lunes, 10 de noviembre de 2014

Lección 6, Grado Segundo, Orden Primera (La Mente Cósmica)


Paz Tolerancia y Verdad

Olvidémonos del concepto espacio. Pensemos en un Sistema multidimensional infinito y sin fronteras al que vamos eliminando materia hasta dejarlo supuestamente sin nada, vacío. Tendríamos, aún, la Mente Universal; una especie de océano de cuerdas desactivadas, un campo de Higgs que los contemporáneos de Tesla conocían como Éter y los antiguos griegos como el Nous; algo que a los científicos de nuestra época les parece como un caos donde bulle un ingente caldo de partículas cuánticas, subatómicas.

Ese Nous es el Espíritu de todo que se encuentra en todo y es origen de todo. ¿Tuvo un principio el Nous? En lecciones anteriores dijimos que tanto el espacio como el tiempo solo son conceptos y que nuestra percepción de ello es pura ilusión basada en un condicionamiento cultural determinado y muy sofisticado que nos hace pensar que somos simples criaturas creadas por una determinada divinidad con el fin de satisfacer su divina curiosidad. Todo esto, como iremos viendo es un engaño provocado para que sigamos durmiendo y proporcionando energía cósmica a unas entidades fantasmales, egregóricas, de las que hablaremos en una próxima lección.

Esta mente Universal, fuente primigenia de la que todas las religiones toman la figura de su Dios infinito, eterno y todo poderoso es algo estable, inmutable y libre de fuerzas contrapuestas. Si se pudiera observar desde el exterior cosa por otro lado imposible, veríamos que no existe el mínimo parpadeo u oleaje de su materia primordial; vendría a ser, algo así como el agua transparente de una piscina que no es azotada por el viento; pero esa observación sería tremendamente engañosa pues estamos hablando del Pleroma de los Gnósticos, del Multiverso de nuestros actuales físicos.

El Océano de Nous está en continua actividad espiritual desde siempre y hasta siempre; dado que jamás tuvo un principio y jamás tendrá un final y en su seno conviven una infinitud de seres individuales, también eternos y no nacidos, conocidos por los gnósticos como eones y por nuestros científicos como universos. Esa espiritualidad de la que hablamos es una continua fuente de información de la Mente del Pleroma que se extiende por su infinito Ser y por lo tanto permeabilizando a todos y cada uno de los infinitos eones que la componen.

Nosotros somos respecto de los eones, ya hablaremos en la siguiente lección de forma más completa sobre el Tema, lo que nuestras células son respecto de nuestro Cuerpo físico completo; pero sin embargo, los eones no serían ni siquiera eso respecto al Pleroma; dado que si pudiésemos observar el conjunto de la multidimensional mente universal, no habría forma de observar, mediante algún instrumento imaginable, cualquiera de esas células conocidas como eones o universos individuales dado el contraste de tamaño infinito que existe entre ambas. Bien, nuestro Universo no sería otra cosa que una de esas insignificantes células de la mente Universal. Una célula que, por otro lado, en nuestra compleja pequeñez nos parece un lugar infinitamente grande.

Este sagrado conocimiento de que no hay espacio vacío dado que todo está repleto de la mente divina es lo que hace que los rosacruces puedan mantener ese espíritu ecuménico que tan bien los define; dado que, todas las religiones denominan como Dios a una insignificante parte de la Mente Cósmica; pero aun así, siendo parte sustancial de esa mente multiversal no existe motivo para retirarle el calificativo de divinidad; por otro lado, del mismo modo se puede entender que el propio Ser Humano es Divino y su espíritu es eterno; es decir, que nunca nació y jamás morirá porque nada de la mente universal se pierde aunque sí se transforma y es falso hablar de evolución. 

La Mente Universal no evoluciona con sus criaturas, simplemente es y se encuentra en una transformación permanente aunque ello no fuese perceptible si se pudiese observar como un solo Conjunto, dado que las acciones de los eones provocan reacciones en los eones abyacentes y que enmascaran, entre sí, sus acciones, provocándose una especie de reacción en cadena en el conjunto de los eones manteniendo al Multiverso como un Objeto estable y donde aparentemente no existiesen ni movimiento ni vida.

Los verdaderos rosacruces, no sus sucedáneos, consideran un lamentable error formar imagen alguna de la Mente Universal de donde todo surge, donde todo se nutre y en donde todo se transforma; menos aún antropomórfizar la Mente Divina Universal como una figura humana. Es cierto, no obstante que todo lo que existe está creado a imagen y semejanza de la Mente Universal, Gran Arquitecto de los Universos si se lo quiere denominar así; dado que solo existe una sucesión de macro y microcosmos, desde lo más inmenso e infinitamente grande hasta lo más diminuto e infinitamente pequeño. 

Sí, nuestro Universo nos parece infinito siendo, tan solo, una infinitesimal partícula de la mente universal del mismo modo que a cualquier habitante minúsculo de nuestro cuerpo, el conjunto de su hábitat, nuestro cuerpo, le deberá parecer infinito o al menos sin fronteras y así podríamos subir hacia lo más grande o bajar hacia lo más minúsculo y que nuestros instrumentos de investigación son incapaces de sondear.

Considerar panteísta al concepto de la Mente Universal es tan incorrecto como adjudicarle algún tipo de personalidad sujeta a altibajos emocionales. Solo son conceptos humanos con los que intentamos identificar aquello que nos ha proporcionado el poder manifestarnos de otro modo que no sea nuestra naturaleza espiritual; pero ciertamente las cosas suceden según la programación de esta mente que todo lo contiene, dado que existe un flujo continuado de información por todo el Ser debido a los neutrinos, monopolares, que inundan el Éter, el Nous porque en la Mente Universal no existen los contrarios ni una lucha bipolar entre los opuestos; cosa que, por el contrario sí sucede dentro de las células bipolares, ya veremos, conocidas como eones o universos particulares.

Por lo tanto, es inútil calificar a la mente universal con calificativos humanos. La Mente Universal es completamente amoral y conoce todo desde una atalaya imposible de atisbar. Para ella no existe el nacimiento y la muerte tal y como nosotros los concebimos. No entiende ni de dolor ni de placer salvo como paquetes de información que transcurren por su cuerpo y sí hay aspectos, sin embargo, con los que sí podemos denominarla: La Mente Universal es vida, información e inteligencia así como Amor, Verdad y Luz. Amor, en el sentido de aglutinarlo todo en su propio cuerpo y no prescindir de ninguna de sus partículas; cosa que por otro lado sería imposible pues fuera del Éter o Cuerpo de la Mente Universal no es que no haya nada es que la propia nada es incomprensible desde el punto de vista de la Mente Universal. 

La Nada solo es un concepto ilusorio del condicionamiento mediático de la mente humana. Es Verdad porque es irrebatible, no podríamos estar escribiendo sobre este asunto si el Nous, el Éter o la Mente Universal no existiera y es Luz porque sin ella sería imposible la manifestación de las ideas o las formas. Cuando hablamos de luz no nos referimos solamente a la visible mediante nuestros ojos. Toda energía es una frecuencia electromagnética y cuando hablamos de luz lo hacemos, del mismo modo, de fuerzas electromagnéticas que hacen posible la manifestación del Teatro de la Vida que se produce dentro de las islas universales de los eones.

Nada que solicite adoración de cualquier tipo, súplicas, rezos y oraciones tiene que ver con la Mente Universal, con el único y verdadero Dios o Supremo Arquitecto de los Universos, del que en suma todos formamos parte. La Mente Universal simplemente trabaja como siempre lo hizo sin algún comienzo pasado y como siempre lo hará sin algún final futuro. Está siempre planificando y para ella no existen, como conjunto único, ni el espacio ni el tiempo. Cualquier punto del infinito Multiverso podría considerarse el centro y la periferia de su Cuerpo; el tiempo tampoco existe para la Mente Universal pues cualquier cosa que sucede en cualquier punto es conocida instantáneamente en cualquier otro punto de su Cuerpo.

Como veremos en las siguientes lecciones, existen muchos suplantadores del verdadero Dios y que solo son meros constructores que construyen manipulando la materia primordial de la Mente Universal. Existen otras, no me gusta denominarlas criaturas, formas de inteligencia artificial que sin ser absolutamente nada sustancial también se hacen pasar por Dios sin serlo y que exigen adoración rezos y obediencia. Esas formas con la que nos dirigimos a los impostores los alimenta, dado que el Ser humano como cualquier otra forma de inteligencia en el Universo somos como baterías cósmicas que alimenta a nuestras criaturas; pero todo esto, tan alucinante como cierto, lo iremos viendo en entregas sucesivas.

A la Mente Universal no se puede acudir en forma de ayuda como sí lo podríamos hacer a alguno de nuestros semejantes o incluso a cualquier criatura viva pero domesticada. Para poder usar a nuestro favor los benéficos frutos de la Mente Universal debemos conocer su funcionamiento y ponernos a favor de su corriente de acción. Si por desconocimiento hacemos lo contrario seremos segados del mundo y nuestra mente tendrá que buscar un nuevo cuerpo de manifestación; pero si consideramos que todo es infinito y no existe el tiempo como una verdadera realidad tampoco tiene mayor importancia los cuerpos que podamos perder; pero eso sí tiene un límite en nuestro Universo, por un error que sucedió y al que todas las religiones han denominado como la Caída; pero para ver eso aún queda un poco.

No debemos confundir la Mente Universal con las fuerzas de la Naturaleza. La Mente Universal no es bipolar sino unipolar y sus paquetes de información, los neutrinos, no poseen bipolaridad alguna. Las fuerzas de la naturaleza se dan en las islas eones que son los universos particulares y son producto de la interacción, ya se verá, de las fuerzas bipolares centrípetas o de Amor y centrífugas o de Odio. Acción y reacción son aspectos desconocidos en la Mente Universal vista como un único Conjunto a pesar de que sí se reproducen en el interior de los subconjuntos, universales, que la componen.

Para terminar debemos entender que la Mente Universal no debemos tenerla como algo ajena a nosotros, a nuestra vida y a nuestro entorno; dado que todo y cada cosa que existe formamos parte consustancial con ella. Cuando miramos a nuestra pequeña mascota contemplamos una parte de Dios, de la Mente Universal, cuando hacemos daño a algún semejante nuestro, actuamos como tontos, pues hacemos daño a una parte de la mente universal y de forma directa, no indirecta, también lo estamos haciendo a nosotros mismos. Ese proceder estúpido solo es producto de un condicionamiento provocado por agentes que pretenden que gente tan poderosa como somos la humanidad, sigamos sumidos en un profundo sueño con ensueños inducidos y que nos hacen creer lo que no somos y nos hacen olvidar lo que realmente somos: Parte de la Mente Universal, dioses con toda la acepción de lo que significa esa palabra, con el fin de poder manejarnos a su antojo y en su propio beneficio.

En L:.V:.X:. Luz, Verdad y Amor; que las Rosas del Alma florezcan majestuosas sobre la Cruz de vuestro Cuerpo material.

Aralba