"La máxima Racionalidad; pero sin perder la Espiritualidad"
-Si la Razón excluyente mata la Esperanza, la Espiritualidad excluyente conduce a la Superstición-
Durante la entrevista que nos realizó el Podcast "Onda Enigma" surgió, como si nada, el Lema que resume el Trabajo de nuestro "Colegio Invisible de la Rosacruz" y que encabeza el Título de ésta Reflexión.
El Ser Humano necesita de la Razón para no ir dando tumbos por la Vida; pero también requiere de la Espiritualidad con el fin de no perder la ilusión de vivir; es decir, la Esperanza necesaria para seguir viviendo.
Hay que decir que la Razón es el máximo Conocimiento posible que podamos tener acerca del funcionamiento del Mundo; es decir, del funcionamiento de sus leyes naturales. En General, la Razón está representada por la Ciencia y su proceder es el Método Científico: (Observación, Deducción, Hipótesis, Experimentación, Análisis y Teoría). Cuando la Tesis o Teoría, con el paso del tiempo, se demuestra inmutable se convierte en Ley.
El regir nuestras vidas, mediante esas leyes, es la Racionalidad. Es evidente que la Razón es la mejor herramienta que posee el Ser Humano para sobrevivir en éste Mundo.
Ahora bien, los seres humanos no solo somos entes físicos; sino también emocionales y mentales o espirituales; es decir, nos estamos realizando, constantemente, preguntas trascendentales que escapan de la Razón, tal y como la hemos definido. Es por dicha causa que se necesita de la Espiritualidad, con el fin de obtener respuestas, aunque sean provisionales, y que la Razón, por su propia idiosincrasia, no nos puede proporcionar.
Del mismo modo que una buena alimentación proporciona energía a nuestro Cuerpo, una Espiritualidad pura alimenta a nuestra Alma, constituida por los cuerpos sutiles donde se desarrollan las emociones, como la Voluntad y las ideas, en tanto que Pensamiento. Si el Cuerpo se alimenta de mala manera, se deteriora y muere. Si al Alma no se le proporciona Esperanza, igualmente, se deteriora y muere, llevándose consigo la propia salud del Cuerpo Físico.
Por lo tanto, creemos que se trata de un terrible error el que las personas se centren, de forma exclusiva, tanto en la Razón como en la Espiritualidad. Luego existe una Espiritualidad mal entendida y que se denomina como Religión.
La Religión parte de la Espiritualidad de una Persona determinada que decide, incorrectamente, que su Pensamiento, su Idea es la Verdad absoluta, la envasa doctrinalmente y la distribuye en forma de dogmas inmutables.
La Religión, independientemente de que haya surgido de hombres de buena voluntad, indiferentemente siempre termina convirtiéndose en una herramienta de manipulación del Poder imperante, en tanto que los dogmas capan la capacidad de pensar por sí mismos y origina una manada de borregos cuya forma de deducir es idéntica para todos y acotada por los límites doctrinales.
La verdadera Espiritualidad es original y única para cada individuo, aunque solo se trate de matices. Es por ello que una Persona acostumbrada a Pensar; es decir, Filosofar, nunca se podrá sentir satisfecho en el seno de una Religión externa y procedente de la Espiritualidad de otro. Solo la verdadera Espiritualidad de uno mismo, procedente del Pensamiento, puede ser una Religión esperanzadora y que llene sus espectativas individuales; pero es que, además, esa Religión Personal e intransferible, a nivel de matices, se encuentra en un permanente cambio, según la evolución o transformación Personal; es decir, no mantiene doctrinas completamente inmutables ni dogmas que no debieran saltarse.
Ese modo de Conocimiento es la Gnósis. Gnósis que, por otro lado, es la Filosofía de la Rosacruz. En una de sus Conferencias, a la que asistimos, le preguntaron a D. Antonio Piñero, uno de los mayores eruditos sobre el Cristianismo Primitivo a nivel mundial: ¿Cuántas gnósis existían en aquellos tiempos? La respuesta de nuestro Doctor fué tasativa, ¡Tantas como gnósticos había!; Es decir, es prácticamente imposible convertir a la Gnósis en una Religión al uso, en tanto que se trata de un Conocimiento interno e individual, básicamente intransferible. La Gnósis nunca es idéntica entre los gnósticos, siempre existen algunas diferencias, por lo que es imposible instaurar una Religión gnóstica. También es la causa de que las religiones todas, aún poseyendo un origen gnóstico, están condenadas a sectorizarse, a dividirse y atomizarse, salvo que sus miembros tengan su coco lavado y perfectamente acondicionado.
La Religión, por decir así, es la vía fácil para poder apagar el fuego de la Mente; pero se trata de un apagado, aunque duradero, temporal; en tanto que, la gnósis permanece aletargada tras haberla artificialmente reprimido. Más pronto que tarde, aparece la frustración y la decepción, como una botella de champán que al ser removida, se descorcha.
La Gnósis, sin embargo, al proceder de nuestro interior, ha pasado el filtro de la Intuición y todos nos sentimos cómodos con ella al ser la verdad, aunque solo se trate de nuestra propia Verdad. Una verdad que nos convence y nos aparta más y más de las religiones, ya estén formadas por grandes instituciones o por pequeñas sectas.
Solo aquellos que se niegan a Pensar por sí mismos, son quienes pueden ser Atrapados por los tentáculos del fanatismo religioso y cuya base de proceder se encuentra en una elaborada superstición.
Cuando el Dogma y el Fanatismo imperan, la Razón se evapora y eso también sucede cuando la gente se aferra a los postulados científicos en contraposición de los dogmas religiosos. Así sucede hoy en día, que para muchos, la Ciencia se ha convertido en su Religión y si hay algo que se contraponga a ella se combate de forma ciega.
"La más rigurosa Racionalidad bajo la más estricta Espiritualidad", ese ha sido y sigue siendo el modus operandi de la verdadera Rosacruz y, por supuesto, también el de nuestro "Colegio Invisible"
Aralba R+C