Paz, Tolerancia y Verdad
10 - La Rueda de Fortuna
Amado mío, amante sin desposar,
desde mi atalaya aquí en Shambala, puedo contemplar como la rueda de la vida,
con sus causas y efectos, gira y gira de forma interminable en el multiverso
espacio temporal que acabo de abandonar. Primero fui varón, después célibe me
volví andrógino. La soledad que imprime la sabiduría me trasladó hasta este
lugar intermedio, desde donde, como en un mirador, contemplo de forma
panorámica todo lo que ha sucedido, sucede y sucederá. Ahora comprendo que nos
estuvimos buscando sin encontrarnos a pesar de lo cerca que estábamos. ¿Por qué
nos odiamos en el Mundo cuando debiéramos de habernos amado?
Todo gira y gira, amado mío, Un
simio celeste que se cree Dios, se sumerge en un caótico mar donde involuciona
hasta convertirse en materia primordial. Quartz, gluones, electrones,
neutrones… Después evoluciona hasta adquirir un remedo de consciencia; pero sin
dejar de ser una criatura viva de este mundo. Un simio con cierta inteligencia.
Cuando llega a la cúspide de la rueda de la vida se transforma en un
hombre-dios, con espíritu; pero todavía no es suficiente para que el Dios se
desprenda del simio y se eleve hasta donde yo estoy. Amado mío, aquí sigo, como
tu añorada amada, esperando a que ese simio sea abandonado como la carga de apego
que tanto te lastra. Solo así podrás venir a mi encuentro o permitir que yo
pudiera rescatarte.
La rueda del Carro de Apolo, gira
que te gira por el Orbe provocando que solo una parte de la Vida tenga
magnífica luz. La otra está gobernada por la más oscura Selene, su amada
inalcanzable. Apolo corre que te corre, durante un tiempo sin tiempo; pero así
que parece alcanzar a su amada así ella acelera su paso manteniendo siempre la
distancia; solo en algunas circunstancias, durante los eclipses, Selene y Apolo
pueden maridar, dándose un breve ósculo de amor, para volver a retornar al día
o a la noche, según se tercie.
Todo lo que el simio hombre lleva
consigo lo arrastra con la rueda de las causas y los efectos. Ese es el motivo
de que a pesar de su evolución y transformación, primero en hombre y después en
hombre dios, no pueda desprenderse del cascarón del karma y elevarse fuera de
las esferas de Gaia. Permanece atrapado a la rueda que gira una y otra vez sin
remedio. Yo te lanzo amado mío mi plegaria, cual mano y brazo, para que la
escuches y te acojas a ella. Muchas veces lo has intentado, amado mío; pero
pesabas demasiado y yo nunca, hasta ahora, he podido rescatarte.
Aquí sigo, fuera del Orbe, lejos
de cualquier orbe del Multiverso, esperando pacientemente, cual angel
rescatador, a que la rueda vuelva a subir y entronizarte en lo más alto de la
pirámide de la Vida. Te veo, como en una panorámica, sojuzgar al mundo,
coronado como simio emperador e iluminado por el espíritu celeste del mundo
original; pero también contemplo como te lanzas a la vorágine de la involución
porque el maldito lastre, cúmulo de vidas anteriores, te arrastra sin remedio
para regresar a otro útero materno. Allí, la materia primordial, como semilla
en crisol, calentada por el atanor de un seno femenino, te vuelve a hacer
evolucionar hasta convertirte, de nuevo, en el simio hombre que vuelve a
elevarse hasta lo más alto, para volver a sumergirse, de nuevo, en el halo
celeste que mi propia alma te ofrece.
Aunque mi paciencia es infinita,
amado mío, una y otra vez te me escapas; pero no es porque no se haya
despertado la inteligencia en tu organismo biológico. Tampoco porque tu
consciencia no esté despejada y comprenda la situación y eso es lo terrible,
amado mío. Sabes cual es el auténtico problema, el Apego; pero aún así no sabes
o quieres saber desprenderte de ello. Aquí sigo, fuera del Orbe, lejos de
cualquier orbe del Multiverso, iluminando un mundo caído y degradado esperando
que puedas o quieras darme la mano. Cuando ello suceda, amado mío, parte de la
carga estelar que suponen tu espíritu y alma, abandonará la rueda de las
existencias y por desequilibrio, primero, la rueda se parará expulsando, por la
fuerza centrífuga, de sí misma a todas las criaturas atrapadas en su Ser; pero
como, en el fondo, la rueda no es más que esencia de nosotros mismos, todo
desaparecerá y volverá conmigo. Tú regresarás conmigo. Todo regresará con
nosotros para seguir interpretando secuencias teatrales en otros lugares que no
ocasionen el lamentable y triste accidente que originó este lóbrego escenario,
este Mundo.
Concepto Rosacruz El Príncipe de este Mundo
Por algo será que en las Sagradas
Escrituras de denomina al Diablo como Príncipe de este Mundo.
Cuando observamos el Universo
mediante los telescopios, contemplamos una basta extensión de espacio en que
aparenta reinar la calma y la armonía; pero según cambiamos las lentes para
vislumbrar el mundo microscópico, observamos que todo bulle muy rápido y de
forma desconcertante, hasta llegar al mundo caótico que nos muestra la física
cuántica.
Cualquiera, en esas
circunstancias, podría preguntarse ¿Cómo es posible que algo tan inestable,
donde el Tiempo parece mudar y donde el arriba en el siguiente instante es
abajo, donde reina el caos, en suma, pueda dar lugar a un Universo
aparentemente tranquilo y estable?
Supongamos por un instante que el
mundo es un Universo líquido e inconsistente, donde hemos ido colocando
partículas sólidas hasta formar una superficie más o menos estable. Sobre esa
superficie construimos toda nuestra civilización, edificios y carreteras. Esa
estabilidad lograda, sobre la superficie artificial, no invalida que la base
sobre la que se asienta es líquida e inestable.
Cuando observamos, con nuestros
ojos, la superficie pulida de un mueble realizado por un experto ebanista
notamos una aparente belleza que puede inundar nuestras almas mediante su
contemplación; pero si empezamos a ampliar la superficie barnizada, con una
lupa primero y después con un microscopio, comprobamos que esa, aparente,
belleza se va transformando en múltiples irregularidades e imperfecciones hasta
perderse, por completo, la suavidad de la superficie barnizada y convertirse en
algo abstracto e incluso repulsivo.
En el Universo base, el tiempo
fluye con tal velocidad y hacia ambos lados que no se puede saber si es
presente pasado o futuro; pero conforme nos trasladamos a nuestro mundo
habitual, el Tiempo se ralentiza y hasta la materia parece estabilizarse; pero
eso no es más que una sensación subjetiva pues, al fin y al cabo, en el
Universo conocido reina el Caos.
Lo dicho con anterioridad nos
hace comprender que vivimos en un Mundo de Ilusión donde lo que hay no parece
ser lo que realmente es. El Caos y la incertidumbre es la base primigenia donde
se sustenta toda la existencia, como en el ejemplo de la base acuática sobre la
que se ha forjado un mundo aparentemente estable. Las carreteras, las ciudades
y hasta nuestras escuelas y lugares de ocio no dejan de estar asentadas sobre
un sutil manto que navega por encima de un magma fluido. El fuego del Infierno.
Entonces sí, comprobamos que el
Diablo, el Separador y el Engañador son el auténtico Príncipe de este Mundo. Lo
que observamos es estable solo en la apariencia y sujeto a nuestra medida del
Tiempo; pero el Universo Cuántico y su Caos inherente es quien realmente
gobierna en todo el Multiverso, tanto en el nuestro conocido como en aquellos
que se esconden tras la bambalinas de otras dimensiones inobservables.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor;
que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo
material.
Aralba