su propio mundo; pero su reflejo en el resto de mundos está
sujeto a las variaciones propias de las leyes que allí actúan.
Concretando, todos tendríamos
un avatar en cada uno de los microcosmos del multiverso y solo seríamos reales,
aunque dormidos, en el nuestro propio. ¿Como podemos ser conscientes de que el
Universo en el que vivimos es realmente el nuestro o es solo un espejismo?
Fácilmente: si estamos sujetos a la fuerza de gravedad, a las enfermedades y al
nacer y morir quiere decir que no vivimos en nuestro microcosmos original.
Somos, entonces, el reflejo de nuestro Dios. Luego, todos los seres que vivimos
en este Universo solo somos espejismos de un Ser Verdadero. Solo el
Microcosmos, durmiente, de cada Universo es el propio Adam real de su Mundo
independiente. Solo, cada Adam, toma consciencia como Avatar en los Universos
que no son el propio.
Los microcosmos se
estarían relacionando entre sí, de forma múltiple, mediante reflejos
conscientes, entre otros seres nosotros mismos, en cada uno de ellos
conformando una inmensa y eterna Obra de Teatro sin principio y sin fin, que se
desarrolla en infinitos escenarios.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y
Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro
Cuerpo material.
Aralba