Paz, Tolerancia y Verdad
Esta Lección va a ser un sentido
homenaje al Maestro de maestros Max Heindel, dado que hablar del Mundo del
Pensamiento o de la Mente sería algo terriblemente complejo, basándose solo en
las descripciones clarividentes como las de Rudolph Steiner, si no tuviésemos
en cuenta las enseñanzas de este insigne Instructor y la cantidad de
aclaratorios diagramas que nos legó, de forma altruista, en su Concepto
Rosacruz del Cosmos. No vamos a nombrarlo, en el resto del texto dado que todo
lo que aquí expondremos está entresacado de su Obra. Sirva, por lo tanto, esta
breve introducción para aclarar que lo que sigue es fruto, fundamentalmente, del
estudio y clarividencia de este Rosacruz al que estimamos en toda su extensión
y vaya nuestro más sincero agradecimiento al respecto, pues sin su arduo
Trabajo, no habría llegado hasta nosotros, con tal simplicidad, estas verdades
eternas tan necesarias para nuestro despertar y progreso espiritual como
estudiantes rosacruces.
El Mundo de la Mente o del
Pensamiento
La Mente, como dijimos, es
nuestra herencia del Demiurgo y es la que posibilita que el Triple Espíritu,
Divino de Vida y del Pensamiento, actúe de forma directa sobre nuestros cuerpos
más elementales, físico, vital y emocional y; por su influencia divina, pueda
formarse la triple alma del Ser Humano. Alma ésta que no solo lo diferencia del
resto de los animales sino que lo identifican como un Ser de origen superior
que algo perdió por el camino de la involución, caída lo denominamos con
anterioridad en los planos de la bipolaridad materia-antimateria, y que está obligado
a reconstituir, por sí mismo, con el fin de volver a elevarse a sí mismo, como
especie supra animal; pero también para devolver al Ser Supremo, no al Demiurgo
que ya no volverá a ser sino al Ser Humano Original, el Adam Kadmón y sobre el
que el Logos Solar vació su Espíritu, su existencia primigenia además de las
experiencias obtenidas en el largo proceso senoidal, cíclico, de inmersión en
los planos de existencia material y posterior elevación hacia la divinidad
perdida, o al menos olvidada por nuestra memoria más accesible.
Con palabras del propio Concepto
Rosacruz del Cosmos decimos que: El Hombre es un Triple Espíritu, vital, divino
y pensante que posee una mente mediante la que gobierna a su triple cuerpo,
emanado de sí mismo, de ese triple espíritu, con el fin de adquirir
experiencias; pero lo más importante es que ese triple cuerpo, físico, vital y
astral, mediante sucesivas transformaciones, denominada en conjunto como
transfiguración, se convertirá en el Triple Alma, Consciente, Intelectual y
Emocional, o Traje dorado de bodas, Santo Grial, que le permita elevarse a los
planos celestes de los cuales procede y pasando de lo degradado a lo elevado,
de la imperfección a la perfección y de la impotencia a la omnipotencia, de la humanidad
a la Divinidad.
Dada la elevada vibración del
Mundo Celeste o Espiritual, sería imposible la comunicación directa con los
cuerpos materiales que ya definimos, dado que su encontronazo supondría su
inmediata desintegración, dada su importante diferencia vibratoria, siendo por
ello, a modo de metáfora, que existe un nexo de unión, a modo de una lente que
enfocara el Mundo Espiritual en el Mundo de la Materia. Ese punto focal es la
Mente, donde se produce el Pensamiento y por lo tanto, la Mente es la verdadera
responsable de que los seres humanos vivamos una vida animal o divina;
dependiendo de sus alianzas. Si su alianza se produce exclusivamente con el
Cuerpo Astral o de Deseos más bajo, la Vida del Ser Humano es miserable y
dedicada exclusivamente al goce de los sentidos y a la simple procreación; si
por el contrario, la Mente se alía con los planos más elevados, espirituales,
el Hombre eleva su vibración con el fin de conseguir sus verdaderas
aspiraciones espirituales y que le vienen impuestas desde su origen en su
código genético o Memoria de la Naturaleza, convirtiéndolo, a la larga, en una
Entidad Supra-humana.
En una siguiente lección
explicaremos en profundidad la correspondencia existente entre los planos espirituales
y lo material, teniendo como intermediario al Cuerpo Mental. En esta nos
centraremos en éste; pero debíamos indicar lo importante que es este aspecto
del Ser Humano y el que verdaderamente lo diferencia del resto de la
Naturaleza, al menos en la parte más accesible para el sueño en que nos
encontramos la humanidad, dado que salvo excepciones mediante el entrenamiento
apropiado y una predisposición genética impuesta, estamos ciegos a la Luz de la
Verdad celestial.
El Plano de la Mente o Mundo del
Pensamiento está subdividido en dos partes esenciales. Por un lado la Mente,
propiamente dicha que engloba las cuatro regiones inferiores conocidas como del
Pensamiento concreto y donde encontraríamos el eslabón o punto focal,
mencionado, entre los planos superiores y los inferiores. Adelantaremos que
hasta la tercera Región, ya lo iremos viendo en los próximos párrafos, conforma
parte de lo que denominamos como ego inferior o Alma mortal.
La primera Región es la conocida
como de los arquetipos de la Forma y es la que transmite la posibilidad de existencia
desde el Espíritu Divino para que la Materia o cuerpo denso, de todo lo
existente, pueda tener existencia física.
La segunda Región de los
arquetipos de la Vitalidad transmite la posibilidad de existencia desde el
Espíritu de Vida para que el Cuerpo vital pueda proporcionar movimiento y vida
a los Cuerpos materiales, mediante lo que se conoce como el Cuerpo Vital.
La tercera Región de los
arquetipos de los deseos y emociones transmite la posibilidad de existencia
desde el Plano del Espíritu Humano de los deseos y emociones necesarios para
que la vida de esos Cuerpos puedan tener intenciones instintivas que los muevan
hacia los objetivos de la supervivencia mediante la propia protección y la
procreación de las especies. Esta Región es la responsable de la existencia del
Cuerpo de Deseos o Astral y por lo tanto, como dijimos, de una parte importante
del ego o Alma inferior.
La Cuarta Región de las fuerzas
arquetípicas de la Mente humana, impronta del Demiurgo en el momento de la
Creación del Ser Humano, es el foco mediante el cual se refleja el Espíritu de
la Materia, porque recordemos que todo, materia o energía en todas sus
gradaciones no son otra cosa que parte del Amor o Mente Cósmica Universal del
Pleroma; por lo tanto, nosotros no diferenciaremos, más que para poder
entendernos, entre la Materia y Espíritu; pero esta Cuarta Región, además, es
la que posibilita la existencia de las otras tres inferiores y, por lo tanto, mediante
las cuales el Espíritu se refleja en los planos inferiores formando la Forma,
dando la vida y proporcionando los deseos y aspiraciones; pero hay más, dado
que siendo ésta Región un vivo retrato de una porción importante, aunque
disgregada, del Demiurgo y sin el cual nada de lo cual existiría tal y como es,
forma parte “sinequanum” del Yo Superior o Alma inmortal junto con los planos
más elevados, incluyendo en ellos hasta el Plano o Mundo del Espíritu de Vida,
lo cual veremos en la siguiente lección.
Las otras tres regiones del Mundo
del Pensamiento forman una unidad conocida como del Espíritu Humano y es la
sede del Pensamiento abstracto del Ser Humano, conformando parte de la Sede del
Ego, Alma Superior, junto con el Mundo del Espíritu de Vida que veremos en la
siguiente lección, como dijimos, o parte imperecedera y eterna del Ser Humano. Nos
encontramos hablando del Mundo de las Ideas del que nos hablara Platón.
La quinta Región contiene la idea
germinal de los deseos y emociones tanto de animales como humanos y es la cuna del
tercer aspecto espiritual del Hombre o Alma emocional, que existen como deseos
y emociones primordiales en el Mundo de Sophía.
La sexta Región contiene la idea
germinal de la vida, sea esta tanto vegetal como animal o humana. Reflejo de la
verdadera e imperecedera vida existente en el Eón Sophía.
La séptima y última Región de
este Plano del Pensamiento es la sede de la idea germinal de todas las formas,
sean minerales, vegetales, animales o humanas que existen como seres
primordiales en el mundo de Sophía, la verdadera Naturaleza superior y madre
del Demiurgo.
Los otros dos aspectos del
Espíritu Humano, el Alma intelectual como segundo y el Alma Consciente como
primero, veremos con mayor profundidad en la siguiente lección, como se
corresponden con el Espíritu de Vida y Divino, respectivamente.
Platón decía que no había nada
nuevo bajo el Sol; que el Ser Humano no crea cosas nuevas sino que tan solo las
recuerda; dado que todo existe ya en el Mundo de las Ideas.
Cuando el Demiurgo, Logos Solar,
crea el Mundo de Gaia y todas las cosas en ella existentes lo único que hace es
fijarse en lo que existe, como eterno e inmortal, en el Mundo de su Madre el
Eón Sophía. De hecho, la Tierra es una recreación reflejo del propio Eón Sophía,
la verdadera y sabia Naturaleza; pero dado que solo se trata de un reflejo contaminado con
partículas bipolares, por lo que ya vimos en lecciones anteriores, que contiene
tanto materia primordial eterna y antimateria primordial eterna, la confluencia
en un mismo plano de existencia hace que todo lo que, en principio debiera ser
incorrupto e inmortal se haya convertido en corrupto y mortal.
Todo el proceso, como iremos
viendo, de evolución y transformación en nuestro Plano de existencia no es otra
cosa que un proceso alquímico, a nivel cósmico, de transformación de la vil
materia que conocemos con su impronta mortal en otra materia libre de las
impurezas mencionadas y que pueda estar capacitada para traspasar el velo y
regresar, como entidades vivas redimidas, inmaculadas y eternas al Mundo
Celeste de donde realmente procede.
De algún modo, vemos como nos
encontramos en un Plano de reintegración y al que podríamos denominar como
sanatorio de recomposición de aquello que se encuentra roto y que hay que
recomponer. Es por ello que nuestro Mundo está aislado respecto del resto del
Multiverso porque de extendernos por él, sin antes haber sido christificados,
extenderíamos el virus de la mortalidad y la degradación de la materia.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.