Paz,
Tolerancia y Verdad
4
– El Emperador
Hijo mío ¿Qué fue antes el
huevo o la gallina? Eso es, por supuesto la gallina; por lo menos la idea de la
gallina. Aquí sucede lo mismo, la Emperatriz precede al Emperador o de otro
modo el Emperador sigue a la Emperatriz.
El Emperador domina sobre
los elementos; esto es, sobre todo el Cosmos. Es el Espíritu del Mago encarnado
en el Mundo, tras haber seguido el proceso mencionado en los arquetipos
anteriores. El Emperador es dueño y Señor de todo: El Príncipe de este Mundo,
quien puede llevarlo por buen camino o destruirlo junto con todas sus
criaturas.
El Emperador, mi retoño,
es tanto el esposo de la Naturaleza así como su propio hijo, ya que de ella ha
nacido; pero por otro lado posee el espíritu creador del Mago, el Origen
ordenado. Este poder, en las esferas del Mundo de las ideas, bien canalizado,
siempre es creador; pero en el mundo dual de la materia, depende de una
tendencia dual para convertirse en protector de vida o en destructor de ella.
Todo se encuentra bajo la
égida del Emperador. Su poder no es infinito pero abarca a todo el cosmos
conocido. Es por ello que el Emperador, aunque no pueda cambiar las leyes,
normas o reglas, al estudiarlas y comprenderlas, puede sortearlas o utilizarlas
a voluntad para conseguir sus materiales o espirituales objetivos. Es un
Demiurgo.
El Príncipe de este Mundo,
Luz-Bel, trae la luz del conocimiento a todas sus criaturas o bien, siguiendo
el principio dialéctico de la Naturaleza, se la guarda y el cosmos permanece en
la más absoluta oscuridad espiritual. El Emperador, Hijo mío, tu Padre, no
puede crear o eliminar. Dentro de este mundo está discapacitado para utilizar
el poder génico del Mago. El solo puede proteger lo que la naturaleza le
proporciona, transformar o destruir; pero en el crisol del seno de la Emperatriz
nada muere o se elimina para siempre, solo puede ser transformado.
Yo, hijo mío, como
Emperador prometeico, te ofrezco la luz del Conocimiento. Una luz que provoca
el dolor de la consciencia. Los mensos, bobos, viven en la ignorancia y por lo tanto
no pueden padecer dicho dolor; pero aunque no quisiera tu sufrimiento, hijo
mío, tampoco deseo que permanezcas en la ignorancia. Un Padre, por dichas
circunstancias, a pesar del Amor que sienta hacia su prole siempre será severo.
Por regla general, sabemos que lo que les conviene a nuestros hijos suele
doler. ¿Cómo dice el dicho? ¡La letra con sangre entra!
La oscuridad, el rechazo
del fuego de Prometeo, presupone seguir siendo una criatura animal y sin
espíritu que podrá vivir felizmente en este mundo por un tiempo indefinido;
pero por otro lado estará condenado a vagar eternamente por un laberinto del
que jamás podrá conseguir la salida. Será prisionero en una jaula de oro y
basura, donde estará condenado a nacer y morir, disfrutar y padecer, nacer y
volver a morir. Así por tiempo indefinido.
La Luz, la aceptación del
fuego de Luz-Bel, el mío, te abrirá los ojos de tal manera que la mayor de las
angustias inundará tu corazón al tener acceso, por primera vez, en este plano,
a la Verdad. Esa Verdad que te comunica que eres un dios viviendo en el cuerpo
de un simio y que tiene que compartir su vida. Que somos prisioneros de una
cárcel espacio temporal. Esa Verdad provocará pena en tu alma. Añoranza por un
Mundo Original perdido; pero por otro lado te proporcionará las herramientas
necesarias para poder solucionar el cósmico problema.
Gracias, Hijo mío. Gracias
por aceptar la Verdad y recoger las herramientas que el plasma de mi fuego te
proporciona porque por fin lo has comprendido; sí:
Tú eres Hijo de la
Emperatriz, la Naturaleza; pero también lo eres mío. En tu cuerpo simiesco mora
el espíritu del Mago, del Creador. Hijo mío, sí: Tú eres Yo y Yo soy siempre he
sido Tú.
Concepto
Rosacruz del Yo - Personalidad
En la actualidad, parece
no estar de moda jactarse de tener un Yo poderoso. De hecho, lo que prima en
círculos esotéricos, gracias a la influencia oriental del Tao, es tener cada
día un Ego más chiquito y desprotegido, supuestamente para que el Espíritu tome
su relevo y maneje la vida del individuo.
Esto es una absoluta
majadería debido a que se confunde al Yo con la personalidad; el Ego no es el
ego, así como el Yo tampoco es el yo. Las Personalidades, máscaras del griego,
son las estrategias que utiliza el individuo para defenderse de los presuntos
ataques del exterior. Esas máscaras son los yoes y egos chiquitos que no
deberían de confundirse, jamás, con el Yo o Ego que no es otra cosa que la
Esencia del Ser humano en un momento determinado de su evolución. Su Espíritu.
Mucho nos tememos que de
lo que aquí se trata, un concepto ya muy antiguo, es de tener humildad. Matar,
maniatar al Ego. Este hecho es muy apropiado para todas las religiones o gente
poderosa que intenta manejar, con cierta soltura y sin dificultades, al resto
de sus congéneres. Una persona humilde, con poco Ego, es fácilmente manipulable
y jamás llegará a manifestar una rebeldía latente. De hecho, la humildad,
maniatar al Ego, es solo una cuestión de adoctrinamiento, amaestramiento diría
yo.
Al hablar de la
Consciencia ya comentamos que los seres humanos, la mayoría, poseemos dos
naturalezas, una que tira hacia la realidad de la materia y otra que nos eleva
a planos altruistas, dignos del Espíritu; pero esa lucha es buena y necesaria
en la construcción del Ser Humano Integral. Aquellos individuos que no lleguen
a realizar esa guerra interior, no podrán ser dignos receptáculos de un
Espíritu poderoso; Un Yo poderoso, un Ego poderoso; es todo lo mismo.
Aquellas personas que
aparentan tener un Yo Grande, orgulloso; pero que sin embargo sus hechos no se
corresponden con ese altruismo del que venimos hablando, no es que tengan un
Ego grande, sino que su personalidad, máscara, su yo chiquito está enquistado,
engordando en torno a su Ser. Esas máscaras, personalidades defensivas, sí
deberían de ser eliminadas, destruidas en su totalidad; pero el Ego, el Yo espiritual el “YO SOY” debe
dejarse crecer para convertir a ese animal-hombre, en el Verdadero Hombre-Dios
que pretendemos llegar a ser.
Por lo tanto, rechacemos a
todas aquellas organizaciones o presuntos maestros que nos vienen
“amariconando” con la cantinela de que no hay que ser orgullosos, hay que ser
humildes; de que no hay que potenciar al Yo, sino anularlo para dejar en su
lugar no se que cosa. Si sabemos que cosa, el mensaje de una doctrina concreta,
o la propia personalidad de un falso maestro que tiene afán de poder sobre los
demás.
Lo triste de todo esto es
que, ni aún así, dichas organizaciones o individuos van a adquirir un poder
real sobre sus acólitos. Ellos consiguen, mediante su triste estrategia, vivir
en una ilusión permanente de poder. Estamos en una Sociedad Occidental, donde
el reforzamiento del Ego, enseñado por los antiguos griegos, viene funcionado
desde hace miles de años. Ahora nos quieren convertir en monjes orientales para
lo cual no estamos ni preparados ni concienciados.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y
Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo
material.
Aralba