Paz, Tolerancia y Verdad
De siempre se nos ha enseñado que
Dios se sumía, como en un profundo sueño, sobre el abismo hasta que se le
ocurrió realizar algún tipo de Creación. Eso es un mito evidentemente pues como
ya hemos visto, a pesar de que la supuesta pasividad del Pleroma sugeriría que
no existe actividad en su seno; muy por el contrario, bulle de actividad
gracias a la Corte Celestial que es tan eterna e infinita como la propia Mente
Universal.
Antaño, a los miembros de dicha Corte
se los denominó como eones y su número ha sido variable dependiendo de qué
escuela gnóstica surgiera la información; pero nadie cuestiona que el número
doce es el que mejor la definiría por representar los doce signos del Zodíaco
constituidos por una ingente horda de estrellas y cúmulos galácticos.
En realidad los eones no son otra
cosa que los infinitos universos bipolares de los que está constituido el
Multiverso unipolar y cuya existencia es eterna, del mismo modo, sin un
principio o algún final.
Lo que vamos a exponer a
continuación, aun no habiendo sido descubierto, todavía, por nuestros
astrofísicos, nos consta que será un descubrimiento de próximo cuño y que
corroborará las arcanas enseñanzas rosacruces; por lo tanto, lea el lector aún
a sabiendas de que lo que aquí se diga le parecerá, con los conocimientos
actuales, un absurdo anticientífico.
Nuestro Universo, nuestro Eón
Gaia o Sophía, no confundir con la Naturaleza Gea o la Tierra, no es otro que
nuestra Galaxia, la denominada como Vía Láctea, en cuyo centro se encuentra una
singularidad súper masiva que conecta con su polo contrario; es decir, que
vivimos en un Universo doble y en el que una de las partes nos es invisible. Es
irrelevante denominar a una parte positiva y a otra negativa. Lo importante es
considerar que lo que aquí es positivo, como los protones, allá es negativo y
que lo que aquí es negativo, los electrones, allí es positivo. Estamos hablando
del Mundo de la Antimateria.
Pues bien, los infinitos eones que conforman la multidimensional
Mente Cósmica Universal están constituidos todos, a modo de clones, del mismo
modo, y es uno de los motivos por el que decíamos que los cambios que se
producen en los universos particulares, eones, no influyen en la aparente calma
e inmovilidad del Multiverso, el Pleroma. Todo cambio provoca un cambio inverso que se
transmite por todo el Pleroma como una reacción en cadena provocando, a modo
del Juego de la sillita de la Reina, que todo permanezca inmutable; es decir
que todas las sillas permanezcan ocupadas y esto a una velocidad que podríamos denominar como instantánea.
Todo Eón, del mismo modo que la
más diminuta célula, posee un núcleo donde se concentra la mayor parte de la
materia luminosa y cuyo centro es el agujero negro, con una poderosa fuerza
centrípeta, que comunica con el anti universo mediante un agujero blanco, una
simple pero única estrella. Alrededor del centro galáctico hay un aparente
vacío estelar; pero que como vimos está cubierto, como no podía ser de otro
modo, del Nous o Éter de la mente Universal. Ese espacio no es exactamente
circular sino que se parece más que nada a la estructura de la propia célula
con su membrana externa. Es irregular y más parecido a una especie de puzle
tridimensional dado que tiene que encajar con los eones adyacentes. Recordemos
que no hay espacio vacío entre los eones.
Hemos hablado de una membrana que separa
a los universos, de forma física; pero no visible dado que es completamente
transparente ya que la membrana no es otra cosa que un masivo Campo de fuerza electromagnética
y de anti gravedad centrífugo. En los anti universos sucede exactamente lo mismo que en los
universos; pero todo en sentido opuesto.
Si intentásemos enviar una nave
espacial desde nuestro planeta hacia otro planeta de otra galaxia, la nave
chocaría con el campo de fuerza y lo circunvalaría hasta regresar al punto de
salida, como si de un pez atrapado en su pecera esférica se tratase.
Es cierto que en nuestro
Universo, por las leyes físicas que rigen en él, la velocidad de la luz es la
máxima alcanzable; pero esa Ley deja de funcionar en cuanto se penetra en la
membrana de otros universos paralelos y esto es el motivo de que nuestros
actuales astrofísicos estén alucinando comprobando como las galaxias más
lejanas a nosotros parecen desplazarse a velocidades progresivamente mayores a
la velocidad de la luz.
Esto evidentemente es solo un efecto óptico, pues solo
podemos medir aquella luz que es proveniente del interior de nuestro Eón, de
nuestro espacio intergaláctico. En cuanto intentamos estudiar lo que se
encuentra fuera de nuestro espacio cercano solo podemos elucubrar y
aproximarnos a una realidad, dado que dichas galaxias, nebulosas y cúmulos
galácticos no son otra cosa que la ilusión del resto de eones del Pleroma
reflejados en la membrana de nuestro Campo de Fuerza Galáctico.
Se habla a nivel astrofísico, de
una extraña fuerza repulsiva proveniente probablemente de algún tipo de energía
oscura que hace que la materia de
nuestro Universo en lugar de naturalmente implosionar hacia dentro por la
fuerza de gravedad de la singularidad galáctica, pareciera que aumenta su
velocidad alejándose de dicho centro. Esto es debido a la Fuerza de atracción
provocada por los múltiples universos, eones, adyacentes que tiran, por así
decirlo, de la membrana de nuestro Universo y esto unido a la fuerza natural
centrífuga del Campo de fuerza exterior provoca que parezca que la velocidad
aumenta mientras más nos alejamos de la singularidad del Núcleo del Eón.
Este
proceso no se produce exclusivamente en nuestro Universo sino también en todos
los que componen la totalidad inconmensurable e infinita del Pleroma y es por
ello por lo que los eones y sus hermanos de antimateria están en continua
transformación y, aun no siendo infinitos en su espacio, si pareciera no poseer
fronteras.
Digamos que todos los eones del
Multiverso están reflejados en nuestro Eón o propio Universo; pero que sería
absolutamente imposible alcanzarlos físicamente mediante una nave que se dirigiese
a ellos de forma lineal; pues no es solo la aparentemente inmensa distancia que
nos separa de ellos sino que en realidad siendo el espacio curvo ellos no se
encuentran donde parecen estar, tratándose solo de una mera ilusión óptica como
nuestra propia galaxia lo será para nuestros convecinos estelares. El único modo de trasladarse
de un eón a otro es mediante los núcleos estelares o agujeros blancos que
comunican con las singularidades galácticas del resto de los universos del
Pleroma, para lo cual deberíamos introducirnos en el interior de un núcleo estelar.
Sí, están leyendo correctamente, Cada
estrella de nuestra Galaxia es un agujero blanco que posee su correspondencia
con el núcleo o agujero negro de una Galaxia exterior. Digamos que cada
estrella dentro de nuestro Eón viene a ser como una embajada galáctica del
resto de eones del Multiverso. Esto lo descubrirá la Ciencia en breve: Cada
estrella, es un agujero blanco y es el producto de la materia que es vaciada de
otro centro galáctico en el que existe una singularidad. Digamos que cada
estrella sería el desagüe de un agujero negro y ¿cómo se transmiten la información,
dentro del Pleroma, los agujeros negros y los agujeros blancos? Mediante cadenas
de datos de Neutrinos.
Los neutrinos son las únicas partículas,
por denominarlas de algún modo, que no interactúan con la materia bipolar y la
atraviesan como si de entidades fantasmales se tratasen; pero tienen una
importancia trascendental en la transformación del Ser Inteligente, como
veremos en lecciones posteriores. Esa transmisión de neutrinos, según nuestro
mediocre punto de vista, pareciera no tener finalidad alguna; pero van
dirigidos a sujetos y objetos de la galaxia muy concretos transmitiendo
información de cambio con el fin, como hemos dicho repetidamente, de producir
cambios sobre cambios que permitan que el Pleroma se mantenga intacto y como si
nada cambiase en él. De hecho, a pesar de que la Corte Celeste está en
permanente transformación, en el Conjunto del Pleroma, como una unidad, nada
cambia, todo es permanente y estable.
Dentro de nuestro
multidimensional multiverso se producen una infinita cantidad de vivencias en
mundos completamente vivos, aunque no lo parecieran, dado que todo cuerpo del
Multiverso posee una formación séptuple, como veremos en lecciones sucesivas, y
aunque pareciera que un Cuerpo estelar no posee vida en el plano físico,
mineral, vegetal o biológico; eso no quiere decir que su vida no esté activa a
otros niveles infinitamente más sutiles como el astral, mental o espiritual, y
que se mueven en planos dimensionales diferentes.
Bien, esto es importante porque
la Rosacruz sabe que la vida está vigente, de un modo u otro, hasta en la más
infinitesimal partícula del Multiverso y en el más extraño rincón de cualquier
galaxia. Tanto la vida como la Inteligencia no son ninguna rareza en nuestro
entorno o fuera de él. Son una constante sinecuanum sin la cual sería
incomprensible la existencia. La Vida y la inteligencia están con nosotros
siempre, aunque nos sea invisible porque nuestras capacidades de
interactuación, por la constitución de nuestros sentidos, están muy mermadas.
Definidos lo que son los eones e
indicado que nuestro Eón, en el que vivimos, por el que vivimos y en el que
interactuamos, fue denominado por los antiguos gnósticos como Sophía y por los seguidores
de la New Age como Gaia, nos queda indicar que muy probablemente haya una
ingente cantidad de universos paralelos donde lo que sucede en Gaia está
sucediendo allí también aunque quizá con pequeñas e insustanciales variaciones.
Quizá, otros mundos sean completamente diferentes al nuestro y con mucha
probabilidad haya universos donde no rijan las misma reglas que en el nuestro
sino otras muy diferentes y donde la Vida y la Inteligencia hayan tenido que
tomar otras formas de manifestación muy diferentes a las que han tomado en el
cuerpo de Sophía.
En la próxima lección tomaremos
el tema de los demiurgos creadores, también denominados en el entorno rosacruz
como los logos. En nuestro caso nuestro Logos Solar que es el Demiurgo o creador
de la Vida dentro de su entorno cercano y que necesita de un laboratorio denominado
naturaleza, en nuestro caso la Tierra con sus océanos y donde recrear la vida
en el modo en que pueda hacerla fructificar. Como hemos podido ver, entonces,
un logos no es otra cosa que un agujero blanco del centro galáctico de un Eón,
de otro Universo Isla; luego entonces nos sobreviene la pregunta ¿De qué
Universo somos realmente originarios, pues el que estemos dentro de Sophía no
significa que seamos hijos de ella sino de otro Universo del que es embajador
nuestro Eón o Logos solar?
Para acabar diremos que todos los
soles son, como agujeros blancos, embajadores de lejanas galaxias. Todos menos
uno, que sería el Gobernador de nuestro Universo, el embajador de nuestra propia
Galaxia, dentro de nuestra Galaxia; pero en la periferia. Ese es nuestro Sol,
el Logos Solar y Demiurgo creador de la Vida en la Tierra y de todos los
planetas del Sistema Solar en todas sus manifestaciones visibles e invisibles.
Una última cosa que no queremos dejar de decir aunque lo hemos expuesto en múltiples ocasiones es que la vida de los eones transcurre de una forma cíclica mediante explosiones e implosiones entre sus partes positiva y negativa; es decir que un Eón puede estar viviendo en su parte positiva mientras su materia extrae la energía de su universo de antimateria y acabado el ciclo, esta energía y la materia producida regresan al antiuniverso produciéndose en ese plano una nueva secuencia vital, en forma de anti materia, mientras engulle toda la materia existente en el Plano inverso, repitiéndose este proceso, de forma cíclica, a modo de un perpetuum móbile.
Una última cosa que no queremos dejar de decir aunque lo hemos expuesto en múltiples ocasiones es que la vida de los eones transcurre de una forma cíclica mediante explosiones e implosiones entre sus partes positiva y negativa; es decir que un Eón puede estar viviendo en su parte positiva mientras su materia extrae la energía de su universo de antimateria y acabado el ciclo, esta energía y la materia producida regresan al antiuniverso produciéndose en ese plano una nueva secuencia vital, en forma de anti materia, mientras engulle toda la materia existente en el Plano inverso, repitiéndose este proceso, de forma cíclica, a modo de un perpetuum móbile.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor;
que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo
material.