Paz Tolerancia y Verdad
Ya hemos decidido en que escuela
rosicruciana estudiar y conocemos lo más básico de la Historia que esconde el
término Rosacruz. Con el tiempo y cuando el Discípulo se encuentre preparado
aparecerá el Maestro. El Maestro que nos proporcione enseñanza especial y
personalizada.
La mayoría de las escuelas
rosacruces poseen una serie de cursos por correspondencia, ahora muchas online,
en las que imparten la enseñanza básica proporcionada por sus fundadores.
Algunos estudiantes considerarán que aprenderse de memoria dichas enseñanzas
será parte importante de su progreso espiritual; pero se encuentran muy
equivocados. Esas enseñanzas en realidad sirven para que los nuevos alumnos
vayan familiarizándose con la terminología particular de la Escuela en
cuestión; dado que, cada Organización Rosacruz posee sus diferencias y matices
particulares.
En realidad, podría decirse que
un Estudiante se puede tirar en la Escuela toda una vida y aun así no haber
alcanzado la Iniciación efectiva dado que no ha pasado del Atrio; es decir de
la simple comprensión de la Letra Muerta y, quien dice la letra dice el
significado oficialmente aceptado, por la mayoría, de los símbolos, ritos,
invocaciones, mantras y demás jerga utilizada.
Hemos visto a un cinturón marrón
de kárate vencer a un cinturón negro décimo Dan y esto es así porque ni el tiempo
ni el estudio prolongado ni los exámenes y cinturones hacen al Maestro. Pueden,
eso sí, ayudar a despertar al Maestro; pero si el Maestro no va con uno, por
mucho que nos esforcemos yendo en una dirección equivocada, el Maestro jamás
aparecerá.
En los ámbitos iniciáticos sucede
otro tanto de lo mismo. Muchos comienzan con buen pie y sus miras son el
alcanzar la Iniciación efectiva; el estar preparados para que el Maestro nos
encuentre; pero con el tiempo viene la rutina y con ésta nos podemos convertir
en simples coleccionistas de grados y diplomas. Grados y diplomas que no nos
ayudan en la búsqueda interior sino que nos envuelven de orgullo y soberbia y
comenzamos a mirar a los nuevos estudiantes por encima del hombro. Llegados a
ese punto el Maestro ya no tiene importancia porque, de un modo falso, nosotros
mismos nos consideramos maestros.
Algunos, de forma inocente, se
dejan llevar por supuestos maestros que lo que en realidad poseen es un gran
carisma o poder de atracción hacia los buscadores sinceros; pero incautos. En
realidad, esos pseudo-maestros jamás buscaron verdaderos discípulos sino
esclavos que trabajen para ellos y que los adoren como si de dioses se
trataran. Eso les hace sentirse poderosos y es el combustible que alimenta su
orgullo y también su material carisma.
El culto a la personalidad es
algo que cualquier sincero buscador debe de evitar y, si lamentablemente lo
encuentra, apartarse de dicho camino pues no lleva más que a vías sin salida.
Caminos que ya hollaron otros antes que él y que se encuentran incompletos, sin
acabar; pero los que están con él, los acólitos de la Escuela, tampoco dejarán que prosiga el camino a partir de donde
el supuesto maestro, ya finado, lo dejara inacabado. Esto es así porque el
Trabajo del Fundador se habrá convertido en Doctrina y Dogma inmutables y todo
aquello que no concuerde con lo registrado en sus enlatados escritos será tachado de
herejía desechable y perseguido como anatema.
En realidad, querido Amigo, las
escuelas rosacruces deberían ser tenidas en consideración como si de escuelas
de párvulos se trataran. Unas escuelas donde se nos ofrecen los conocimientos
más básicos porque las enseñanzas importantes son secretas y no pueden darse a
cualquiera; pero no me mal interpretéis porque esas enseñanzas importantes de
las que hablamos no están impresas en ningún lado exterior sino en lo más profundo
de nuestro interior y solo pueden sernos ofrecidas por el verdadero Maestro; es
decir, solo cuando estemos preparados para salir fuera del parvulario es que el
Maestro se hará manifiesto y habrá encontrado a su discípulo, nosotros mismos.
En los manifiestos rosacruces se
nos habla del libro más importante de todos y donde se encuentra escrito el
conocimiento universal. Este libro es conocido como el Libro de la Naturaleza y
al contrario de lo que pudiera parecer no es solo, aunque también, el conocimiento
metódico y científico de todo lo que nos rodea sino el verdadero conocimiento
divino que viene grabado en nuestros genes, en el centro de todas y cada una de
las células de nuestro Cuerpo y que, como parte importante de la Vida, representamos
mediante nuestro propio Corazón.
Cuando se nos dice que la verdad se
encuentra en el centro del círculo se está transmitiendo el conocimiento
secreto de que el verdadero conocimiento se encuentra en el núcleo de la
célula, donde se encuentra su contenido genético, la información con la que
hemos sido construidos y que nos induce a conseguir unas determinadas
experiencias de la Vida, las que realmente necesitamos y hemos venido a buscar,
y no otras.
Uno puede llegar a ser el mejor
instructor posible dentro de una Escuela Rosacruz. El que mejor se conoce las
enseñanzas de los maestros fundadores y quien mejor sabe transmitirlas al pie
de la letra; pero ni eso nos convierte en verdaderos iniciados.
Algunos vemos como se conforman con ello y está bien porque quizá sea su real cometido en su vida actual. Están sirviendo como correa de transmisión del conocimiento heredado de sus avatares o maestros del pasado; pero solo el que es capaz de descifrar su propio Libro de la Naturaleza, leer su propio Código Genético, es capaz de ponerse en contacto con el único y verdadero Maestro.
Algunos vemos como se conforman con ello y está bien porque quizá sea su real cometido en su vida actual. Están sirviendo como correa de transmisión del conocimiento heredado de sus avatares o maestros del pasado; pero solo el que es capaz de descifrar su propio Libro de la Naturaleza, leer su propio Código Genético, es capaz de ponerse en contacto con el único y verdadero Maestro.
Algunos, de forma tremendamente
equivocada, creen que pueden conectar mediante la meditación con los supuestos
maestros ascendidos o con los múltiples espíritus de la Naturaleza, llegando a
considerarlos, a dichos fantasmas egregóricos, como los verdaderos maestros.
Ellos dicen traer hasta éste Mundo las enseñanzas de los adeptos ascendidos mediante
la mediumnidad, ahora denominada canalización; pero lo único que nos traen es
lo que ya poseen en el interior de sus micro cosmos, lo propio, nadie les ha
proporcionado nada más que lo que ya tienen en su interior. De algún modo es su propio Maestro quienes les habla; pero los canalizadores no los reconocen como tal.
Cada Individuo es un micro cosmos
dado que somos reflejos semejantes del macro cosmos, el Universo. Todo lo que
hay en el Universo se encuentra perfectamente reflejado en nuestro interior, en
nuestro microcosmos y el Maestro, nuestro Maestro, el que nos busca y a quienes
esperamos tan impacientemente solo puede encontrarse dentro de nuestro Universo
particular. Él es el único que nos mostrará la forma de interpretar o traducir el
conocimiento que trajimos con nosotros, en nuestro código genético, en el mismo
momento de nuestra concepción. Mientras más tiempo perdamos buscando fuera lo
que llevamos dentro más tarde podrá dar el Maestro con su Discípulo, con nosotros.
Otra cosa importante que todo
alumno o estudiante rosacruz debe de tener presente es que la búsqueda de la
verdad no debe buscarse con exclusividad en los escritos de los maestros fundadores
de su elegida escuela sino que como verdaderos herederos de Christian
Rosentkreutz, hombre del Renacimiento, nosotros debemos convertirnos en
estudiosos multidisciplinares porque la verdad está fragmentada y nadie la
posee en su totalidad. Desde aquí instamos a nuestros lectores a que lean y
estudien todo lo que puedan no solo aquello que le pueda proporcionar su propia
escuela, sino lo de las otras y que fueron fundadas por otros maestros porque
es del único modo en que algún día pueda cerrarse el círculo de su búsqueda,
llegar al centro de su círculo celular y mostrarse pacientemente preparado ante
el Maestro que allí, sin duda, lo encontrará.
Dentro de su prolongado estudio,
en los libros y documentos generalistas o particulares, podrá encontrar algún
día la llave que abra, simbólicamente hablando, la puerta de su biblioteca
interior y la rosa roja del corazón, encarcelada tras barrotes de carne, vea la majestuosa luz del "Pleroma". Esa
Rosa, nuestra Alma bendita, es el Maestro que tanto ansiamos y esperamos. Ese
capullo cerrado y somnoliento pero que, sin embargo, nos mantiene vivos deberá
despertar algún día y tomar las riendas de nuestra Vida. Ese Ser que vive en
nuestro Interior es el único y verdadero Maestro de cada cual y una vez que
tome consciencia podremos sentir nuestra vida plena de significado porque sabremos
la verdad y conoceremos como somos conocidos.
Esa Rosa roja de pasión teñirá
con su color los siete aspectos de nuestro micro cosmos y se mostrará en forma visible como siete rosas rojas surgiendo de la oscuridad de la materia
de nuestra cruz, muy a pesar de que nuestro verdadero Ser espiritual, mostrado mediante el
pentagrama del Hombre de Vitrubio, es blanco e inmaculado y se cierne en el mar
celeste del macrocosmos.
Sobre el múltiple simbolismo de la
Rosacruz trataremos en la siguiente lección; pero de momento era necesario conocer
esto para que el estudiante neófito no se deje llevar por las falsas luciérnagas
de los supuestos maestros exteriores. Está bien que aprendamos todos de todos;
pero no está bien que nadie se cuelgue de nosotros o nosotros de ellos, porque
el llevar tan pesado lastre hará imposible que nuestro Espíritu inmortal pueda
retomar el vuelo y elevarse hacia los planos espirituales de su morada celestial.
El Maestro aparece cuando el
Discípulo se encuentra preparado. Espero que haya quedado aclarado para
nuestros lectores, como incipientes o veteranos estudiantes rosacruces. Solo la paciencia, el silencio
y la prudencia o discreción, el permanente estudio no sectario sino universalista, o
renacentista si se quiere, el estar atentos a todo lo que nos rodea y
considerando nuestro entorno como lecciones proporcionadas por un Maestro al que
aún no llegamos a vislumbrar porque como dijera el aforismo del frontispicio del Templo de Delfos: "Hombre conócete a ti
mismo".
Porque solo conociéndonos a
nosotros mismos podremos conocer a nuestro único y verdadero Maestro. El
Discípulo podrá convivir con su Maestro y el Maestro nos habrá encontrado. Paso
previo; pero necesario para ser verdaderamente iniciados y convertirnos en un verdadero
Adepto de la Gnosis ancestral, un verdadero Hermano de la Rosacruz.
En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor;
que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo
material.